ENIGMA

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Tae volteó, guardando su celular al ver que ambos regresaban.

Pero algo no andaba bien.

Jungkook no decía ni una palabra y no levantaba la mirada del suelo, sólo se sentó en uno de los sillones en silencio y Jimin se dirigió directamente al teléfono del escritorio, llamando a alguien.

-enfermero Min, necesito que cuando estén listos los exámenes de Kim Taehyung y Jeon Jungkook me los traigas a mi consulta, y por favor, hazme un informe detallado de Jungkook.  -Jimin recibe una respuesta de su enfermero asistente y corta, dejándose caer en su asiento.  -

-que sucedió??  -Taehyung se acerca a Jungkook, mirando a Jimin y luego a Jungkook, tomando su rostro para levantarlo delicadamente, haciendo que lo mire a los ojos- estás bien? Que pasa?

Pero el menor no le respondía, solo rodeo el torso de Tae, escondiendo su rostro, Jungkook suspira aliviado, sintiendo su aroma.

Jamás se había puesto a analizar bien que era.

No era nada concreto, Jungkook sabía que algún día sentiría su aroma real, pero siempre que Taehyung estaba cerca, era distinto.

Quizás era eso lo que descontrolaba a las personas, Taehyung no tenía aroma frutas, a madera, café o alguna cosa que comúnmente se reconocía en los aromas.

Taehyung era emociones, eran recuerdos, eran sensaciones. Y eran lo más profundos sentimientos de Jungkook.

Recordaba la vez que se reencontraron,  cuando lo acorraló en el baño y lo sintió por primera vez.

Se aferró a ello, casi pierde el control al tener ese recuerdo tan preciso en su memoria de golpe, cosa que era imposible.

Se había visto a sí mismo de bebé, como si fuera un fantasma, vio a su padre con el en brazos, en un bellísimo jardín, no entendió porqué, pero sabía perfectamente el lugar donde estaba y cuando fue, con que personas y sus aromas.

Estaban en casa de los Kim, con un Taehyung de casi tres años. Taeyong sostenía al pequeño bebé, sentado en la terraza, enternecido de la pequeña interacción de los menores al conocerse.

Su primera vez juntos.

Tae no podía quitarle la vista de encima, lleno de curiosidad, en silencio admiraba al pequeño bebé que fuertemente tenía sujetado su dedo, el pequeño de ojos oscuros y grises mantenía abiertos sus pequeños ojos , embelezado por Taehyung, sus mejillas regordetas de un tono rosa tan adorable y fue ahí que por primera vez un destello verde esmeralda  nació en los ojos de  Taehyung  por cortos segundos, aquel que sólo ese bebé en ese entonces pudo ver.

El instante en el que el destino supo que les tendría preparado para ese par.

Quizás por esa razón ninguno de los dos aceptaba que eran destinados... Ellos no recordaban aquel cosquilleo que tuvieron al conocerse y como sus lobos se vieron a los ojos a través del brillo de estos.

Jungkook no sabía que demonios tenía Tae, pero de tener aquel recuerdo, las emociones llenas de melancolía y cariño, pasaban a ser un gran deseo de placer, de calor, una enorme sed... de Taehyung.

Pero le encantaba, tenía que decirlo.

Le gustaba que a veces, cuando se quedaba en silencio, tan solo observando a Taehyung leer sus libros, sentía el aroma a rosas de su padre omega, mezclado con la tierra mojada de cuando su padre hacía el jardín cuando era niño, mientras jugaba con Jimin.