-Seungmin, cierra los ojos e imagina que soy él...
Seungmin solo quería ser amado y correspondido. Hyunjin ni siquiera sabía lo que quería, mucho menos lo que sentía.
Chan estaba dispuesto a permitirle lo que fuera, siempre y cuando no lo dejara. M...
Seungmin jamás se interesó en alguien más que no fuera Chan, siempre se limitó a pensar que algún día no demasiado lejano podría confesar sus sentimientos y que estos serían completamente correspondidos, porque Chan se daría cuenta que también lo quería. Lastima que nada sería así, no después de que Lee Minho llegara a la escuela donde estudiaba y donde Chan era maestro de literatura a presentarse como maestro de matemáticas.
Él quería solo una oportunidad pero lamentablemente ahora la veía demasiado lejana que no era capaz de sentirse el mismo, pero esto cambiaba cuando Hyunjin lo tocaba, cuando lo besaba, cuando cerraba los ojos y su mente inevitablemente imaginaba a Chan. Le gustaba tanto esa sensación que quería más. Quería tenerlo solo para él.
Un día mientras ambos observaban a los que eran sus maestros y romances frustrados; desde la azotea de la escuela, uno al lado del otro simplemente haciéndose compañía. Seungmin se permitió observar detenidamente el perfil de Hyunjin, quien mantenía su vista fija en aquella oficina de maestros que se encontraba en el edificio contrario. Mientras lo veía con detalle no pudo evitar preguntarse que se sentiría salir con alguien como él. Con alguien de su edad que realmente pudiera fijarse en quien era realmente, no en lo que fingía ser.
Seungmin siempre fingío madures y más si era frente a su vecino. Durante años se esforzó en ser bueno en cualquier cosa que hiciera, lo tenía todo. Era guapo y lo sabía mejor que nadie, siempre destacó por sus buenas calificaciones, su inteligencia sobresaliente, su agilidad para los deportes, duró años practicando beisbol y basquetbol, igual de bueno en ambos, pero también era bueno en el ámbito artístico. El canto y la guitarra acústica siendo su fuerte; siempre estuvo rodeado de gente que lo consideraban alguien increíble, siempre tuvo amigos que lo acompañaran y el más cercano siempre fue Jeongin.
Pero ni el mismo Jeongin lo había visto tan vulnerable como Chan lo había hecho.
Seungmin lo tenía todo, popularidad, belleza, inteligencia, amabilidad e incluso talento. Pero lamentablemente, no tenía un padre, siempre se esforzó tanto para mostrarse a si mismo, a su madre y todos a su al rededor que él no necesitaba a un padre al cual llamar, él no necesitaba un padre que se sintiera orgulloso de él, él no necesitaba un padre que le diera su cariño y afecto, él no necesitaba un padre que le enseñara todo lo que se supone que un padre le enseña a su hijo. Seungmin jamás necesitó a su padre. Él siempre se convenció de eso.
Pero nadie sabía eso. Nadie necesitaba saberlo. Ni Chan, ni Hyunjin, ni Jeongin, ni su madre.
Cuando veía a Hyunji no podía evitar pensar que si no estuviera enamorado de Chan, definitivamente ya se habría enamorado de Hyunjin o al menos le gustaría poder hacerlo.
»Hyunjin, ¿Por qué te gusta el profesor Lee? —soltó casi en un susurro mientras aún observaba a profundidad en rostro de quien tenía a un lado.
»No lo sé, Seungmin. —dijo Hyunjin mientras giraba en dirección a Seungmin prestándole total atención.— Si yo te preguntara por qué te gusta el profesor Bang, ¿Podrías contestarme?
Seungmin pareció pensarlo un momento hasta encontrar la respuesta, viendo directamente a Hyunjin. —Es amable, muy divertido, me entiende, se preocupa por mi, se interesa por las cosas que le cuento, por lo que hago. Cuando me abraza me hace sentir seguro y querido, siempre me da palabras de aliento cuando las necesito. Me hace sentir feliz cuando me dice lo orgulloso que está de mi. Además es guapo.
Hyunjin lo pensó un momento para después volver su vista a lo que antes observaban.
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