Capítulo VI

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Te amo

Una semana.

Una maldita semana.

Flores, chocolates, regalos y nada.

NADA.

Nada había funcionado.

Draco no entendía porque Hemet no se enamoraba de él, y eso empezaba a desesperarlo.

Quería volver a besarla, a abrazarla, a verla sonrojada en su presencia...

Todo parecía deteriorarse.

(...)

Draco avanzó con pasos silenciosos.

Cada vez que se acercaba escuchaba mejor los murmullos.

Había estado vigilándolos y en menos de tres minutos ambos chicos se levantarían e irían por algo de comer y dejarían todo tirado.

Llegó a su destino y espero un minuto y medio. Vio como ambos pelirrojos se marchaban por algún bocadillo, y rápidamente rebuscó en el maletín.

—Bingo —susurró.

Agarró el pergamino y con un hechizo hizo uno exactamente igual.

Lo dobló y lo guardó en su bolsillo para luego retirarse.

(...)

En la mezcla ya casi lista, Draco echó la sangre de Unicornio.

No importaba como la había conseguido, para él, todo valía la pena.

Posteriormente introdujo 3 cabellos castaños a la olla.

Y en dos minutos, la poción estaba lista.

Lo puso en un frasco y metió la poción en el bolsillo.

Soltó un bostezo, supuso que debían ser más de las 12. Pues había llegado tarde de sus rondas de prefecto al buscar los materiales. 

Abrió la puerta del baño y con un hechizo guardo todo en un cajón.

Rápidamente se tiró a su cama y se quedó dormido.

(...)

El chico rubio vertió el contenido de la botellita en el té.

Cuidadosamente agarró la taza con el plato y caminó hasta la biblioteca.

Sabía que su amada estaba en dicho lugar, pues había descubierto que tenía que terminar un trabajo.

Llegó al lugar y pudo divisar que en una mesa se encontraba ella con algunos libros abiertos. Caminó y a unos pasos de ella, con un hechizo calentó el té para que no estuviera tan frío.

—Hola, Hemet —saludó Draco.

Hemet suspiró profundamente.

Ya no sabía que hacer para hacerle entender que no estaba interesada en él.

Parecía que Draco no entendía el "No".

—Hola, Draco —dijo lo más amable que pudo.

—Uhm... yo te traje un té... —dijo nervioso y le extendió la taza.

—Oh, gracias. Necesitaba algo para mantenerme despierta —sonrió.

Estaba a punto de llevarse la taza a la boca hasta que alguien interrumpió.

—Hola, Hemet —dijo una voz.

—Oh, hola, Theo —saludó al chico.

—Nott —escupió Draco.

—Malfoy.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a visitar a Hemet —respondió.

—Deberías estar en clase.

—Tú también.

—Yo soy prefecto —se excusó.

Theodore rodó los ojos y se despidió de la chica para luego retirarse del lugar.

—No deberías ser tan grosero... —habló la castaña.

—Lo tomaré en cuenta... ¿Por que no te tomas el té? Lo traje con mucho cariño —dijo con voz melosa.

—Oh claro.

Hemet se llevó la taza a la boca y bebió el contenido bajo la atenta mirada de Draco.

Draco sonrió y antes de que Hemet dijera algo, la agarró de la cabeza  y la volteó haciendo que ella lo mirara.

—Eres tan bonita... —acarició su mejilla.

Los ojos de Hemet brillaron al verlo.

—Dray —suspiró.

Draco se acercó a ella y le plantó un beso en los labios.

—Vamos, girasol, tienes clase. Debes irte. Te alcanzaré tu tarea más tarde.

Hemet asintió y antes de salir de la biblioteca dijo:

—Te amo, Draco.

—Yo también te amo, girasol.

La castaña sonrió y se fue dando saltitos.

Nada de esto es real, y lo sabes.

Para mí es real. Y eso me basta.

Amortentia | D.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora