-Seungmin, cierra los ojos e imagina que soy él...
Seungmin solo quería ser amado y correspondido. Hyunjin ni siquiera sabía lo que quería, mucho menos lo que sentía.
Chan estaba dispuesto a permitirle lo que fuera, siempre y cuando no lo dejara. M...
Seungmin observaba atentamente la vista que tenía al frente suyo, un cielo hermosamente despejado pintado de un tenue azul acompañado con unas pequeñas manchas blancas haciéndole un contraste embellecedor, no seguían orden alguno ni específico, eran colores mezclándose entre sí cobijados por unos cálidos y naranjescos rayos de sol formando la vista perfecta. Para él, observar el cielo era igual a perderse tratando de encontrar sentido alguno a una pintura abstracta.
Cada persona lo interpreta a su manera, y ve lo que quiere ver.
Se encontraba tan perdido en lo más profundo de su mente y su ser, que lo hacia sentir abrumado y agobiado, sentía como si algo no estuviera bien, como si algo faltara; era como estar ahí sin ser consiente de estar ahí. No se sentía real.
Logró que sus músculos respondieran y así pudo apartar la vista de ese bello paisaje que tanto lo absorbía. Y entonces lo vio: tan seguro de sí caminando mientras sonreía a los que lo saludaban y a los que no también, «tanamable», pensó tan inalcanzable que dolía; su pura presencia iluminaba el lugar. Y Seungmin solo pudo quedarse ahí parado con mil y un pensamientos dando vueltas una y otra vez en su mente.
Él observaba a la persona que más anhelaba en este mundo a través de aquella ventana de cristal ubicada en el segundo piso de esa escuela.
Seungmin lo miraba con tanto anhelo y devoción, mientras que él jamás lo notó.
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—Señor Kim —llamó su profesor con voz demandante haciéndolo salir completamente de sus pensamientos—. Ya que lo veo tan pero tan centrado en la clase creo que es más que capaz de responder una pregunta referente al tema que estamos viendo, ¿no es así?
No, claro que no era así. Él ni siquiera tenía la idea del tema que estaban viendo, sus pensamientos estaba centrados en un tema totalmente diferente. En sus pensamientos sólo estaba él.
—Bien, veo que no esta muy cooperativo el día de hoy —Volvió a hablar su profesor—. Lo quiero fuera de mi clase, y tendrá falta.
Seungmin no hizo más que asentir y tomar sus cosas para después salir del salón de clases.
Sin nada que hacer más que esperar a que la clase terminara y siendo muy cuidadoso al observar que nadie lo viera se dirigió a la azotea de la escuela. Esta jamás se encontraba cerrada ni supervisada, lo cual era estúpido. Ese podría ser el lugar perfecto para suicidarse lanzándose de un sexto piso; a menos que fueras visto antes por alguno de los docentes que se encontraban en la sala de maestros, de la cual se podía observar perfectamente la azotea y viceversa.
Con el cuerpo tenso y los contantes pensamientos invadiéndolo Seungmin dejó su barbilla reposar sobre sus brazos que se encontraban apoyándose sobre el caliente concreto de la barda de aquella azotea, él podía sentir los suaves rayos de sol envolverlo, haciéndolo sentir cálido sin llegar a ser sofocante.