Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ XII

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TaeYong estaba confundido y deprimido mientras tomaba su primera taza de café matutino. Lentamente daba vueltas con su silla, miraba hacia afuera a través de las ventanas de su oficina, situada encima de los campos vacíos de entrenamiento. Era lunes, día de lamerse las heridas, de que los jugadores supieran si habían dado la talla durante el partido como quería su entrenador, pasaran las revisiones físicas y vieran las grabaciones del juego. No volvían a entrenar hasta el miércoles y él estaba profundamente agradecido de no tener que pasarse el día mirando como YoonOh corría de arriba abajo por los campos de entrenamiento con una camiseta y pantalones cortos, gritando y tirando portapapeles como si así pudiera impulsar a su equipo hacia la gloria del fútbol, utilizando sólo la pura fuerza de voluntad.

¿Por qué le había dejado besarlo anoche sabiendo como sabía que él no era lo suficientemente hombre para llevarlo a cabo? No lo podía culpar por su cólera; los dos sabían que había caído en sus brazos voluntariamente. Pero, cuando oyó la áspera respiración caliente, sintió su fuerza y se dio cuenta de que no lo podía controlar, se había aterrorizado.

Se miró el rostro y el cuerpo que era parte de su farsa. Si su exterior correspondiera con su interior, tendría que tener el rostro demacrado y ser quebradizo por falta de humedad. ¿De qué servía su rostro afilado, sus ojos grandes y de apariencia feroz, sus caderas estrechas y cintura menuda si no podía soportar una caricia, si nunca podría traer al amor en su vida, traer al mundo un bebé o darle lo que necesitaba?

No quería ser así, quería volver a esos momentos antes de que el miedo lo invadiera, cuando el beso de YoonOh había hecho que se sintiera como nuevo. Quería volver a esos momentos cuando se sintió limpio y puro de nuevo, libre de cualquier mancha oscura que tiñera sus ganas de vivir y ser él mismo.

Oyó un golpe y la puerta de la oficina se abrió.

—TaeYong, no te molestes —Taeil cruzó la alfombra hacia él, con un montón de periódicos en las manos.

—Un comienzo ominoso.

—Bueno, eso es…supongo que depende del punto de vista—Esparció los periódicos en el escritorio.

—Oh, no….

Fotos a color de TaeYong con su chaqueta de denim y sus pantalones rojos de cuero y las gafas de sol brillaban intensamente en las páginas de los periódicos que estaban frente a él. En una de las fotos, se metía los nudillos en la boca. En otra, figuraba sin gafas, su cabeza levemente inclinada hacia abajo pero sus ojos hacia el frente lo hacían parecer que tenía una mirada aterradora, haciéndolo parecer un chico de un póster de un grupo de rock. Sin embargo, la mayor parte, mostraban su beso a Nakamoto Yuta.

—Particularmente, esta portada es mi favorita —Taeil apuntó hacia uno de los diarios.

EL DUEÑO DE LOS STARS COMPLETA UN PASE A PROFUNDIDAD

—Aunque este tiene una cierta calidad poética.

YUTA BOMBARDEA AL JEFE

TaeYong gimió.

—Hacen que parezca tonto.

—Esa es una manera de interpretarlo, la verdad es que estoy contento que nadie se haya puesto abiertamente homofóbico, eso es bueno y por otro lado…

—Es bueno para vender entradas —no tuvo ningún problema para leerle la mente.

Se sentó frente a él.

—TaeYong, estoy seguro de que entiendes lo deprimente que es nuestro estado financiero ahora, ¿no? Este tipo de publicidad llena asientos, y necesitamos cualquier cosa que genere dinero inmediatamente. Sobre todo con ese contrato de alquiler de estadio tan brutal que tenemos.

It was always you [A¦Jaeyong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora