Capítulo VIII

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Calabaza

—Te lo juro, Hemet. Creo no volveré a sentirme en paz —aseguró Lia mientras se acomodaba su cabello ruloso.

—No seas dramática, Lia. Solo te lo encontraste en la biblioteca —dijo Hemet tratando de calmarla.

—Sí y mágicamente con toda una pila de libros que he leído y tengo pendientes de leer —la miró.

—Bueno... Pero dudo que Blaise tenga malas intenciones contigo.

—No todos tenemos un buen corazón como tú, Hemet —suspiró la de ojos negros.

—Bueno, te dejo. Tengo que dar una tutoría de herbología.

—Chaito —se despidió.

Hemet salió de la habitación y Lia se quedó a acomodar algunas cosas.

Mientras ordenaba se chocó con un pequeño baúl. Lo reconoció al instante, era el baúl donde se encontraba el preciado juego de té que Draco le había regalado a Hemet.

Se agachó y decidió levantarlo para llevarlo a un mueble, pero cuando tocó el baúl...

—¡Ah!

Soltó un grito.

Uno de sus anillos se rompió. Aunque no era cualquier anillo.

Recordó que su tía abuela, Quennie, se lo regaló hace algunos años.

"—Lia, toma —le extendió el anillo—. Lo conseguí en unos de mis viajes. Según dicen, si el anillo recibe muy malas energías se rompen, parece que los muggles tienen su propia magia —soltó fascinada."

El anillo acaba de romperse.

¿De verdad era eso cierto?

Soltó un suspiro y negó con la cabeza. Era imposible que un simple anillo pueda percibir "vibras malas". Cogió de nuevo el baúl y lo llevó a un mueble.

(...)

—¿Trajiste tus libros? —le preguntó Hemet a Theo después de saludarlo.

El chico asintió con una sonrisa.

Theo le dio tres libros a Hemet y esta empezó a leerlos rápidamente.

30 minutos después, la chica acabó la lectura.

—Bien. No está tan difícil —habló mientras cerraba el último libro—. Creo que podemos estudiar la Belladona, las Mandrágoras y el Díctamo —sonrió.

—Entonces te escucho, profesora.

Hemet soltó una risita.

—Bien, la belladona es una planta de uso mágico, sus frutos contienen un veneno que genera delirios y alucinaciones.

—¿Cómo las drogas? —preguntó Theo.

—Uhm... sí, podría decirse que sí. Las mandrágoras...

—Oh, esas sí sé. Se usan para los petrificados —respondió.

—Muy bien —sonrió la chica—. Y por último el díctamo. Con esta planta se prepara una poción curativa que regenera la piel...

Y empezó a explicar más a detalle cada planta.

(...)

—Dime, Draco, ¿que hacemos en una tienda de mascotas un sábado en Hogsmade cuando podríamos estar comiendo algo en un restaurante? —se quejó Blaise.

Amortentia | D.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora