~Continuación de "dejemos de un lado el hockey|Charlie Conway". La pueden encontrar en mi perfil y les recomiendo que lean esa historia y después se vengan a disfrutar esta.~
~Basada esta historia en The Mighty Ducks o Los Campeones 3 del año 1996,c...
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Estaba en mi habitación pero decidí bajar a tomar un poco de agua. El día de ayer había sido muy pesado y pensaba tomar una siesta después.
Mis planes fueron interrumpidos por Brooke quien venía corriendo justo hacía mí con algo entre sus manos.
—Hola, Rubia.
—Hola, Lane. Puede ser que esto no te guste, pero Sam me rogó qué te entregará esto —dijo dándome un papel.
Rodeando los ojos y sin cuidado abrí el papel donde decía con una letra demasiado mala:
"Necesito verte. Quiero..."
No leí más ya que rompí la carta en dos pedazos, luego en cuatro y después en ocho. Brooke miró los papelitos con la boca abierta y me regaló una sonrisa para después irse.
No quería nada que ver con Sam. Y no necesita una mensajera. El mismo puede venir a decirme que quiere hablar. Y posiblemente Charlie me haría una ronda de preguntas dónde no quisiera responder.
Otra persona corriendo vino hacia mí y le di la espalda. Me tocó el hombro con su dedo y me di media vuelta para ver a Connie y detrás estaba Guy.
—Pelirroja, vamos a jugar hockey callejero. Queremos que vengas —dijo el chico rubio llegando a mi lado.
—Si. Vamos. Te llevamos allá —Y prácticamente me arrastraron hacia allá sin dejarme responder.
Me tuve que devolver con Connie a mi habitación para buscar mi bolso que usualmente ocupo para las prácticas.
—Los vimos a ti y a Charlie estar muy juntos ayer, ehh —dijo Connie haciéndome sonrojar y trataba de tapar mi sonrisa ridícula.
—Si...Arreglamos las cosas.
—Muy lindo...¡Vamos que los chicos y Julie nos esperan!
Casi chocamos con Guy al abrir la puerta y alcanzamos a tomar un bus hasta allá.
Al bajarnos del bus inmediatamente me fui a la banca para sacar las cosas de mi bolso. Me puse las rodilleras, coderas y casco, para finalmente ponerme uno de los patines con cuidado por mi leve esguince.
—¿¡Puedes jugar?! —gritó del otro lado de la cancha Fulton.
—Despacio, si. Me cuidare. Lo prometo —le dije antes que el mismo me dijera que tengo que tener cuidado.
Aquí no podíamos jugar muy rudo, a si que era tiempo de divertirse como lo hacíamos con el equipo U.S.A. Patinaba lento, y eso me hacía sentirme realmente mal. Quería jugar bien y servir de algo para el equipo, y no estar en la banca todos los partidos. También quería divertirme, estar con Charlie, o incluso meter discos a la portería. Pero siempre hay algo que lo detiene. Eso es algo que me pone realmente triste.
