❝Miré a mi alrededor y,
paradójicamente, la única
luz que encontraba en mi
vida, era la persona más
apagada que jamás
había conocido.
Intenté agarrar su mano,
pero se desvaneció entre
mis dedos como si fuese
ceniza.
Lo que me atrajo de ella
fue su p...
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I fear love, knowing that time betrays le tengo miedo al amor, sabiendo que el tiempo traiciona
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—Entiendo, lo haré lo mejor posible —respondió Danna para después salir del despacho de Erwin justo hoy, 11 de febrero, cumplía catorce años y ya podía participar en su primera misión con el escuadrón de Levi, que sería en un par de horas.
—Que sepas que no me gusta la idea —dijo Levi una vez Danna hubo cerrado la puerta.
—¿Por qué? Ya no soy una niña y has sido tú quien me ha entrenado, no puedo estar más preparada. —La chica caminó hasta donde el hombre estaba.
—Sé que lo has hecho todo perfectamente por tu cuenta hasta ahora, pero las misiones son muy diferentes. No te separes de mi lado en toda la expedición, ¿entendido?
—Sí, tranquilo. ¿Vamos a los establos? Tengo allí el Equipo, que lo he tenido que arreglar.
Ambos caminaron hasta llegar al establo, se pusieron los Equipos y sacaron sus caballos de ahí.
—Iremos a un castillo en ruinas, no te preocupes por la distancia —comentó el hombre subiéndose al caballo, Danna le imitó—. Nos estará viendo la próxima generación de soldados, debemos causar una buena impresión.
—Está bien —susurró ella.
—Seguro que la gente se sorprende al ver a alguien tan joven en el escuadrón de élite. Será divertido ver sus caras. —Los dos trotaron hasta llegar con los demás, que ya se habían agrupado por escuadras.
Llegar hasta la puerta del distrito de Shiganshina fue rápido y, tal y como dijo Levi, siempre que reparaban en la presencia de Danna —bastante a menudo pues estaba al lado del soldado más fuerte de las murallas— se sorprendían de lo joven que era.
—La misión número 45 está a punto de comenzar, soldados, ¡entregad vuestros corazones! —exclamó el comandante.
Los caballos comenzaron a trotar, parecía que tenían más ansias por salir de aquellas murallas que la propia Danna. Una vez hubo cruzado ese gran portón, alzó su vista al frente, que por primera vez en su vida, no tenía fin. "Esto es lo que mi padre sentía cada vez que se iba, ¿merecía realmente esto su vida?" Se preguntó la chica.
