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🎬Narrador omnisciente:

Su mirada castaña se paseó por todo el establecimiento, buscando a la persona con la que había quedado. Las luces coloridas del techo daban al lugar un ambiente más emocionante, algo que le daba un toque de inquietud al de baja estatura.

No estaba acostumbrado a ese tipo de sitios, pero anteriormente se vio envuelto en una pequeña conversación, que le hizo aceptar sin pensárselo dos veces. Esa mirada negra profunda le había calado hasta el corazón, y esa sonrisa coqueta no le pudo hacer negar.

Los dientes afilados sobresalieron de sus labios al ver a su presa delante de él. Tan pequeñita y linda para él. Y sin ningún tipo de pena, paseo sus orbes negros por todo su cuerpo, observando cada detalle del conjunto portado por Haiden.

Esos pantaloncitos lograban marcar cada curva de su parte trasera, y esa camiseta algo trasparente le daba la vista de la blanquecina piel tras la tela que estorbaba. Se paro en esos hermosos y lindos cachetes que tenían un color rojizo, mirando como el Kimura menos se acercaba a pasos rápidos hacia la mesa asegurada.

Lo saludo con una pequeña pero sensual sonrisa, levantándose para dejarle paso al asiento continuo. Se volvió a sentar en el sofá de cuero negro, posando uno de sus brazos por el respaldar y teniendo el pequeño vaso de alcohol en la mano contraria.

-Has tardado un poquito~-Arrastro las últimas letras al hablar, era notable que ya estaba un poco subido de copas, por lo que su actitud coqueta fue subiendo de nivel-

-Perdón, no estoy acostumbrado a este tipo de lugares-Se rasco la nuca con nerviosismo, observando como el pelinegro se levantaba para dirigirse a la barra y volver a pedir algo de bebida, ahora para el recién llegado-

Las personas a su alrededor bailaban sin vergüenza, moviendo las caderas y los brazos al ritmo de la música, y dándolo todo en la pista de baile. La música era marchosa, al estar algo lejos de los altavoces de gran tamaño, la melodía no llegaba a ser perfecta para sus oídos. Pero era suficiente para que tarareara y empezara a tener ritmo en su delgado cuerpo.

Unos pasos cercanos llamaron su atención, observando el gran vaso de alcohol delante de su rostro. Miro con los ojos como platos el líquido azul brillar con los focos, mirando con Baji le animaba a que se lo tomara por completo.

Baji Keisuke, un pelinegro que se pasaba de atractivo. Esa melena negra como la noche le había engatusado nada más esta se meció frente a él, y esos ojos afilados le habían penetrado hasta el alma. Era atractivo, gracioso, fuerte, cariñoso y tierno, eran todas las características que en cinco minutos podía haber visto en el oji negro.

Queriéndose llevar más, agarro con ayuda del pelinegro la gran copa, colocando sus carnosos labios en el filo de esta y empezando a sentir el ardor de la bebida bajar por su estrecha garganta. La nuez en su cuello se movía al compás de los aplausos a su lado. Oía la risa de Baji, repitiéndole con emoción que siguiera tragando todo lo que pudiera.

Un sonrojo empezó a crearse en la punta de sus orejas, pasando hasta el centro de su rostro, y extendiéndose por sus mejillas. Algunas gotas de bebida se escabulleron de sus labios, empezando a resbalarse por su barbilla hasta caer en su cuello expuesto.

Los ojos oscuros de Baji se dispararon a aquella zona, acercando con rapidez su rostro hasta la curvatura, y empezando a pasar la nariz por cada lugar sensible que sabía. El pequeño jadeo que salió por sus labios llamo la atención de Keisuke, viendo como Haiden respiraba con dificultad, intentando ganar aire para poder terminarse lo que quedaba de bebida. Siguió con su acción, pasando su lengua lenta y tortuosamente por su cuello, saboreando el amargo sabor a alcohol. ¿Cómo Haiden podía tomarse una copa más grande que su cabeza?, ni lo sabía, pero disfrutaba la escena frente a él, jugando con el sensible cuello del más bajo.

¿𝐐𝐔𝐄́ 𝐏𝐀𝐒𝐀𝐑𝐈́𝐀 𝐒𝐈...? . 𝐓𝐎𝐊𝐘𝐎 𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄𝐑𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora