It was always you [A¦Jaeyong]

Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ IX

Una vena palpitó en las sienes de YoonOh mientras gritaba.

ꟷ ¡Kim! ¡En la línea treinta y dos tienes que ir por la izquierda! ¡Si no habríamos dicho en la línea treinta y dos por la jodida derecha! ꟷTiró el portapapeles contra el suelo.

Alguien se paró a su lado, pero él observaba el atasco del juego tan fijamente que tardó varios minutos en levantar la vista. Cuando lo hizo, por un instante no reconoció al hombre y ya estaba a punto de decirle que saliera de su campo de entrenamiento cuando se dio cuenta de quién era.

ꟷ ¿Taeil?

ꟷEntrenador.

No parecía el mismo; parecía un gigoló o algo parecido. Su pelo antes castaño ahora era rojo y estaba acomodado hacia un costado, viéndose con estilo y llevaba gafas de sol, bermudas y camiseta, además de una de esas chaquetas deportivas con el cuello subido y las mangas por los codos.

ꟷTaeil… ¿De qué vas?

ꟷEstoy en paro, no tengo por qué ponerme traje.

YoonOh miró el cigarrillo que llevaba en la mano.

ꟷ ¿Desde cuándo fumas?

ꟷFumo de vez en cuando. Pero claro, nunca pensé que fuese una buena idea hacerlo cerca de los chicos ꟷPuso el cigarrillo en la comisura de su boca y señaló el campo con la cabezaꟷ Tienes un buen atasco en el campo.

ꟷMientras Kim no distinga la derecha de la izquierda.

ꟷHan parece bueno.

YoonOh estaba aún alucinado por los cambios que observaba en Taeil, no sólo lo diferente de su apariencia sino su inusual seguridad en sí mismo.

ꟷLo es.

ꟷ ¿Eligió TaeYong al nuevo presidente? –juró escuchar un poco de burla en la voz de Moon.

ꟷJoder, no.

ꟷEso creía.

YoonOh bufó con repulsión.

TaeYong tenía la lista de candidatos desde el día en que había llegado hacía más de una semana, pero en vez de elegir, le había dicho que quería volver a contratar a Taeil. YoonOh le recordó que tenían un acuerdo y le dijo que o elegía un presidente adecuado o se buscaba un nuevo entrenador. Cuando TaeYong se dio cuenta de lo quiso decir, dejó de discutir, pero aún no había escogido presidente en el partido de pretemporada del último fin de semana y teniendo encima el partido de apertura de liga del domingo, aún no había entrevistado ni a uno sólo de los candidatos.

En vez de trabajar, TaeYong se sentaba en el escritorio en la vieja oficina de Taeil y leía revistas de chicas, decía que no usaba la oficina de HyungSoo porque no le gustaba la decoración. Cuando alguien le daba, incluso lo más sencillo, algo para firmar, su nariz de arrugaba y decía que lo haría más tarde, pero nunca lo hacía. El lunes, cuando lo abordó porque de alguna manera había evitado firmar los cheques de los sueldos de todo el mundo, ¡Estaba durmiendo sobre el jodido escritorio! Entonces sí que se enfadó, pero apenas había comenzado a gritar el labio inferior de TaeYong empezó a temblar y se fue corriendo sin decirle nada.

En algún momento de la semana anterior TaeYong había adelantado como un relámpago a Ten en habilidad para sacarle de quicio. Se suponía que los dueños de los equipos de la liga ofrecían una combinación de respeto, temor y alarma a sus empleados. Incluso los entrenadores más veteranos se doblegaban con precaución alrededor de un hombre como JungSoo, uno de los dueños de la liga con más fuerte voluntad que había conocido, y muy seguramente aunque no era un hombre fuerte en físico sabía que tenía el suficiente carácter como para hacerle frente y no salir huyendo a medio llorar después de un par de gritos.