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Lisa se encontraba caminando por las pequeñas áreas verdes de su facultad, soltó un gran suspiro luego de volver a recordar la situación "comprometedora" de Jennie con aquella otra pelinegra

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Lisa se encontraba caminando por las pequeñas áreas verdes de su facultad, soltó un gran suspiro luego de volver a recordar la situación "comprometedora" de Jennie con aquella otra pelinegra. Rosé no le estaba mintiendo, ella misma pudo verlo y comprobarlo, de alguna manera, Lisa se sentía decepcionada. Realmente hubiera soportado escuchar de todo ya que lo más lógico era conocer mejor a Jennie.

Y vaya que si estaba conociéndola.

Lisa sabía que nunca se hubiera puesto a coquetear tan descaradamente con alguien. Ni siquiera le tuvo respeto a ella y su momento de conversación. Simplemente la dejó de lado por una chica más... Tal cual Park le aseguró.

Negó lentamente con la cabeza, no esperaba eso de Jennie. Por ahora solo quería buscar una máquina expendedora y comprar alguna barra de cereal para saciar su hambre, pero de lo que estaba segura es que no volvería a la cafetería. Podían decirle exagerada o muy penosa con cosas que ni al caso, pero le incomodaba de cierta forma ver las interacciones íntima de otra personas, por más pequeñas e insignificantes que estas sean.

Aseguró la correa de la mochila en su hombro y se dispuso a acelerar el paso si que es no quería escuchar la campana y tener que volver a regañadientes a su clase sin comer algo siquiera.

—¡Lisa! ¡Espera!

La voz le resultó demasiado familiar, mas no sabía si detenerse era lo adecuado. Resopló algo cansada y decidió seguir su camino. No iba a darle el gusto a alguien que no pensó en ella por irse de atrevida con otras personas. No, eso sí que le había molestado ahora que lo analizaba meticulosamente. Le faltó el respeto de alguna forma.

—¡Espérame!

Lisa acomodó mejor sus lentes y empezó a ignorarla. Sin embargo, no contó con que Jennie fuera una de las mejores en la clase de atletismo y pudiera alcanzarla con facilidad. La pelinegra sintió como era sostenida de la muñeca con firmeza pero sin alguna muestra de fuerza exagerada. Tragó saliva y esperó a que Jennie se pusiera frente suyo.

—¿Por qué te fuiste?

El rostro de la menor se desfiguró en una mueca de indignación e incredulidad, esa pregunta fue la más estúpida que pudo haber escuchado en toda su estadía en Corea.

—Espera. ¿Es en serio, Jennie? —la
miró despectivamente, no sabe cómo, pero todo le estaba generando una gran molestia—. ¿Querías que me quedara viendo la interacción que tenías con la chica?

Y bueno, esta vez fue el momento de la castaña para sentirse totalmente descolocada y sorprendida.

¿Por qué se parece tanto a una escena de celos?

Jennie estaba dándose ilusiones que ni al caso venían.

—¿Me estás escuchando?

—¿Estás celosa? —replicó con una sonrisa que empezaba a ampliarse.

—¡¿Qué?! —gritó y dando un fuerte resoplido, decidió darse la vuelta para ir a su aula respectiva. ¡Al diablo con el hambre que sentía!

Jennie logró reaccionar y antes de colapsar por el pánico, la detuvo
tomándole del antebrazo.

—Espera, espera, no te vayas —le suplicó. Sí, así es. Jennie Kim está dejando todo de lado para tratar de detener a la chica que ha calado muyen el fondo de su corazón.

—¿Y ahora qué? —habló dejando de forcejear.

—Lo lamento mucho, Lisa —dijo con sinceridad, deslizando su mano desde el antebrazo hasta sostener la delgada mano de la chica.

—¿Por qué dices eso? —Lisa pareció dispersar toda su mala gana y decidió escucharla. Disfrutando del cálido toque que le propinaba la mano de Jennie sobre la suya.

—Cometí un grave error, sé que estuvo mal. Es que ella, ella... —trató de no exasperarse, pero es que no encontraba las palabras correctas para decir la verdadera razón de sus acciones y el que verdaderamente lo lamentaba.

—Tranquila, quizás no fue momento para hablar. Entiendo la persona que eres y-

—¡¿Qué?! No, no. Yo ¡Ah! En serio, lo siento, de seguro ya has escuchado todo lo que dicen de mí. ¿Verdad? —a estas alturas de su vida y al frente de Lisa, realmente se sentía avergonzada
de lo que era antes.

—Bueno, sí. La verdad que sí —se sintió extraña porque no quería hacer sentir mal a la castaña—. Pero no te preocupes, yo no soy alguien para juzgarte. Nadie es perfecto y no debes hacer caso a lo que los demás digan de ti.

—Pero yo no quiero que tú tengas ideas erróneas de mí —habló rápidamente, con algo de inseguridad y tristeza inundando su organismo.

—¿Yo? —la pelinegra no pudo decir nada más ante eso. ¿Qué trataba de decir? No lo entendía.

—Soy consciente de la actitud estúpida que he tenido, de las personas que quizás lastimé por diversión, pero yo... Yo en verdad quiero cambiar, no quiero ser más esa chica que piensa que puede tenerlo todo con facilidad, quiero ser alguien que pueda merecerte y del que tú puedas estar orgullosa.

—¿Qué? —Lisa frunció levemente el ceño en claro acto de confusión—. ¿Jennie, qué rayos estás diciendo?

—Que quiero demostrarte que ya no soy como hablan los demás de mí, que puedo cambiar por ti.

—¿Por mí? Kim, no es necesario que te fuerces a ser algo que no quieres —replicó con paciencia—. Y si quisieras deberías hacerlo por ti misma, yo no soy alguien en tu vida y-

—¡Pero sí quiero! —interrumpió—. Y no solo por mí, lo hago por ti y porque quiero que no solo seas "alguien", yo realmente quiero que formes parte de mi vida —volvió a tomar con más firmeza la mano de Lisa y, aunque moría de nervios, estaba decidida.

—Jennie, espera yo...

—Me gustas, me gustas demasiado y... Y sé que tal vez parece demasiado precipitado, pero no he podido evitarlo. Ya no puedo y tampoco quiero hacerlo —la pelinegra la miró con demasiada sorpresa. ¿Qué se supone que tenía que hacer?—. Y deseo que por favor puedas darme una oportunidad, solo una para conocernos mejor y demostrarte que puedo ser mejor... Por favor —su voz se suavizó a medida que hablaba.

Lisa pasó saliva con dificultad y al igual que la castaña, sus mejillas empezaron a arder y colorearse de un efusivo tono rosa.

—Kim... yo, uh, en verdad no me esperaba nada de esto.

La tailandesa se sentía totalmente cohibida. Prácticamente... ¿Jennie le había confesado sus sentimientos por ella? Pero, ¿en tan poco tiempo? Lisa no podía procesarlo bien, era algo tonto, demasiado absurdo.

En tantas cosas en su cabeza, no pudo reaccionar rápidamente al fuerte abrazo que obtuvo por Jennie. Sintió como la coreana se aferró a su cintura y escondió su rostro en la curvatura de su cuello. Lisa se tensó un poco ante la cercanía, pero tampoco podía negar que la agradable calidez le hacía sentir bien.

—Por favor~ — escuchó el débil susurro en los labios ajenos.

—Por favor~ — escuchó el débil susurro en los labios ajenos

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Sucker for you | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora