Secuestro Mortal | Aidan Gallagher

Sensiblemente extraña

Aidan Gallagher

Decidí pasar por mi antiguo apartamento, desde que había comenzado con todo esto no había tenido tiempo de nada. Emma me había tenido bastante ocupado presentando ser un nuevo problema cada semana.

Me dejé caer en la cama en cuanto prendí el televisor, puse inmediatamente las noticias cuando Mick dijo que el padre de Emma haría una conferencia sobre el tema del secuestro. Lo suponíamos porque no había sido público la muerte de mi padre y era el sospechoso perfecto a quien culpar.

—Hemos estado buscando por todos lados desde que recibimos el vídeo de mi hija... —mencionó Cooper—. Moveré cielo, mar y tierra hasta encontrarla y hacer justicia... Así que, si estas viendo esto Gallagher, te encontraré. Eso te lo aseguro.

Apago la televisión. No necesito seguir oyendo las amenazas por su parte, tengo cosas mucho más importantes que él. El vídeo que le envié lo dejará por un rato enloquecido y yendo hacia el camino equivocado.

Un par de toques a la puerta, frunzo el ceño. No esperaba recibir visitas el día de hoy, no había otra persona aparte de Mick que conociera mi paradero. Así que con cautela me acerqué a la puerta.

—¿Quién es?

—Soy yo —dice una voz. Pero no abro, así que habla de nuevo—. Soy Mick... El que sabe que fuiste virgen hasta los veintiuno.

—Ya ya, no hace falta que se lo hagas saber a todo mi piso —respingo cuando la puerta está abierta.

—No se lo hago saber a nadie —toma mi hombro y pasa.

—Como sea, ¿qué haces aquí?

—Quiere verte...

—¿Emma? —pienso en ella. En la chica más problemática en la historia.

—¿Emma? No, más bien su padre —mi expresión cambió a una más seria y menos preocupante.

—Aún no tengo nada que hablar con él —aparto la mirada—. Aparte es prematuro hacerlo. Hablaré cuando yo lo requiera. Cuando me sea útil...

Siento mi ceño fruncido; mis puños están apretados; mis labios igual. Cada vez que la conversación lleva el tema de la muerte de mi padre y su asesino no puedo dejar de sentirme más que furioso.

Es como hablara de mi propio enemigo... Suspiro, no voy a dejar que me afecte, al menos no a un grado mayor, ya me he metido en muchos problemas.

Secuestrar a su hija no ha sido uno de mis mejores decisiones, pero estaba lleno de deseo por la venganza, mi dulce venganza por el asesinato de mi padre.

—Ya hay que regresar. Dejé a Emma con Kyle, pensé que estar en su habitación no ayudaría mucho.

—Eres muy malo para esto, ¿lo sabías?

—Que te diera la idea no significa que me haga experto. Ni siquiera quería hacerlo, pero es mejor a que vayas a matar a su padre.

—Sería mejor que ella se quedara en aislamiento, es un peligro.

—¿Ella es un peligro? ¿Qué me dices de ti, Sr. Quiero venganza? —ruedo los ojos—. Aparte, ya no es prisionera. Es tu socia por así decirlo.

—No —aclaro—. Ella es una herramienta en mi plan.

—A veces puedo olvidar lo idiota que eres. Como sea, tenemos que volver.

—No soy idiota.

—Idiota y virgen, bueno, hasta los veintiuno —sonríe.

—Deja de burlarte de eso, no es importante.

—Como diga, Sr. Venganza —hace una reverencia antes de dejarme pasar por la puerta de salida.