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A pesar de la sequedad en su boca y la frialdad transmitida a través de aquella mirada, el menor no se dejó intimidar y fingió la calma que no tenía, para poder responder de forma decente a aquella punzante pregunta.

—Estoy muy consciente de que tú y mis Hyungs no tienen la mejor relación del mundo, por eso iba a reunirme con él primero y contigo hasta que terminaras tu papeleo habitual en la oficina... —se excusó. —Así que es mejor que me dé prisa si no quiero llegar tarde.

Kihyun intentó salir de la oficina, pero el alfa seguía bloqueando la puerta y detrás suyo habían dos hombres fuertes y musculosos que lo acompañaban a todos lados, por lo que su intento no resultó en nada.

—¿Hay algo de lo que deba enterarme? —preguntó dando un paso al frente y obligando a Kihyun a retroceder.

El menor contuvo su respiración unos segundos para calmar a su corazón y aunque no se consideraba un experto de la mentira, a veces sabía disimular lo que sentía, por eso aunque estaba siendo literalmente acorralado, no se alteró demasiado.

—No tengo nada que decir de momento. —se excusó con voz firme.

Al ver que su omega estaba siendo obstinado en no hablar, el alfa se sintió irritado. No importaba lo bien que mintiera Kihyun, había cosas que debido a su lazo simplemente no le podía ocultar, sin mencionar que al ser el único que podía sentir sus feromonas, tenía varias cosas que opinar respecto a los últimos días.

—Dime la verdad. —le exigió con su voz de mando.

Ante la voz de mando de su alfa, Kihyun no pudo hacer nada más que caer al suelo de rodillas, soltando feromonas de manera intermitente y temblando, debido a la debilidad que le provocó aquella acción tan intimidante. Nadie más reaccionó.

A pesar de la exigencia, el temblor y lo intimidado que estaba, el omega no soltó ni una sola palabra, por lo que el alfa echó un vistazo por todo el lugar y al no encontrar nada extraño, y recibir solo silencio a cambio incluso con la voz de mando, supuso que quizá el omega no estaba escondiendole nada. Entonces se agachó frente al tembloroso Kihyun en el suelo, tomó sus manos, las besó y le ayudó a ponerse en pie.

—Lo siento, ya sabes que me pongo preocupado al saber que algo malo puede estar ocurriendo contigo y no quieras decírmelo. —explicó trayendo a memoria los trágicos momentos que Kihyun había recordado antes. —Soy tu compañero, nuestro lazo es la muestra mas sincera que tengo de demostrarte que nadie se preocupa mas por ti que yo.

El omega asintió cuando escuchó sus palabras, aunque realmente no se sentía consolado por ellas después de haber visto y leído todo lo que había en las carpetas.

—Lo sé. —respondió, y llenandose de valor, prosiguió a cuestionar directamente lo que vio. —Sobre eso, me gustaría preguntar qué significan los papeles que encontré en la carpeta.

Los ojos de preocupación del alfa, cambiaron en cuestión de segundos por un ceño fruncido.

—¿Estuviste husmeando en la oficina simplemente para seguir hiriendote emocionalmente con ese tema? —respondió sosteniendo sus muñecas con fuerza.

Kihyun bajó la mirada al pensar en ello, pues visto de esa manera, parecía que el alfa tenía razón. Pero sólo él sabía que fue una desafortunada coincidencia.

—No quise hacerlo, fue una casualidad y ahora solo quiero una explicación. —susurró sintiéndose repentinamente sensible.

El alfa lo miró fijamente por varios segundos, miró a las carpetas que Kihyun vio y finalmente soltó sus manos.

—Tendremos una cena, ¿no? —preguntó tocando su mejilla derecha. —Ahí podemos hablar con más calma, de momento no creo que sea justo que hicieras esperar más a tu hermano, él ya estaba esperandote en el lugar. —Kihyun se sorprendió por la información porque no sabía que su hermano respondiera a su llamado con tanta prisa. —El conductor va a llevarte ahí. —sugirió haciendose a un lado. —Pasaré por ti en una hora, ¿está bien?

El sensible omega de repente se sintió un poco aliviado por notar que su alfa de cierta forma se preocupaba por él, por lo que asintió y después de un casto beso, salió del lugar.

El conductor lo llevó, tal como lo prometió su alfa y lo dirigió a una zona bastante concurrida de Seúl, con la excusa de que su hermano pidió encontrarse en la cafetería que frecuentaban, pero cuando llegó, no lo vio en el lugar así que supuso que se le habría hecho tarde por el tráfico que había a esa hora.

De repente se sintió un poco asustado de estar sólo en ese lugar, y además le pareció extraño porque siempre que salía incluso a la cafetería, el alfa le exigía que llevara una o dos personas con él, pero esa vez ni siquiera el conductor se quedó con él. Tan pronto como el sentimiento comenzó a incrementar, decidió que mejor llamaría a su hermano para decirle que se reunieran en su casa, ya que el tema a tratar era importante, pero fue hasta ese momento que se dio cuenta que no tenía su celular en ningún sitio.

El sentimiento negativo se hacía cada vez más fuerte y se sintió frustrado pensando en que no debería estar ahí, pero su mente también le decía que si se movia de ese lugar, su hermano lo encontraría y no podría ponerse a salvo.

En ese momento un camarero llegó frente a él y con una brillante sonrisa le ofreció café.

—No, gracias. —se disculpó. —Estoy esperando a alguien más así que todavía no haré mi pedido.

El joven mantuvo su sonrisa a pesar de todo.

—¡No importa! Puedes empezar a beber café mientras esa persona llega. —susurró dejando el contenido en una taza. —No voy a adjuntarlo a tu orden. —susurró en tono travieso y le guiñó el ojo antes de dejar la taza frente a él.

Kihyun vio la taza y luego al chico.

—Estoy bien, de verdad. —empujó la taza sobre la mesa hacia el chico. —No lo necesito.

El chico miró la taza y la sonrisa se desdibujó poco a poco.

—¿Por qué no lo pruebas siquiera? —preguntó casi en tono de lamento. —Estoy siendo generoso. ¿Eso tiene algo de malo?

El omega se sintió repentinamente abrumado al ver que la situación se tornaba en una exigencia, por lo que en contra de su deseo se puso de pie y comenzó a caminar hacia afuera de la cafetería pese a los ruegos del chico para que se quedara.

Cuando salió el cielo ya estaba oscuro y los días se estaban poniendo frescos, por lo que al sentir las ráfagas de viento sumado al suspenso que tenía encima, sintió frío de repente y mientras caminaba a paso rápido en medio de las personas que iban y venían, empezó a buscar un taxi para irse a casa de sus padres de una vez. Lo que no se esperó fue que al subirse al primer taxi que encontró fue recibido por un pañuelo con cloroformo que lo dejó inconsciente a los pocos segundos.

Luchó tan desesperadamente por ver a sus agresores que acabó hiriendo a uno de ellos, pero aún así no pudo liberarse de la trampa y cayó en la inconsciencia sintiéndose culpable de no poder protegerse ni siquiera a sí mismo.

¿Cuál había sido su pecado?

¿Cuál había sido su pecado?

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