La traición perfecta

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Pasaron los días, incluso semanas, y no tenía ganas de nada. No tenía hambre, no me daba sueño, levantarme de la cama era difícil así que no lo hacía.

Necesitaba escapar pero ni siquiera me detenía a pensar en eso.

Los platos de comida que me dan están amontonados, no quiero comer y ellos ya no parecen insistir en ello.

La puerta se abre, dejando ver a Kyle.

—Vamos, tienes que levantarte de esa cama.

—No.

—Tienes que hacerlo, linda.

—Quedarme aquí es un mejor plan que salir... no creo que haya nada para mí ahí afuera.

Él se deja caer en la cama, a mi lado.

—No te hace bien todo esto.

—Eso díselo tu jefe, él me tiene aquí... —suspiro—. Ya estaba fuera, ya estaba siendo libre de todo esto. Ahora tengo una pierna herida y un odio muy grande.

—¿Quieres que hagamos algo?

—Quiero estar sola, si no te importa.

Éste suspira y deja la habitación, ni siquiera sé si soy capaz de levantarme de la cama, mucho menos si tengo ganas de hacer algo con el barman que trabaja para el tipo que me tiene cautiva.

Cierro los ojos intentando quedarme dormida, es imposible, ya he dormido demasiado y el sueño ya no existe en mí.

La puerta se abre de nuevo, las suelas de los zapatos me permiten reconocer a quien entró y me mantengo "dormida", no necesito hablar con él; no quiero hacerlo.

—Emma, ¿estás despierta? —no respondo, quiero que piense que en verdad estoy dormida—. Kyle me dijo que hace un segundo estabas despierta.

Respiro hondo, y pienso que si yo creo estar dormida en verdad mi cerebro hará el trabajo por si solo.

—Emma —mueve mi pie, tratando de despertarme—. Estás siendo inmadura.

O simplemente no quiero hablar ahora, ¿no lo ha pensado? Tal vez estoy muy ocupada esperando morir o simplemente una salida para escapar de aquí, no tengo tiempo y mucho menos para él.

—Bien, así será... —escucho como exhala—. Solo quiero que sepas que jamás quise hacerte daño, no realmente.

Creo que su justificación no es muy buena, porque quería hacerme daño, él mismo lo dijo.

—Y lamento haberte hecho creer que te utilicé, o haber dicho que no he cambiado con lo que pasó entre nosotros.

No escucho y no voy a escuchar más sus estúpidas mentiras, él me usará como lo hicieron antes y no estoy dispuesta a perder a otro ser querido por ello.

—Espero que puedas perdonarme.

Escucho sus pasos pero no la puerta abrirse así que me mantengo en la misma posición, con los ojos cerrados y respirando con normalidad. Quiero pensar que en algún momento esto parará y yo seré libre, y yo por fin podré salir de aquí y de todo lo que conozco.

Estoy pensando en tantas cosas, en mi padre, mis "hermanos" quienes no habían venido a mi mente hasta ahora y en mi madrastra.

Cuando mi padre se casó de nuevo tuve la suerte de tener la figura materna que me haría falta. Me trató como si fuera su hija, me alimentó, me vistió y me amó como mi madre lo hubiese hecho.

Mis hermanos, hijos de mi madrastra y mi padre, dos chicos que quiero como a mi vida; son la clase de chicos que merecen el orgullo de todos; ellos son parte fundamental de mi vida.

Secuestro Mortal | Aidan GallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora