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Hyunjin se sentía bien. Él estaba bien hasta ese día; no esperaba que fuera diferente a cualquier otro, todo iba como de costumbre. Hasta que lo vio.

Hyunjin no creyó que fuera real, ellos habían perdido todo contacto alguno, no podía ser él, no podían estar en la misma escuela. No lo podría soportar.

Ese día se sentía como cualquier otro

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Ese día se sentía como cualquier otro. Todo era tan tranquilo a su alrededor, amaba esa paz que sentía y con la que trataba de vivir desde aquellos días. Sin embargo, no siempre era así, había días donde se sentía asfixiado, agotado, desesperado y eso siempre sucedía cuando lo recordaba a él. 

Sus ojos, sus labios, su perfecto perfil, su dulce sonrisa tan inocente pero a la vez tan sucia «al igual que él», porque sí, Hyunjin siempre supo que él estaba sucio, manchado, usado, incluso roto, pero eso no le importaba en lo mas mínimo porque eso mismo era lo que lo hacia extrañarlo y volver a anhelarlo cada día un poco más; él solo podía pensar en lo bien que se sentía besarlo, abrazarlo, hacerlo suyo y tenerlo a su merced, aún sabiendo que no era exclusivo, aún sabiendo que todo ese tiempo lo compartió con más de una persona. Aún sabiendo que jamás sería suyo.

El camino a la escuela fue como cualquier otro, simplemente era él admirando su alrededor, veía a la personas a su en su entorno caminar tan apurados para evitar llegar tarde a su destino; Hyunjin no podía evitar ver fijamente a las personas mientras se preguntaba: «¿Qué estarán pensando?». Siempre fue un fiel creyente de que cada cabeza era un mundo distinto; cada persona tenía sus pensamientos, sus problemas y preocupaciones, cada persona tenía sus deseos mas oscuros ocultos dentro de sí guardados solo para ellos. A él le causaba demasiada intriga conocerlos solo con ver a las personas, dejarlas expuestas conociendo esos pensamientos que jamás se atreverían a decir en voz alta. Saber que tan podrida estaba la gente. 

Al llegar a su destino pudo notar todas las miradas que se posaron en su persona. Tan patéticas; así las sentía él, simplemente era una perdida de tiempo el admirar a una persona por su simple apariencia. Hyunjin estaba hecho una mierda por dentro pero todos lo admiraban y veían con devoción por una sola cosa: su apariencia. Algo tan patético como eso valía mas que cualquier otra cosa en ese maldito lugar.

Ignorando a cualquiera que se atravesara en su camino llego directo al pasillo donde quedaba su salón de clases. El pasillo era iluminado por la luz natural que se filtraba por los grandes ventanales que decoraban éste, la vista simplemente era hermosa y tan atrayente, justo como la persona que logro visualizar al otro lado del pasillo. Esa persona se encontraba observando la vista de esa mañana a través de esos ventanales, simplemente era hermoso. Pero Hyunjin no estaba seguro de lo que estaba viendo, quiso creer que era una mala jugada de su mente y cualquier deseo oculto que hubiera en ésta. 

Le tomo un par de segundos notar que esa persona estaba caminando directo hacia él haciendo ver la escena mas real de lo que ya era. Pudo visualizar su bella sonrisa apareciendo en su rostro conforme se acercaba a él, pudo ver esos ojos enfocándolo solo a él y a nadie mas, vio ese suave cabello que tanto deseaba volver a tocar ser cubierto por los rayos de sol que se colaban por aquellos ventanales. La vista era tan perfecta y sublime que lo hacia dudar de su veracidad. 

𝐰𝐢𝐬𝐡 | ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora