15.

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Un alfa como Shownu que jamás tuvo las típicas ambiciones de todos los alfas, sólo deseaba vivir una vida tranquila y feliz. Sin embargo, a ese deseo se sumó el hecho de que su familia también pudiera sentirse de la misma manera, y su familia, que en realidad era un omega que todavía no lo había aceptado del todo, y que llevaba el hijo de otro alfa en su interior, parecía estar en decadencia.

Desde aquel día en que la policía hizo presencia en su casa y mostraron sin filtros toda la información obtenida del bastardo que había dañado a Kihyun, él parecía no poder superar el dolor que lo invadió.

Shownu no sabía qué era exactamente lo que le dolía a Kihyun, si era el haber machacado hasta la última esperanza de afecto de parte del maldito alfa, o el hecho de que no se arrepintiera en absoluto de nada, pero fuera cual fuera, lo había afectado mucho al punto de evadir toda actividad que antes parecía haberle gustado.

Cuando Shownu habló con el doctor acerca de su omega, el médico le dijo que una noticia de tal magnitud quizá no podía ser procesada de forma tranquila por un omega embarazado, ya que las hormonas y el trauma le jugarían en contra, y lo harían hundirse en depresión fácilmente.

Al principio el alfa intentó hablarlo, pero Kihyun siempre evadía el tema alegando que en realidad estaba bien, pero su plato de comida quedaba casi lleno cuando se levantaba de la mesa,  se rehusaba a seguir con el curso de cocina y repostería que tanto le había emocionado antes, no quería salir y se la pasaba durmiendo todo el día.

Para cuando llegó a la semana 23 de su embarazo, Shownu estaba realmente preocupado por él y por el bebé, así que pensó en todas las formas posibles de alegrar a su omega, pero no se le ocurría nada, hasta que en una tarde libre mientras Kihyun dormía en la habitación, Shownu fue a floristería y compró muchísima variedad de flores.

En el patio de su casa había un pequeño huerto que cuidaba muy bien, pero era la primera vez que llevaba flores a su casa. Entonces se encargó de preparar unas repisas para colocar en el exterior, y un par de maceteros para colocar flores dentro de la casa.

Kihyun despertó un tiempo después, sintiéndose intranquilo porque las feromonas de Shownu se habían desvanecido de la habitación a lo largo del día, y cada vez se sentía más vulnerable cuando eso ocurría. Si pudiera poner un ejemplo de comparación, podría decirse que era como sentirse sediento, era agobiante.

Cuando se incorporó para levantarse de la cama, notó que en la mesita de al lado había una macetera pequeña con claveles rojos y una nota manuscrita y poco creativa que decía: «Compré esta flor porque es tan bonita como tú» seguido de un pequeño corazón deforme que acabó por sonrojar a Kihyun.

¿Qué era eso?  ¿Ese tonto alfa estaba coqueteando descaradamente con él?  ¿Siquiera conocía el significado de regalar esas flores?

Palmeandose un poco las mejillas en busca de deshacerse del rubor que se pintó en ellas, se levantó de la cama en busca del alfa, porque todavía tenía la sensación de necesitar estar cerca.

Cuando salió de la habitación notó que tanto la sala como la cocina tenía flores, que para su sorpresa combinaban muy bien con el entorno y le daban a la casa un suave aroma y una sensación de frescura que no había experimentado antes.

Paseando la mirada por el lugar, notó que Shownu estaba en la cocina tratando torpemente de cocinar panqueques, y le causó gracia el hecho de ver cómo sufría por darle vuelta a sus panqueques sin echarlos a perder.

—¿No se supone que las flores se entregan en ramos?  —mencionó con intención de bromear porque repentinamente estaba de mejor humor.

Shownu se sorprendió de verlo, y se volvió tímido de repente al escuchar que Kihyun estaba molestandolo de esa forma.

—Aunque los ramos estén pensados para verse hermosos al momento de regalarlos, a la larga sólo significa que las flores que se regalan se echarán a perder porque fueron arrancadas por razones estéticas. —susurró sin mirarlo, tratando de esconder su torpeza con los panqueques. —Sin embargo, si las flores se regalan en una macetera podrán verse un poco desarregladas, pero su belleza se mantendrá intacta mientras se cuide con el mismo amor que fueron dadas. —la sonrisa de Kihyun se borró. —Y no sé si tú opines diferente, pero... Yo prefiero las segundas, porque ante mis ojos su vivacidad las hace más hermosas.

El pecho de Kihyun se estrujó al escuchar el discurso que obviamente no se trataba de flores.

—Lo siento. —soltó bajando la mirada.

Shownu frunció el ceño y dejó todo lo que estaba haciendo para mirar al omega.

—¿Hay alguna razón por la que debas disculparte? —preguntó con confusión.

Aún con la mirada baja, Kihyun se quedó pensando en una excusa para evadir el tema, y finalmente la encontró al mirarse la ropa que llevaba puesta.

—Ah, es que debí darme una ducha antes de salir. —mintió dándose la vuelta para volver a la habitación. —Por cierto, los panqueques huelen delicioso... Me dieron ganas de comer mucho.

Dicho eso volvió a la habitación y cerró la puerta con un nudo en la garganta. Había estado tan confundido últimamente por la noticia de su ex pareja que se olvidó totalmente de que tenía un alfa justo al lado que le había confesado sus sentimientos, era sólo que... Shownu podría estar con quien quisiera, ¿por qué él?

Agobiado por la falta de sus feromonas abrió el armario de Shownu para saquearlo una vez más como había hecho la primera vez que había dormido en ese lugar, en busca de su aroma para estar en paz, pero era tan leve que no aliviaba ni un poco su malestar.

A punto de romper en llanto rebuscó en todos los cajones, hasta que se topó con algo en uno de ellos, y su mundo se detuvo por un momento.

De repente supo que no tenía nada que pensar.

De repente supo que no tenía nada que pensar

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