Alma rota

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La muerte de mi madre me dejó destrozada por años, a mi padre aun más... Pero yo, me sentía vacía ahora que ella ya no estaba. Sabía que estaría muy decepcionada al ver en lo que su hija se había convertido. Un monstruo.

Una asesina.

Un arsenal.

Después de todo, le había mentido a Aidan. Si había asesinado al hombre que hizo lo mismo con mi madre, pero eso no me trajo paz, jamás lo hizo. Porque estaba tan enojada, tan cegada por mi ira que no me di cuenta que mi padre fue quien me había dado la idea.

Estaba molesta, dolida. Ver a mi madre morir frente a mis ojos por las decisiones que papá tomó a lo largo de su vida. Lloré por un mes entero después de haberlo asesinado, me sentía rota.

—¿Estás bien? —preguntó Kyle desde el marco de la puerta.

—Si... Estoy procesando. —Él asintió dejando un silencio.

—¿Quieres otro porro? —hago una mueca—. Debieron verse, estuvieron salvajes.

—¿Quiénes? ¿A qué te refieres con eso? —entonces ríe nervioso—. Kyle...

—Aidan y tú. Cuando llegaron aquí estuvieron besos por aquí y por allá. No parecían ustedes mismos, incluso se quedaron dormidos aquí —señala a mi cama.

¡Ay por la barba de Aleister Crowley!

Si es cierto y no creo que esté mintiendo, entonces eso significa que me he liado entre  comillas a la persona más detestable del universo y por alguna extraña razón, muy atractivo.

¿No pudo haberme secuestrado un señor cuarentón, gordo y amargado? Sería mucho más fácil querer matarlo.

—No recuerdo nada de lo que estás diciendo —miento.

Claro que lo recuerdo. Esos labios son difíciles de olvidar, incluso pensar en ellos me ponen los pelos de punta. Son deliciosos y prohibidos. Una extraña y perfecta combinación.

—Creo que fumaste demasiado.

—Eso parece —respondo ida en mis pensamientos.

—Por cierto, ¿cuántos días debo reposar?

—El doctor recomendó una semana, pero Aidan le preguntó sobre la actividad física y recomendó al menos dos semanas. Si vas a pelear para él tendrás que guardar mucho reposo —asentí.

—¿Quieres decir que no haré nada en dos jodidas semanas? —ahora él asiente—. Estaré postrada en esta cama —no sé es considerado un berrinche, pero así se siente.

—Puedes ir a comer o recorrer tu nuevo espacio.

—¿No hay bailarinas exóticas?

—Gracias a Lucy que no —rio. Kyle es muy lindo.

—¿Qué fue lo que pasó anoche...? —me cuestiono a mi misma.

—Te drogaste mientras tu vagina se desangraba y besaste a Aidan... —aprieto los labios.

—Deja de recordar lo obvio, Kyle.

—Lo lamento, pero... Eso pasó.

Niego con la cabeza antes de correrlo de mi habitación y volver a dormir. Necesitaba descansar y mi cuerpo se sentía muy pesado para querer levantarse, así que pensé que sería buena idea dormir lo más que pudiera estás dos semanas. Mi cuerpo tomaría más fuerza, energía y ganas.

Pero mi mente seguía pensando en lo idiota que había sido, en qué momento pensé que sería bueno besar a la persona que quiere asesinar a mi padre y en algún momento, a mí.

Secuestro Mortal | Aidan GallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora