🎬Narrador omnisciente:
Sus piernas dolían de tanto correr, pero la mala suerte siempre estaba de su parte. Sus botas de tacón alto pisaban sin delicadeza los charcos debajo suya, sintiendo como el filo de las mangas del pantalón se iban mojando con las pocas gotas que llegaban a rozarle. Su respiración era agitada, y por culpa de la lluvia sus cabellos mojados le entorpecían la vista. Con molestia se hecho el pelo lacio hacia atrás, teniendo una mejor vista para ver por dónde iba.
Momentos antes había recibido una llamada por parte de Emma, avisando el problema que había ocurrido a mitad del festival. Los nervios y el pavor recorrieron su interior en menos de un segundo, y con algo de fuerza, logro encarar a sus padres para salir de aquella discusión que habían empezado a tener.
Recibió un gran grito por parte de su padre a medida que se preparaba para salir, pero con toda la destreza del mundo pudo escaparse de esos musculosos brazos. No tenía ganas de aguantar una discusión que no iba a tener final, y ni si quiera sabía porque había empezado. Solamente tenía en cuenta que su madre le había regañado por no fregar los platos.
Todavía tenía el brazo malo por la quemadura que varios días atrás había sufrido, y que su madre ni su padre la tomaran en cuanta, le hacía dudar mínimamente si al menos se preocupaban por su salud. Le mandaban a hacer tareas en la casa aun viendo que se le era difícil mover algo el brazo, pero les daba igual. Ellos solamente desaparecían de su vista y le dejaban con todo el trabajo en sus pequeños hombros.
Cruzar todo el recorrido de su casa hasta el festival sintiendo como su brazo picaba y escocía por cada moviendo brusco que hacía, era una mueca de dolor más en su rostro mojado. Las gotas habían podido mojar su conjunto y pensar que todo eso le ocurría por no tener un vehículo como medio de transporte, le hacía enfadarse y molestarse con el mismo.
Pero no estaba para pensar en eso, ahora mismo estaba más concentrado en no caerse a medida que subía las escaleras de piedra. Emma le había mandado la dirección de donde justo estaban. Y no iba a mentir que se alivió al ver como la ToMan se dirigía hacia el mismo sitio que él.
No sabía que había ocurrido exactamente, pero lo único que quería era llegar y acabar con todo el problema que le había hecho tener un castigo asegurado.
Su cuerpo impacto por completo contra el suelo, soltando un quejido y sintiendo como toda su ropa se mojaba por el charco debajo de él. Maldecía internamente a la lluvia que había aparecido horas atrás. Sin más se levantó, intentando aguantar el dolor, doblando la esquina más cercana y observando con inquietud la escena que se le presentaba delante.
Golpes y más golpes iban de un lado hacia otro. Algunos caían al suelo de piedra mojada, y otros chocaban sus puños en los rostros de los adolescentes enemigos. Vio a lo lejos la motocicleta de Mikey, por lo que con un poco más de alivio decidió investigar el lugar, buscando con su mirada castaña a su amiga rubia.
Unos orbes celestes lo miraban a lo lejos, rezando internamente para que nada malo le pasara a Haiden y que, con suerte, pudiera ayudarlo a encontrar a Draken. Intento hacerse paso entre el túmulo de personas, pero lo único que recibía era golpes y codazos de más gente que estuviera peleando.
La batalla se había prolongado y más personas se habían lanzado a la nueva figura dentro de la pelea. Chocaban sus puños en el cuerpo del más bajo, recibiendo a cambio golpes críticos por el bate de Haiden. Siempre lo llevaba encima por situaciones de ese tipo, y no iba a dudar en usarlo con fuerza si era necesario.
Vio a Takemichi a lo lejos, queriendo acercarse y preguntarle qué había pasado. Sus orbes marrones observaron a Mikey quien había chocado con el Kimura menor por accidente. Los dos se miraron, buscando una respuesta para las dos presencias contrarias, pero un golpe en el estómago del teñido de lila le hizo caer al suelo, retorciéndose de dolor y escupiendo algo de sangre.
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¿𝐐𝐔𝐄́ 𝐏𝐀𝐒𝐀𝐑𝐈́𝐀 𝐒𝐈...? . 𝐓𝐎𝐊𝐘𝐎 𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄𝐑𝐒
FanfictionMirar aquel papel en sus manos le hacía doler la cabeza. Se mordía el labio con desesperación y su pierna rebotaba sobre si misma en un tic nervioso. Era la primera vez que le despedían de un trabajo, y más de uno que le pagaba lo suficiente como p...