Amor Secreto del CEO

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En una habitación exclusiva una jovencita recostada en la cama comienza a despertarse.

"Donde estoy?"

Se cuestiona la chica quien de pronto se siente tan agobiada por la ola de intenso calor que la sofoca.

"Calor...tengo mucho calor..."

Los temblorosos dedos de la chica intentan desabrochar su suéter y blusa para que pueda refrescarse.

-Tienes calor?-

La masculina y enfadada voz hace brincar a la chica quien intenta enfocar su visión hacia la sombra oscura que se acerca a ella.

La temerosa chica intenta ajustar sus lentes en sus ojos, pero descubre que no los tiene puestos!

-Te ayudaré a refrescarte-

Acto seguido el hombre la jala bruscamente del brazo para llevarla a la ducha.

"aaaaahhh!"

El pequeño grito de alivio y sorpresa abandona la boquita de la chica cuando el chorro de agua fría golpea su cuerpo.

-Te sientes mejor ahora?

Cuestiona el hombre frente a ella.

"Que..."

"Que hago aquí?"

La chica pregunta mirando al hombre frente a ella.

"CUÑADO!"

"No por dios, debo irme!"

"No puedo estar a solas contigo!"

Luciendo aterrador, frente a ella se encuentra Edward Situ, con el cabello desordenado, una botella de licor en la mano y luciendo una sonrisa macabra en los labios.

-No irás a ningún lado-

-Y no me vuelvas a llamar cuñado en tu puta vida!-

-Jamas me casaría con una asesina como lo es tu hermana!-

La carita sorprendida de la chica quien intenta exprimir el agua de su ropa hace sonreír engreídamente al hombre.

"Asesina?"

"Flora?"

"Eso no puede ser posible!"

Susurra apenada Emily mientras trastabillea su salida fuera de esa habitación.

-Dije que no te irás-

-Me vengaré de la muerte de mi amada Lucy a manos de tu maldita hermana-

Edward quiere vengarse de toda la maldita familia Mu.

De pronto, una idea pasa por su mente.

La chica debería haber estado inconsciente, no solo ligeramente sedada...

-En verdad me atrae el cuerpo de esta maldita mujer?-

Se pregunta el enfurecido y guapo CEO.

Dando un último trago, Edward se dedica a despojar a la chica de su ropa mojada con mucha rudeza.

Incapaz de defenderse, Emily solloza en silencio.

Durante toda la noche y madrugada, Edward actuó como un perfecto bastardo reclamando de forma increíblemente dolorosa la virginidad de la pobre chica.

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