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Rin entró escandalosamente, fue a sentarse en el sofá que tenía Obito en una esquina.
- Mi auto se ensució mucho, manda a alguien que lo limpie ahora y necesito otra tarjeta de crédito, la que tengo ya no me gusta
- Yo también te extrañé, gracias por preguntar
- ¿Te sientes bien? Desde la mañana te ves diferente y actúas distinto
- No creo que te importe cómo me sienta, lo único que quieres de mí es el dinero que puedo ofrecerte ¿Me equivoco?
- Generalmente negaría eso, pero ya me estoy hartando de tu trato conmigo, así que sí, lo único que me interesa de tí es el dinero, porque no puedes ofrecerme nada más
- Rin, puedo ofrecerte todo lo quieras, pero no es mi culpa que seas una desgraciada que no sabe cómo ser feliz

Rin se puso de pie, salió de la habitación, Obito volvió a escuchar las burlas de Hidan.
Que aburrido era estar allí, ¿De verdad había pasado años haciendo nada? Tenía todo el dinero sí, pero tenía a una esposa que ni siquiera quería, una vida aburrida y a Deidara cómo asistente.
Bueno, tal vez eso último no era tan malo.

Hidan solo paseaba por la casa, Obito le había dado la libertad de apartarse, siempre y cuando no fuera más allá de los muros de la casa. No había mucho que investigar, salvo a unas cuantas manchas de sangre que podía robar. Estando a punto de regresar con Obito, pasó por una pequeña habitación, la puerta era negra, al no tener un cuerpo de materia sólida, logró pasar la puerta sin problemas. Era un baño totalmente blanco, había una regadera al fondo, pero una cortina cubría esa parte, por los ruidos, había una persona.
- Obito va a estar interesado en ésto...

Fué rápido a dónde Obito, llegando él estaba girando en su silla.
- Mira, soy millonario y estoy haciendo una tontería... Que patético soy
- Después me dices lo que siempre has sido, ahora ven conmigo
- Déjame gozar de la buena vista
- ¡Es Deidara!

Obito se levantó de inmediato, siguió a Hidan hasta el baño dónde había visto la escena “impactante”.
- Abre la puerta y en la regadera va a estar tu sorpresa
- Espero que no sea nada malo
- Yo sería incapaz

Obito entró rápido, no le dió importancia a algunos cuantos ruidos, hizo a un lado la cortina y...
- Dei-
- Ah... Obi...

Estaba Deidara, exaltado, con una mano sobre su miembro, otra cubriéndose la boca. Obito no soltó más palabras, no le parecía nada de otro mundo o estaba siquiera asustado, ya había visto hace tiempo el cuerpo desnudo de Deidara, habían tenido relaciones algunas veces, pero ahora todo era incómodo.
- Señor...
- L-Lo lamento... ¡Interrumpí algo!

Deidara dió la vuelta, tratando de disimular lo sucedido, se subió el pantalón, pero al tratarse de acomodar la camisa, sintió cómo las manos de Obito lo detenían. Giró un poco su cabeza, Obito ya estaba detrás de él.
- ¿Qué diablos crees que ha-
- Shh, tu 'amiguito' aún está teniendo problemas, ¿Por qué estabas tan excitado?
- Si sigues bajando más...
- ¿Que vas a hacer? ¿Vas a matarme?
- Obito, suéltame
- Respóndeme ¿Por qué estabas haciéndolo? Te soltaré una vez que me hayas dicho
- ¿Estás loco? ¡Suéltame!

Obito bajó una de sus manos hasta el miembro de Deidara, lentamente le bajó de nuevo el pantalón, Deidara trató de detenerlo, pero Obito con su otra mano lo detuvo. Deidara trataba de alejar a Obito, pero no podía moverlo.
- Parece que se está poniendo más duro ¿Quieres que te ayude?
- Alejate de mí...
- ¿Es porque piensas en mí?

Deidara trataba de que Obito no lo viera, pero era inútil, ya que Obito pasaba su mano por todo su cuerpo. El silencio regresaba al cuarto, está vez, Obito bajó un poco la camisa de Deidara, besando su cuello.
- Obito... Detente por favor
- Sí estás avergonzado no hay problema, siempre te he querido así, no hay nada mejor que volverte a tener entre mis brazos, te amo Deidara y quiero que estés bien...
- Cállate, cállate de una vez, tú eres el responsable de todo esto, me enamoraste y me dejaste cómo sí no te importara ¡Ahora no trates de hacer que nunca sucedió nada!

