Capítulo XXV

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Mientras el juego estaba detenido YoonOh llamó a Kim JongIn. Esperó que el quarterback no advirtiera el temblor en su voz.

—Vamos a hacer cambios para la siguiente jugada, Kai.

Cuando terminó de darle las instrucciones, los ojos de JongIn se habían entrecerrado indignados por encima de las manchas negras antirreflectantes de sus pómulos.

—¡Esas son una mierda de jugadas! Perderé cada balón que toque.

—¡Haz lo que he dicho o te mando al banquillo! —le aseguró YoonOh.

Kim le echó una mirada que era pura furia y se echó encima de Kim Minseok, uno de los asistentes. En unos segundos, había agarrado el auricular de Minseok y gritaba algo en él.

YoonOh supo que Kai hablaba con Kong MoonHee, el desagradable entrenador de los quarterbacks, que se sentaba con Kangta en el palco de entrenadores en lo alto del domo. Antes de que Kong comenzara a ponerlo a parir, también intentó tragarse su miedo para poder pensar fríamente.

Song había dicho que vigilaba por televisión, lo cual quería decir que podría ver cualquier movimiento inusual en el campo o en cualquier parte del estadio que estuviera dentro del alcance de la cámara. Como consecuencia, YoonOh no se podía arriesgar a avisar a la policía. Una vez que supieran que Taeyong había sido secuestrado, acordonarían toda la zona, incluyendo el campo, para hacer preguntas. Aún peor, podrían incluso suspender el partido, una circunstancia que podría perfectamente hacer que Song KyungBin perdiera el control.

Él brevemente pensó si usar o no su auricular para contactar con Taeil, pero temía que Song pudiera intuirlo si prestaba atención. Aunque YoonOh no conocía todos los recovecos del sistema interno de comunicaciones, sabía que Song sólo podía haber contactado con él desde dentro del estadio. Lo que quería decir que, incluso ahora, podía oír a escondidas las conversaciones entre el campo y el palco de entrenadores. Eso también implicaba que Taeyong estaba retenido en algún sitio cercano.

Se golpeó la frente con la manga intentando discurrir qué hacer para comunicárselo a Taeil. Sabía que no podría aclarar nada por el auricular así que agarró su portapapeles y garabateó una nota rápida, escribiéndola lo suficientemente en clave para que no tuviera sentido para ninguna otra persona que la leyera.

«Hablé con el jugador que debatíamos en descanso. Tu valoración negativa de la situación era correcta. Es urgente que no hagas nada más sobre el asunto. Te lo explicaré después del partido

Le pasó la nota a uno de los hombres del equipo y se dijo a sí mismo que Taeyong saldría de esto ileso. Cualquier otra cosa era inconcebible.

Por primera vez, consideró como afectarían sus propias acciones sobre la propiedad de los Stars una vez que todo hubiera acabado y Taeyong estuviera a salvo. Aunque no había ningún precedente, suponía que la NFL anularía el partido a no ser que los Stars conquistasen, a su pesar, el campeonato, lo cual iba a intentar impedir. Una vez que la NFL se enterase de que había tirado la toalla, asegurando la pérdida de los Stars, programarían un nuevo partido y Lee tendría todavía posibilidades de conservar el equipo.

Y luego un pensamiento desagradable lo golpeó. ¿Qué ocurriría si la policía no creía que había sido secuestrado? Si Song se escapase, no habría ninguna prueba tangible aparte de su testimonio. YoonOh era el único que podría avalar la historia, y su relación personal haría que se tuvieran reticencias sobre su testimonio. Incluso podrían decir que Taeyong se había inventado el secuestro simplemente porque habían perdido y no quería perder los Stars.

Entonces la NFL no dejaría que el partido se volviera a jugar.

Se obligó a encarar el doloroso hecho de que si no notificaba nada a la policía, podría costar que Taeyong perdiera los Stars. Bueno, no podía hacer ninguna otra cosa. No pondría en peligro su vida, por nada en el mundo.

It was always you [A¦Jaeyong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora