Bienvenida a tu nueva aventura mi dulce reader. Esta vez, serás una traviesa Kitsune, una espíritu zorro salvaje, que solo busca divertirse. Lamentablemente tu particular forma de ser te llevará a cometer un "pequeño" error y deberás ser castigada p...
Una vez que aquel lujurioso zorro sació sus deseos, dando por concretada la entrega de su "pago", la kitsune aprovechó la distracción del mayor, quien se encontraba tomando su forma espiritual, para asestarle un fuerte puñetazo en la quijada, casi tumbándolo al suelo.
– ¡Demonios mi mano!... – se quejó mientras sacudía su mano para aliviar el dolor.
– Agh mierda... auch, eso dolió...– soltó sonriente y sarcástico, mientras acomodaba su mandíbula.
– Te lo debía por ser un imbécil de mierda, como sea, ahora que ya tienes lo que querías, dime que sabes – Habló como si nada.
– Tan tierna y paciente como siempre... Bien iré al grano, Shoto tiene a alguien siguiéndote el paso. Debes estar atenta, este ser no es un espíritu cualquiera, hace todo tipo de encargos para mí hermano desde hace más de mil años, nadie jamás vio su verdadera forma o conoce su nombre, pero posiblemente sea un zorro – Explicó Dabi en calma – Como sea, ya sabes que durante toda tu condena no puedes cometer suicidio y antes de tu madures física debes evitar la muerte de cualquier tipo o no serás capaz de volver, esto está hecho para que no se acorte tu sentencia por tu mano o por la de alguien más... con eso en mente, pues... –
– Shoto piensa matarme antes de que llegue a la adultez usando a su sirviente... – interrumpió Aoi.
– Exactamente, Shoto pretende segar tu existencia y deshacerse de ti de forma definitiva, y sin siquiera ensuciar sus manos – soltó indiferente el mayor.
– Ese infeliz, ya debí imaginarlo, era demasiado extraño que no pusiera objeción cuando se me dió este castigo tan "generoso"... – se quejó.
– Pues sí... pero ese ya es tu problema, yo solo vine a advertirte y a aprovecharme de tí – soltó con sorna.
Aunque Aoi deseaba asesinarlo en ese mismo instante tras oír esas últimas palabras, algo en el peli plata logro desviar su atención de golpe. – Oye espera, antes de irte, dame lo que traes en tus bolsillos – Ordenó.
Touya sonrió divertido para luego tomar dicho objeto del interior de su chaqueta y entregárselo a la menor, quien lo recibió, cambiando su dura expresión a una más alegre. Se trataba de una pequeña bolsa llena de dulces. – Tu debilidad por los dulces es asquerosamente adorable... – soltó Touya.
– Si si... A quien le importa, lo que no entiendo es tu necesidad de avisarme sobre este asunto... Después de todo solo eres una mierda que no se preocupa por nadie – soltó mientras sacaba de la bolsa de dulces una paleta similar a la que le había dado Touya más temprano, y la cual no pudo terminar por culpa del mismo.
Dabi, quien había mantenido una expresión relajada hasta ese momento, sonrió casi de manera sádica tomando del rostro a la ámbarina, para besarla sorpresivamente y robarle el dulce de la boca usando su lengua.
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