Obito se detuvo, abrazó por detrás a Deidara, sumergiéndose en sus suaves hilos rubios que tenía por cabello, aunque él no lo hubiera deseado, el Obito millonario de verdad estaba muy arrepentido, haciendo que sus duros pensamientos y sentimientos, cayeran ante las palabras del pequeño hombre, soltando lágrimas a mares.
- ¿Estás... Llorando?
- Es qué, ya se que es mi culpa, estoy muy arrepentido de todo lo que te hice, me odio desde el día que te dejé, pensando que podría olvidarte siendo esposo de Rin
- Que idiota eres, mi idiota tan lindo

¿Hace cuánto había llegado? Según él, apenas iba una semana o talvez dos, pero los día se le hacían una eternidad estando lejos de su amado hombre, pero todo se convertía en segundos cuando los momentos juntos llegaban

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¿Hace cuánto había llegado? Según él, apenas iba una semana o talvez dos, pero los día se le hacían una eternidad estando lejos de su amado hombre, pero todo se convertía en segundos cuando los momentos juntos llegaban.
Era un amor no aprobado, el cuerpo del otro era el fruto prohibido en ese momento, sin importar las consecuencias, se entregaban en cuerpo y alma, grabando su nombre en todas partes.
Esa noche, Deidara admitió que aún tenía un amor por Obito, la pasión llegó al instante, dejando a un lado que un ángel los observaba, Obito desnudó a Deidara, no sólo físicamente, sino, sentimental, las palabras no eran necesarias para expresar sus sentimientos en ese preciso momento, pero el sonido de sus choques eran suficientes. Los dulces gemidos que eran música para los oídos de Obito, sobrepasaban las gruesas paredes, llenando cualquier vacío.
La primera noche juntos, partieron de un baño, hasta la habitación de Obito, la segunda vez, fue durante una reunión con otros compradores; nadie sospecharía que debajo de la mesa, Obito llenaba a Deidara de lo que llamaron por casualidad «magia de amores» y la tercera, la tan excitante tercera vez, fue en la oficina inicial de Obito, sobre el escritorio, sin callar el más mínimo sonido, disfrutando de rasguños, mordidas, gemidos, besos y caricias. Hasta la llegada de Rin, nadie pensaría lo que había pasado antes de dicho suceso.
La mujer tan engañada e irritante entró, dejando a su guardaespaldas fuera, esperando en un extremo de la puerta, mientras que en el otro estaba Deidara, satisfecho y cansado.
- ¡¿De verdad piensas que te voy a dar el divorcio?!
- Aunque no quieras, lo vas a hacer, estuve leyendo la condición con la que nos casamos y fuiste tú quien lo sugirió
- ¿Y después qué? ¿Vas a ir corriendo a los brazos de tu juguete sexual?
- No se a que te refieres, pero que manera tan vulgar de expresarte
- ¡Estoy hablando de Deidara!
- ¿De él? Linda, dí cualquier cosa, pero Deidara es mucho más que eso, él es todo lo que quiero, lo amo y él me ama, tal vez tú siempre fuiste mi distracción y mi “juguete”
- ¡Te vas a arrepentir Obito Uchiha!

Rin salió enfurecida, azotando la puerta, estando frente a Deidara, estuvo a punto de darle una cachetada, pero no lo logró
- No estés tan seguro de que vas a lograr separarme de Obito, tú solo eres un maldito empleado sin valor
- Rin, no estaría tan seguro sí fuera tú, aún no olvidó lo que le hiciste a Konan, por eso me gusta ver cómo enloqueces cada vez más, pero en verdad amo a Obito y sí, solo soy un empleado, pero este empleado tiene todo el amor de tu esposo, así que adiós, señora Rin
- Maldito, maldito, maldito ¡Te odió Deidara! ¡Te odio tanto que voy a hacer todo lo posible para que pagues por esta humillación!
- ¿Tanto te duele que ya no vas a tener el dinero de Obito? Que ambiciosa eres

Rin se fue.
Obito estaba preparando todo para divorciarse e irse con Deidara.

✧†ⁱᵉᵐᵖᵒ ᴰᵉᵐᵒⁿíᵃᶜᵒ✧    ObiDei [AU] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora