Capitulo 8

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La realidad suele ser muy cruda y terrible algunas veces pero en esta ocasión era tan maldita mente horrible, estaba encerrada en una enorme y lujosa casa con las cenizas de su abuela frente a ella y lo único que podía hacer era llorar y abrazar sus piernas mientras recordaba las sonrisas y la voz de la mujer que la crió, escuchó como la puerta principal se abría pero no le importó, sabía quien era la persona que había llegado, sabía porque estaba ahí
-Sigues ahí sentada-dijo él-Llevas dos semanas así, has un intento por recuperarte-
No respondió, mucho menos lo miró, solo siguió sumergida en su dolor y en ese doloroso silencio que invadía el lugar y que la invadía a ella por completo
-Por favor levántate-pidió él
-No tengo la fuerza suficiente para hacerlo-respondió ella
-Tienes que intentarlo por la memoria de tu abuela, no dejes de luchar-alentó el mentor
Yelena lo miró por primera vez en todo ese rato y su mirada tomó un destello de molestia
-Cuando estaba en esa arena no deje de luchar, por ella!-grito Yelena-Todo lo que hice fue por ella! Para volver a verla y ahora esta muerta!!-
Se puso de pie y miró a Haymitch a los ojos, quería que él viera y sintiera lo mismo que ella, ese dolor que comenzaba a consumirla por dentro, ella quería que alguien más se pusiera en sus zapatos para que la comprendiera y dejara de juzgarla
-De verdad lo lamento pero no estás sola-dijo Haymitch-Yo estoy contigo y también Effie-
-Prométeme que tú no me dejarás, por favor-pidió ella
-Lo prometo mocosa-dijo él
La envolvió en un cálido abrazo y rato después la convenció para que se diera un baño y comiera un poco, sería muy difícil superar algo así pero lo lograrían.


Dos meses después...


Despertó al escuchar muchos ruidos en la planta baja de su casa, se levantó de la cama y al salir de su habitación pudo distinguir la voz de Hazel regañando a alguien, bajo las escaleras y vio a la mujer en compañía de sus hijos
-Miren nada más a quienes tengo aquí-dijo Yelena
-Oh estás despierta-dijo Hazel-Lamentó si el ruido te despertó, pero es que hoy no hubo clases y no tenía donde...-
-Esta bien tranquila-interrumpió Yelena-No me molesta que tus hijos estén aquí-
Hazel sonrió y se dispuso a servirle el desayuno, después de que Haymitch lograra convencerla para seguir adelante ella buscó a Hazel y le ofreció trabajo en su casa, cumpliendo con los deberes a cambio de un pago justo, Hazel era una buena compañía para Yelena y la ayudaba a no volverse loca en esa enorme casa, Hazel intentaba atenderla y cuidarla justo como su abuela lo hizo alguna vez, le puso el plato con su desayuno en frente y luego una taza de café para acompañar la comida
-Gracias-dijo Yelena-Está noche partiré del distrito por mi gira de la victoria así que estarás sola un par de semanas-
-Entiendo, tendré todo en orden para cuando vuelvas-dijo Hazel
-No es necesario que vengas a diario, tomate unos días libres-dijo Yelena
Hazel intentó negarse a dejar de trabajar pero Yelena insistió y logró convencerla de descansar unos días, serían como unas vacaciones y además Yelena le pagaría su dinero como si hubiera trabajado, cuando terminó su desayuno subió a su habitación y con ayuda de Hazel comenzó a empacar un poco de ropa y cosas personales
-Te prepararé el baño y luego te are algo para merendar-mencionó Hazel
-Gracias de verdad, aprecio mucho lo qué haces por mi-respondió la chica
Hazel sonrió de lado y hizo lo que ya había dicho, para ella era un placer trabajar con Yelena, un par de horas después Effie y su equipo de preparación llegaron al distrito y comenzaron a prepararla para su gira de la victoria, abordó el tren y se sentó en el comedor para cenar en compañía de todo su equipo, Effie y Alice no paraban de hablar sobre un nuevo estilo de zapatos mientras que Chad, Ian y Wells se ponían de acuerdo sobre los atuendos que ella usaría en cada distrito, miró hacia la puerta del vagón y vio entrar a Haymitch con una copa de vino en la mano
-Creí que no vendrías a cenar-mencionó ella
-Bueno alguien tiene que venir a salvarte de las horribles pláticas capitolinas-bromeó él
Yelena sonrió y asintió de acuerdo con las palabras del hombre sentado junto a ella en la cabecera de la mesa, terminaron de cenar y todos se fueron a sus respectivas habitaciones ya que a la mañana siguiente llegarían al distrito once para iniciar oficialmente la gira de la victoria.
En todos los distritos fue lo mismo, decir un emotivo discurso escrito por Effie mientras que las personas la observaban, a las familias de los tributos muertos les daba el pésame pero ella sabía que eso nunca sería suficiente, su gira de la victoria comenzaba a volverse aburrida hasta que llegó el momento de visitar el distrito cuatro, el distrito en el que Jack nació y vivió antes de ir a los juegos, se presentó en la plaza del distrito y al caer la noche después de la cena en el edificio de justicia, consiguió el permiso de Haymitch y Effie para ir a la playa un rato y conocerla, se sentó en la arena frente al mar y contempló como el cielo estrellado se reflejaba en el agua en compañía del sonido de las olas, cerró los ojos disfrutando de aquel momento hasta que sintió una presencia junto a ella, abrió los ojos y al mirar a su lado se encontró con nada más y nada menos que...
-Finnick Odair-dijo Yelena
-Yelena Clark, es un placer volver a verte-saludo él
Yelena bajo la mirada sintiéndose incómoda, Finnick había sido el mentor de Jack y para ella era difícil tenerlo cerca después de no haber podido hacer algo por Jack en la arena para salvarlo
-Supe lo de tu abuela-hablo Finnick-Lo lamento-
-Gracias, yo... lamento lo de Jack, él era tu tributo-respondió ella
-Si lo era pero de cualquier forma yo ya me había hecho a la idea de qué tal vez él no ganaría-dijo Finnick
Ella guardó silencio y volvió a mirar hacia el frente, Finnick hizo lo mismo y después de algunos minutos se puso de pie y extendió su mano en dirección a ella, Yelena dudó un poco pero terminó tomando la mano de Finnick y también se puso de pie, él entrelazó sus manos y la impulsó a caminar por la orilla del mar
-Cuando el tren vuelva a partir yo iré con ustedes-anuncio él
-¿Y eso porque?-preguntó ella
-Tengo trabajo que hacer, pronto lo entenderás-respondió Finnick
Yelena asintió y después de un rato fueron a la estación del tren y subieron a este junto con el equipo de Yelena, solo faltaban un par de días para llegar al Capitolio y darle fin a la gira de la victoria para comenzar con la siguiente etapa siendo una vencedora de los juegos... distrito 3, 2 y 1, todos iguales, los discursos y las cenas en los edificios de justicia nada diferente a los días pasados, su llegada al Capitolio fue completamente diferente, había muchas personas en la estación de trenes esperando por ella, gritaban su nombre y cuando la vieron salir del tren comenzaron a aplaudirle y más de uno intentó acercarse pero los agentes de la Paz no lo permitieron, la escoltaron hasta el lugar donde sería su entrevista con Cesar, le hicieron preguntas sobre los distritos, sobre cómo se sentía con su nueva vida y finalmente le desearon que se divirtiera en su fiesta de celebración, la entrevista terminó y al salir del lugar se encontró con Finnick y un grupo de agentes de la Paz
-Debemos ir a la mansión del presidente-dijo Finnick
-Por favor suban al vehículo-pidió un agente
Ellos dos hicieron caso y minutos después llegaron a la mansión y se reunieron con el presidente Snow, él los esperaba sentado detrás de su escritorio tranquilamente dentro de su despacho, les pidió que tomaran asiento y cuando lo hicieron el presidente decidió ser directo y honesto
-Eh recibido muchas ofertas por ambos pero esta noche los dejaré divertirse entre ustedes-dijo Snow
-Disculpe señor no entiendo, ¿de que habla?-hablo Yelena
-El presidente vende a los vencedores a cambio de una buena suma de dinero-explicó Finnick
Snow sonrió con suficiencia y asintió confirmando las palabras del vencedor del cuatro
-Señorita Clark recibí grandes ofertas por usted para que debutara esta noche pero, prefiero que el señor Odair la inicie en esto-dijo Snow
-¿Iniciarme? Yo no pienso "venderme"-respondió Yelena
-Yelena...-murmuró Finnick
-Usted hará lo que yo ordene!-exclamó el presidente-No me obligue a castigarla a usted y a todo su equipo-
Yelena no supo que responder, miró a Finnick de reojo y cuando vio como él bajaba la mirada supo que no había salida para ellos, tenía que hacerlo aunque no quisiera, miró al presidente y asintió haciéndole saber que cumpliría con sus órdenes
-Bien, diviértanse entre ustedes hoy y después comenzarán a cumplir con la lista-finalizó Snow
Les hizo una seña para que salieran de ahí y se fueran de vuelta al centro de tributos, era ahí donde se quedarían, al llegar a su departamento Yelena se fue directo a su habitación sin siquiera hablar con Effie o Haymitch
-Snow ya le dijo sobre el trabajo de los vencedores-contó Finnick
-Oh pobre de mi niña!-chillo Effie
-¿Cuando comenzará?-preguntó Haymitch
-Aún no lo sabemos, el presidente dijo que dejaría que nos divirtiéramos juntos esta noche-respondió el rubio
Haymitch miró a Effie con preocupación y notó que la mujer capitolina estaba igual de preocupada y asustada como él, Effie subió las escaleras y se fue a la habitación de Yelena para estar con ella y tratar de alentarla mientras que los hombres se quedaban ahí parados pensando en todo lo que estaba por venir para aquella chica del distrito doce
-Es solo una niña-murmuro Haymitch-Promete que la cuidarás Finnick-
-Lo prometo, trataré de que ella esté bien-dijo Finnick
Después de eso el rubio del cuatro se fue a su departamento a arreglarse para la fiesta de esta noche, sería en la mansión presidencial y era ahí donde se encontraría con Yelena.

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