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El corazón de Kihyun latía con rapidez en su caja torácica debido al miedo que sentía desde que cruzó la puerta de aquella habitación que compartía con quien era su pareja desde un par de años atrás. Miedo no era el único sentimiento que tenía, la emoción, la preocupación y la desesperación también estaban presentes aunque no lo quisiera.

Tuvo que sentarse en la cama y respirar profundamente por varios minutos antes de poder recuperar un poco de su calma, sólo entonces fue que se sintió lo suficientemente valiente para salir de ahí y pensar en comunicar lo que realmente había sucedido, primero decidió enviar un mensaje a sus hermanos y después se dirigió a la oficina de la casa donde se suponía que estaría su pareja, pero al llegar se dio cuenta que no estaba ahí.

Un poco ansioso por la espera decidió pasearse por el lugar e inesperadamente se encontró con un objeto conocido encima del escritorio de su prometido, que no era nada más y nada menos que la carpeta de sus preparativos de boda. Al verla y recordar la alegría que sintieron al completarla, no pudo evitar tomarla y dar una hojeada a las páginas sonriendo y recordando la emoción que sintió cuando recibió la bonita propuesta en una cena a la luz de las velas a las pocas semanas de haberle hecho saber a su pareja que estaba esperando un bebé.

En su momento se sintió muy feliz y pensó que la vida no podía tratarlo mejor porque el hombre que amaba no sólo se había puesto demasiado feliz por la noticia del bebé sino que también preparó todo con prisas y le pidió matrimonio, pero su cuento de hadas de repente se tornó triste.

La boda tuvo que posponerse cuando tuvo el accidente que desencadenaría la horrible noticia de que el bebé que esperaba ansiosamente había fallecido en su interior.

En los tiempos modernos, a los omegas varones más jovenes que rondaban los 16 años y que en un futuro deseaban tener familia se les hacía un procedimiento médico muy novedoso que era una especie de cierre quirúrgico cutáneo en la parte baja del abdomen como una alternativa a las cesáreas y a todos los riesgos que conllevaban, así quienes quisieran tener una familia numerosa podrían hacerlo casi sin complicaciones debido a que su cuerpo tendría que haberse amoldado a la adaptación, haciendo parecer el procedimiento del parto como algo natural. Pero Kihyun no poseía uno porque era un procedimiento muy reciente que llegó cuando él ya había pasado los 20 años y su sistema ya se había desarrollado por completo, lo que lo obligó a esperar a un primer parto por cesárea para poder acceder a esa opción.

O al menos eso era lo que esperaba.

Nunca creyó que la primera vez que estaría en la sala de obstetricia sería porque iban a sacar a su bebé muerto de su cuerpo, de emergencia.

Incluso con el recuerdo sus ojos se llenaron de lágrimas y no pudo evitar tocar la zona de la herida que aún dolía a pesar de que ya habían pasado un par de meses.

Para evitar seguir indagando en la herida del pasado dejó a un lado la carpeta con los preparativos de boda y aunque nunca le había gustado husmear en las cosas de los demás, otra carpeta llamó su atención. Al abrirla, supo que en ella había todo tipo de papeles respecto a su fallido embarazo, desde la fecha en la que supo que estaba esperando un bebé, los papeles de cada cita médica, el examen temprano de la casta y sexo del bebé y por último los papeles del legrado por muerte fetal.

Al principio pensó en devolver la carpeta a su lugar y no pensar más en ello, pero la verdad es que cada vez que veía algo relacionado a su bebé o a cualquier bebé, su corazón se ablandaba con el anhelo fallido de poder abrazar a su hijo y brindarle todo el amor que merecía, por ende acabó abriendo la carpeta por completo y mirando uno a uno todos los papeles que habían dentro. En un inicio todo pareció muy normal, sin embargo después de prestar más atención a ciertas cosas sintió que algo andaba mal con ello. Dentro de la misma carpeta habían fotos del lugar del accidente que no parecían ser de después de que él estuviera ahí, además un par de registros médicos suyos y un par de papeles más de los cuáles no tuvo conocimiento incluso después de salir del hospital. Así que de alguna manera su intuición comenzó a gritarle un montón de situaciones que volvieron a acelerarle el corazón.

No quería pensar demasiado y juzgar mal a su pareja cuando él había sido quien había velado por su salud día y noche en el hospital después del accidente y también había llorado junto a él cuando les dieron la noticia del bebé. Sobretodo porque se conocía a sí mismo y sabía que desde que el accidente ocurrió estaba paranoico con todo y todos a su alrededor tratando de encontrar a un culpable en medio de su luto.

Quizá pedir una explicación era sólo una pérdida de tiempo.

Buscó su celular en sus bolsillos para llamar a alguien de su familia en busca de salir y conversar aprovechando que el hombre no estaba en casa, pero se dio cuenta que no lo tenía consigo y que probablemente lo había dejado en la habitación, por lo que sus manos sudaron frío.

Se había olvidado que nadie tenía permitido permanecer en la oficina mientras el alfa no estaba ya que se mantenían muchos papeles y datos importantes de la empresa de su abuelo para la que laboraba, así que incluso su presencia no era bien recibida si él no estaba presente.

Maldiciendo su descuido dejó las carpetas sobre el escritorio y se dirigió a la salida con prisas pero tratando de ser lo más cauteloso posible. Lo que no se esperó fue que tras intentar abrir el cerrojo silenciosamente, la puerta se abriera de golpe obligándolo a retroceder y unos fríos ojos lo escudriñaran de pies a cabeza.

—Kihyun. —le llamó en un susurro, dibujando una suave sonrisa. —Te busqué en la habitación y no estabas así que ordené que te buscaran por toda la casa, pero definitivamente no esperé encontrarte aquí.

El más bajo sonrió nerviosamente y escondió algo en su bolsillo antes de tomar las manos del alfa entre las suyas.

—También estaba buscándote, pensé que estarías aquí y podríamos salir a cenar, sé que estás ocupado pero me gustaría poder hacerlo al menos sólo por esta noche. —sugirió en tono dulce, intentando convencerlo.

El alfa lo miró detenidamente y luego una mano acarició su cabello.

—¿De verdad? —preguntó sorprendiendo al menor. —Tu celular estaba timbrando sobre la cama cuando entré, y tu hermano dijo que le habías enviado un mensaje hace un rato diciéndole que tenías algo urgente por comunicarle, pero que él no había podido responder hasta ahora. —comentó sin tapujos. —A tus hermanos no les caigo bien, y yo los tolero únicamente porque son tu familia, ¿Acaso pensabas tener una salida familiar en la que nos reunieras a todos para hacer las pases o simplemente estás ocultándome algo y desviando mi atención para que no te lo pregunte?

Kihyun se quedó sin palabras.

La situación realmente había cambiado
y no se miraba nada bien.

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