Capitulo 2. WhiteBridge.

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-¿Me podrías prestar tu bolígrafo?- preguntó Jenna en cuanto vió a alguien juguetear con uno con las manos.

Era un chico alto, unos centímetros más que ella, llevaba el cabello castaño alboratado y unos ojos marrones amigables, su complexión era como la de un jugador de fútbol americano, no se sorprendería si practicaba aquel u otro deporte.

-Claro- respondió el chico con una sonrisa en su rostro percatandose de que lo estudiaba con atención y tendiendole la mano para que lo tomara.

-Gracias- respondió Jenna reaccionando y llenando los datos que le faltaban en sus documentos.

-¿Nos conocemos?- preguntó el muchacho odiandose por su falta de memoria al recordar los rostros de sus compañeros.

-No lo creo- respondió Jenna volviendo su mirada de nuevo hacía él. "Lo recordaría" pensó en sus adentros.

-Soy Caleb entonces- sonrió con coquetería.
Fue su turno de apreciar la fisionomía de Jenna.
El largo cabello lacio le caía más allá debajo de los hombros, y los destellos ligeramente más claros que llevaba teñidos le daban una apariencia más dulce resaltando el tono pálido de su piel.

-Jenna- respondió un tanto nerviosa teniendo sus ojos observando el verde de los suyos.

...

-Aún no puedo creer que te hicieran atrasarte en tus años de escuela para que terminemos en la misma clase - se quejó Sophie mientras Ricky terminaba de estacionar el auto de una forma bastante ridícula.
Había llamado la atención de medio alumnado y el auto estaba por lo menos 60 centímetros fuera de lo que debía estar, aunque en realidad eso era lo último que llamaba la atención de las personas, pues el lujoso Porsche era imposible que pasará desapercibido.

-Parece que no has podido librarte de mi- respondió Ricky juguetón sintiéndose mal por todo lo que habían pasado hace unos minutos.

-Deja de molestarme- contestó Sophie.

No estaba molesta en verdad, es decir, siempre estaban molestandose entre ellos pero no era un disgusto de los que provocaba Hal, esos eran los peores, era cuando realmente se enojaban y eran crueles el uno con el otro.
El que ocasionaba ambos eran más bien Ricky siendo insoportable de forma amistosa y Sophie riéndose internamente para demostrarle que lo que hubiera dicho no le había causado gracia.
Esos momentos eran más bien fugaces, no sucedían a menudo y cuando lo hacían algo siempre los arruinaba.

"Ojalá pudieran durar más" anhelaba Sophie pero al recordar los malos ratos se arrepentía al instante.

-¿Oh sí no qué?- retó Ricky con su característica superioridad, al sonreír se le notaban perfectamente los hoyuelos en las mejillas - ¿Eeh?- presionó.

-El hecho de que no se me ocurra algo bueno que contestarte ahora no significa que saldrás libre- respondió con torpeza sin apartar la mirada.

Finalmente Ricky fue quién rompió el contacto visual soltando una carcajada que sólo Sophie pudo escuchar gracias a los polarizados vidrios del Porsche y aquello le pareció el sonido más encantador que había oído en mucho tiempo.
Era una pena que menos veces de las que podía contar con las manos fuera testigo de la risa de Ricky.
No solía reír casi nunca y Sophie agradeció haber causado esa reacción, se esperaba una grosería de parte suya y el resto de una pelea dando inicio a la semana pero se topó con una sorpresa diferente que la hizo querer repetir el momento.

...

Horas más tarde.

-Bienvenido Sr. Scott- saludó con un apretón de mano el director Galloway al nuevo profesor de artes, al cual se había empeñado en no contratar hasta que no tuvó más opción.

Shut Up.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora