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En el pueblo de Encantó vive la famosa familia Madrigal, los cuales cada uno de sus integrantes han recibido dones únicos y viven en una hermosa casa llena de milagros; gracias a la vela que le da poder a todo.
Esto a llega...
Seguiste al señor Mariano de regreso , el se había ofrecido para dejarte hasta tu casa, algo que te pareció por lo menos algo caballeroso después de todo lo que dijo durante el trayecto de por la leña y justo ahora.
— Y también soy demasiado tonto, Dolores es demasiado para mí.
— Es la tercera vez que me lo cuenta... —dijiste de manera respetuosa mientras cargabas la leña, no querías verte tan inútil. Aunque si te estaba costando.
— ¿Ves? Hasta soy muy tonto para acordarme de eso. —rio nuevamente de manera burlesca hacía su mismo chiste.
Tu ya lo mirabas como si fuera un loco, siempre comentando eso de si mismo y hasta a veces lo oías hablar en tercera persona. Tu rostro se veía confundida, y por tus adentros gritabas que alguien te sacará de esa situación. Y nuevamente, por segunda vez en este lugar, tus plegarias fueron escuchadas por el de mas arriba; dándote la salvación en forma de Mirabel.
— ¡Hey _____! ¿quieres venir a jugar tejo?
¿¡Ahora que chucha es tejo!? . Pensaste con total calma.
Asentiste múltiples veces. — Pero primero tengo que dejar la leña e ir a desayunar, el señor Guzmán–
— Es Camilo. —te dijo Mirabel con mucha seguridad.
Tu te quedaste con cara de "Khe b*rga", volteaste la mirada hacia el ""señor Guzmán"", fijándote que no te volteaba a ver, evitando tu mirada, notaste pequeñas gotas de sudor bajando por su rostro.
Como sea que pudiste preparaste tu jutsu de dos dedos con una mano, apuntándole justo a la costilla. Dónde finalmente le diste con toda la fuerza que te dejaba tu bracito.
— AAH. —grito Camilo, retorciéndose justo donde le picaste; haciendo que se transformaba en el padre de Mirabel.
Seguiste picandole justo en las costillas, viendo como se transformaba de persona a otra personas; sus familiares, algunos vecinos del pueblo, e incluso en ti que te dio nuevamente un escalofrío.
Era como cambiar de canal, pero en este caso era a una persona, algo que te daba gracia; pues seguiste dándole en las cosquillas ya sin querer revelarlo.
— ¡Nooo! ¡_____, paraaaa! —gritaba Camilo entre risas. Mientras que tu comenzaste a reír también.
— ¡Te lo mereces por tonto! —contra-atacaste con una sonrisa.
Ustedes siguieron con su juego; en un momento Camilo tomo tu muñeca y te iba a hacer lo mismo, esquivaste dando pequeños saltos hacia atrás; intentando no soltar la leña, pero el te mantenía cerca de él con su agarre.
Mirabel los observo con una mirada muy obvia, con una pequeña sonrisa de lado y brazos cruzados. Después de unos segundos de interpuso entre ambos.
— Ok, ok, detenganse ahí tortolitos. — les dijo burlona, tu te sonrojarse y observaste como Camilo cambio a otras formas muy nervioso hasta terminar con una cara algo deforme.
— N-No es eso Mirabel. —intentaste excusarte, pero Mirabel no cambio su rostro. Miraste a Camilo, este evitó tu mirada, te sentiste mal de que quizá ahora este incómodo.
— Ve a desayunar _____, Camilo y yo te esperaremos en Casita. ¡Bye! —tomo a Camilo del hombro y se lo llevó a rastras.
Había sido una explosión de emociones esos pocos minutos. Camilo se acercó a ti, y aunque en forma de alguien mas te ayudo con la leña. Aún así, sabías que tendrías que aprender las estrategias del camaleón para no volver a caer.
Decidiste seguir tu camino y pensar la vez para no perder más tu tiempo. Sabías más que nadie que el romance se podía dar en cualquier lado, un ejemplo era tu hermana Verónica que siempre tenía un romance nuevo.
Pero, te quedarías solo aquí en vacaciones, no te imaginabas en una relación a distancia y menos con el tan poco tiempo que tendrías con los estudios y de más cosas.
Además, habías visto a Camilo solo unas 3 veces.
— Espera ¿Por qué Camilo? —te sonrojaste aún más, intentaste relajarte para que tú madre no lo notaran cuando llegarás.
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— ¡Son novios! ¡Se besan la boca, se cambian el chicle~! —cantaba Mirabel al rededor de su primo, el cual se mantenía callado.
— B-Bueno, ¿Suficiente no? —lo miro con enojo, Mirabel la miro infantilmente.
— Uuuuy, pero no lo niegas, enamoradooo~.
Siguió con sus cantos infantiles, cansando la paciencia de Camilo hasta llegar a casita; donde el rumor ya se había esparcido y no fue esto gracias a Dolores, si no por que Mirabel lo canto demasiado fuerte que seguro ya medio pueblo ya lo sabía.
Y la que le sacaría provecho a esto sería Isabella, quién ya estaba planeado su venganza.
— Oye primito, —llego Isabella.— ¿Y cuando llega tu amor?
Camilo lo miro desconsertado, haciendo un ademán con sus manos completamente sentido fuera de lugar, él era normalmente el de las bromas y no se sentía normal que el molestado fuese él.
— Abuela —la llamo Isabella, la abuela volteo a verlos. — ¿Puedes arreglar un matrimonio con _____ García para Camilo?
Isabella giño para que entendiera la abuela, Mirabel estaba haciendo lo posible por sostener su risa.
— Pues no estaría mal. —comento la abuela, Camilo tosió nervioso deformando nuevamente su cara.
Isabella y Maribel no aguantaron y se echaron a carcajadas, la abuela solo sonrió un poco; ella alfin se ubica de vez en cuando en sus juegos. Camilo ya completamente avergonzado se retiró hacia la cocina, ellas solo seguían hasta soltar lágrimas.
— ¡Me duele el estómago! —exclamo Mirabel mientras seguía.
— Ya se por que Camilo nos molesta tanto. —dijo Isabella entre risas.
— Muy bien chicas. —se les acercó la abuela.— ¿Que paso con Camilo y _____?
Ambas se miraron una a la otra parando de reír, Isabella solo señaló con su boca a Mirabel, indicando que era quien sabía que estaba pasando.
