Capítulo 30. Puntos Ciegos.

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Tiempo más tarde.

No supo en que momento pasó, no recordó cuando comenzó a parecerle adorable lo que decía, como le gustaba cuando el sol iluminaba los destellos más castaños de su cabello, lo mucho que ya no se resistía a besarla, la suavidad de sus labios que no entendía porque pero que ya no le apetecía besar a ningunos otros que no fueran los suyos y lo sorprendentemente bondadoso que encontraba pudiera amarlo.
Le gustaba lo apasionada que era con sus convicciones, cómo se encendía el brillo de sus ojos cada vez que cantaba sobre el escenario porque sabía que era lo que más amaba hacer, y estaba convencido que esa voz era su sonido favorito.

Jennifer Clark lo había logrado, había ganado el juego, Caleb se había enamorado de ella.

-¡Jennifer!- gritó Olivia con suma reprobación apartándola de inmediato de la boca de Caleb- ¡¿Cómo te atreves?!- gritó con cara de asco.

Pasaba por el muelle mientras los vio, el muelle se había convertido en su lugar  luego de que Caleb aceptara sus sentimientos, parecía loco pero desde que eso pasó ya ni siquiera recordaba la venganza, ya no ideaba planes para sacarle dinero o pensar en como podría herirla a ella o a su familia, sino todo lo contrario, quería compensar el remordimiento de su consciencia, se prometió que jamás se lo diría, nunca le mencionaría que el inicio de su relación sólo había sido una farsa, pensaba que no tenía caso, ya no era así, cuando miraba a Jenna confirmaba que la quería, pensaba en ella todo el tiempo, en las cosas que sabía le hacían feliz, en cómo le gustaba hacerla reír y se sorprendía por lo mucho que disfrutaba sus cursilerías románticas.
Se sentía un imbécil, incluso habló con Víctor sobre eso y él le dijo que estaba feliz porque había encontrado el amor pero Caleb no terminaba de sentirse merecedor de aquello, cada vez que Jenna intentaba convencerlo de que así era, la culpa le invadía de nuevo, cada vez que ella intentaba seducirlo él se excusaba con cualquier cosa para evitarlo porque aunque ya no era mentira lo que le decía, alguna vez lo había sido, y no era capaz de confesárselo, elegía no ser honesto y continuar ocultándole esas cosas.

-¿Qué te pasa?- contestó volteando a verla.

-¡Mírate! ¡Mira en lo que te has convertido gracias él!- gritó señalándola de arriba a abajo con la mano-¡Alguien que miente, que me engaña, que ya no le importa su familia ni el sostén de ella!- estaba muy enojada, no estaba utilizando su voz fastidiosa de siempre, estaba gritando bastante fuerte.

En una de sus tantas discusiones, Jenna terminó mintiéndole sobre que terminaría con Caleb y durante semanas así lo había hecho, por esa razón su madre no se oponía a las tocadas con la banda o las salidas al teatro pues le había hecho creer que por fin había entendido que Caleb era "inferior" a ella.

-¡Tú sólo estás enojada porque ya no quiero trabajar para ti!- defendió.

-¡Él te está llevando a la ruina, entiendolo, sólo míralo!- contraatacó viendo a Caleb con altanería.
El chico vestía siempre ropa vieja y algo rota, y ahora mismo estaba sucia también porque había estado trabajando antes de su cita, agachó la mirada avergonzado compartiendo todo lo que Olivia decía.
Siempre había entendido porque no quería que estuviera cerca de Jenna, quizá intuición de madre o sencillamente que era la única le aceptaba en la cara que era muy poca cosa para salir con su hija, según ella.

-¡Ya déjalo tranquilo!- defendió harta de que se metería con su estatus económico- ¡Dime qué tiene de malo cómo está vestido!- gritó.

-¿Qué tiene de malo?- se burló- ¿Qué no te da pena que te vean con él?- volvió a decir riéndose.
Caleb parecía muy herido, contrario a las otras veces que la había escuchado.

-¡Me daría pena ser igual que tú!- insultó.

-¡Jennifer!- reprendió tomando su muñeca con fuerza para llevársela.

Shut Up.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora