3.

210 54 3
                                    

En un pueblo de la zona rural en algún punto entre Busan Y Seúl, vivía un alfa llamado Hyunwoo, cariñosamente apodado como Shownu por sus allegados.

Su apariencia era sin duda la de un alfa. Era alto, fuerte, obstinado, no enfermaba nunca y contaba con la belleza masculina natural del grupo de las castas que incluso en tiempos modernos seguía siendo superior. Lo único que Shownu no había heredado de sus genes alfa eran los deseos de ser un líder y sobresalir entre la multitud. De hecho, era todo lo contrario.

Con una sonrisa tierna y una personalidad dulce, eran fan de los postres de una abuelita del pueblo. Todos los días se levantaba a las cinco de la mañana, preparaba un desayuno para sí mismo y se iba a trabajar en el campo, cultivando todo tipo de verduras y hortalizas. Luego volvía al pueblo a vender lo recolectado en su bicicleta y finalmente pasaba a comer un almuerzo casero en el único restaurante del pueblo.

El resto de la tarde se ocupaba en tejer y coser algunas prendas de encargo y después se preparaba un café para degustar con sus postres favoritos. Leía algún libro, o visitaba a su amigo quien era el doctor del pueblo y finalmente se iba a dormir después de ver alguna película o de contemplar las estrellas.

Él no consideraba que su vida fuera particularmente mala, pues disfrutaba a su manera de las cosas que hacía, pero debía admitir que a veces le daba la razón a la gente cuando le decían que su vida se miraba demasiado solitaria.

Al principio no quiso molestarse en prestarle atención sobretodo después de que su abuela insistiera en que se mudara a Seúl para que culminará sus estudios universitarios y trabajará en su empresa mientras se buscaba a un buen omega, porque sinceramente no se veía a sí mismo llevando una vida agitada y llena de estrés. Pero con el tiempo se fue dando cuenta que a pesar de todas las cosas buenas que él veía en llevar una vida tranquila en el campo, no todos tenían su mismo punto de vista.

La gente que vivía en la ciudad no estaba dispuesta a cambiar su vida aparentemente moderna por una más rural, e incluso los jóvenes del pueblo se iban con la excusa de obtener mejores conocimientos y jamás volvían, algunos incluso se olvidaban de sus propios padres o abuelos y no los visitaban más hasta el día de su funeral, llorando y excusándose de que no volvieron antes porque estaban demasiado ocupados.

Cada vez que pensaba en su futuro, con sinceridad se miraba solo.

A veces pensaba que si hubiera nacido siendo un beta, su vida sería más sencilla. Ya que al ser un alfa todos tenían demasiadas expectativas girando en torno a eĺ y no se sentía capaz de cumplirlas incluso si se lo propusiera. En otras ocasiones quería poder echarle la culpa a su madre omega que abandonó la ciudad, su vida de estrés y a su prometido alfa, para casarse con un beta sin aparentes riquezas más que un gran corazón y una dulce sonrisa. Pero, ¿Cómo podría culpar a alguien por elegir su felicidad ante todo?

Soltó un fuerte suspiro mientras volvía de regreso al pueblo en su bicicleta cuando de repente sintió que su pedaleo se volvió en vano y al revisar supo que efectivamente la cadena de su bici se había vuelto a mover de su lugar.

Un poco molesto se bajó para arreglarla y su humor se puso un poco sombrío, más por sus pensamientos que por su bicicleta, aunque apuntó mentalmente que debía hacerle un cambio de forma urgente.

La reparación temporal no le llevó mucho tiempo sobre todo porque ya tenía práctica con las bicicletas, pero justo cuando estaba por retomar su camino, escuchó un quejido agonizante viniendo de en medio de uno de los cultivos que estaban al lado de la calle.

Shownu se sorprendió de lo que escuchó pero no le prestó demasiada atención ya que pensó que pudo ser producto de su imaginación, sin embargo el sonido volvió a oírse y el lamento fue más claro esta vez. Él se sentía un poco atemorizado ya que en ese lugar no había ni una casa cerca, la más cercana estaba a unos 25 minutos en bicicleta, así que incluso si se trataba de un animal herido en un lugar tan solitario no podría ser una buena señal.

Pensó en irse pero su conciencia lo agobió tanto que pese a su temor, decidió acercarse para revisar de que se trataba y fue ahí cuando se encontró con un enorme rastro de sangre. El monte en ese lugar estaba aplastado como si un peso le hubiera pasado por encima dejando el visible rastro de sangre que tenía frente a él.

Temiendo que alguien pudiera estar muriendo entre que él tardaba, apresuró su paso olvidándose del miedo que tuvo anteriormente y abriendo camino entre la maleza finalmente encontró un débil cuerpo que se contraía en posición fetal y se quejaba de forma agonizante, totalmente cubierto de sangre.

Sus sentidos se alarmaron y sin pensarlo dos veces se acercó para poder ayudar. Lo que no se esperó fue que tan pronto como se acercara al herido cuerpo fuera recibido por una fuerte ola de feromonas que lo envolvió por completo, haciéndolo sentir mareado y excitado de repente.

Esa persona definitivamente era un omega, pero joder, esas habían sido las feromonas más fuertes y dulces que había sentido en su vida.

Su cabeza empezó a doler muy fuerte y su respiración era irregular en el momento que volvió a abrir los ojos. Pero entonces se dio cuenta que todos sus principios se irían por la borda si en lugar de ayudar a esa persona, prestaba más atención a un tonto instinto primitivo y la sometía.

No, eso era algo que Shownu jamás haría.

Enojado consigo mismo tan solo por pensar en lo horrible que podría ser esa situación y las repercusiones que traería, reunió toda su fuerza de voluntad y dejó ir su cara contra el suelo para darse un buen golpe y desviar su atención hacia el dolor.

Su método no fue nada sencillo, pero al menos fue efectivo. Así que aunque su nariz estuviera sangrando, se sintió feliz de que finalmente sería capaz de ayudar a ese desconocido en lugar de lastimarlo. Entonces lo recogió, lo puso en su pequeña carretilla junto a los vegetales y comenzó a pedalear rápidamente hacia el pueblo.

Cuando llegó a la casa de su amigo el doctor y le tocó bajarlo de su carretilla, de repente sintió ganas de llorar.

Sabía que tenía que dar una larga explicación a mucha gente después de eso, pero no le importaba. En su mente sólo había un pensamiento:

"¿Quién fue capaz de hacerte tanto daño?"

¡Hola!¿Les está gustando la historia?😬Si es así, no olviden apoyar dejando sus estrellitas para saberlo😊

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


¡Hola!
¿Les está gustando la historia?
😬
Si es así, no olviden apoyar dejando sus estrellitas para saberlo😊

¡Muchas gracias por leer!
🖤

YuanFen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora