14. No se preocupen

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—¿Por qué, lindo? —le pregunté media dormida a las 4 de la mañana, no tenía ningún motivo que recordase (exepto el funeral de mi padre a las 11) para levantarme

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—¿Por qué, lindo? —le pregunté media dormida a las 4 de la mañana, no tenía ningún motivo que recordase (exepto el funeral de mi padre a las 11) para levantarme.

—Porque Riley nos desafío, ¿recuerdas? —dijo poniendome de pie.

—Creo que te lo tomaste demasiado enserio, Char. Pero, bueno, no van a jugar sin su mejor ficha —dije bromeando.

—Eso huele mal. Somos, la mejor ficha del equipo —corrigió.

—Será porque no te has bañado —rodeo los ojos y se metió a bañar.








Cuando todos estábamos listos a las 5 de la mañana, el nuevo equipo de Eden Hall nos juntamos a las afueras de la pista, viendo a los campeones estatales ya calentando dando vueltas, cosa que les empezamos a copiar.

Me extrañó ver a Adam allá, pensé que yo viniendo acá por lo menos él, que quedaba, iba a tomar un poco de sentido común, pero Banks se quedó allá, solo.

Goldie y Julie habían tenido una pequeña discusión por quién iba a ser el arquero, decidieron turnarse. Y al ir al banco, Julie hablo con mi antiguo arquero. Yo fui la que le dije cuando nos conocimos que la amistad del hombre y la mujer está infravalorada, pero créanme, como se miraban no eran de amigos.

Sin decir ninguna palabra empezamos a calentar.

—Me enteré cuando era demasiado tarde —dijo Adam llegando a nuestro lado.

—Pero yo no fui para el enemigo, ¿O si, Banks? —le dije un poco mal.

—Charlie, Lane, créanme —suplicó.

—Como no, niño rico —contesto Char.

—Hey, no seas tan, tan, malvado –le advertí a mi novio cuanfo Adam ya no estaba para escucharnos.

El rodó los ojos y no le importo porque ya se iba a enfrentar a Riley. Sinceramente, me desepciono Adam cuando todavía no se a quitado la camiseta.

(...)

En unos minutos ya estábamos perdiendo y no veía un final muy lindo al que perdiera.

Por órdenes del "capitán" tratamos de hacer la "Flying V" pero nos estorbaron en el camino a hacerla y consiguieron meter el disco de nuevo en nuestra portería.

Goldberg le respondía a Julie que no había defensa y que no había razón para que ella le gritara.

Me acerque a ella para decirle que no había caso con él y volví al juego.

Al segundo ya tenían el disco y aún así nos atacaban hasta las paredes para no tener ninguna posibilidad ni de pararse.

—Primero tienes que pasarme a mi, nene —dijo Goldberg.

Pero al ver un jugador que quería interponerse entre él, patiné lo más rápido pero ya era demasiado tarde, Riley tenía el disco levantado justo enfrente de la cara de nuestro arquero, detuve mi patinada y finalmente dijo:

𝙴𝙳𝙴𝙽 𝙷𝙰𝙻𝙻|𝐶𝐻𝐴𝑅𝐿𝐼𝐸 𝐶𝑂𝑁𝑊𝐴𝑌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora