La CEO

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La pasantía.

"Drake."

El asistente personal acude en el acto.

-Si señora?-
Responde el chico servilmente.

"Muestrale la salida al joven pasante por favor."

La cara del rubio es de claro pánico.

-No, no, lo haré, lo siento, lo haré.-

Se apresura a decir el apuesto y joven chico.

"Espera Drake, parece que el pasante ha recapacitado."

La clara decepción se dibuja en la cara de Drake, quien sale de la oficina de la poderosa mujer cerrando la puerta con mucho cuidado.

"Estás seguro de realizar tu pasantía conmigo?"

La bella mujer cuestiona al chico de poco más de veinte años cumplidos.

-Estoy seguro-

Responde con la voz un poco temblorosa.

La risa de la mujer solo le hace saber que acaba de vender su alma al diablo.

"Bien dicho pasante."

"Te dare tu contrato por dos años de duro trabajo."

Y vaya que serían dos muy duros años de trabajo.

Cuando el chico sale, todo tembloroso de la oficina, Drake le dedica una mirada muy cargada de odio y envida.

-Espero que renuncies a los dos meses, idiota-

Fue lo que le dijo el pelirrojo antes de que la voz de la CEO se escuchara por el intercomunicador.

El "pasante" ve como ese chico llamado Drake corre hacia la puerta con una sonrisa de felicidad dibujada en los labios.

-No creo que sea tan dificil ser su asistente personal por solo dos años.-

Susurró para si mismo el chico mientras desciende en el elevador de la maravillosa torre de elegantes, refinadas y sofisticadas oficinas centrales de la CEO.

Todos los hombres con los que habia hablado el "pasante" le dijeron que si quería abrirse camino en ese mundo tan competido, TENIA que trabajar para la CEO.

Él no la conocía en absoluto, pues siempre estuvo enterrado en sus libros, preparandose para molestos y complicados examenes y pruebas.

En las cuales siempre obtuvo "SOBRESALIENTE" y "EXCEPCIONAL."

Aunque su vida de universitario se vio reducida a ir a las aulas, a la biblioteca y aulas de estudio.

El joven pasante nunca pudo asistir a las salvajes fiestas tan divertidas que sus amigos no se cansaban de invitarlo.

Pero ahora el "pasante" siente que puede comerse al mundo de dos bocados.

Cuando llegó a su pequeño y acogedor departamento, se encontró con la desagradable sorpresa de que estaba cerrado.

-Lo siento, ya no puedes vivir aqui.-

-Tus pocas pertenencias fueron empacadas y enviadas a tu nuevo lugar.-

El casero le da una llave electronica al chico.

-Eres un maldito chiquillo afortunado.-

Comenta el casero antes que otro hombre entre por la puerta para dirigirse al intrigado chico.

-Pasante, soy el chofer de la CEO.-

-Vamos, debemos llegar cuanto antes.-

Llegar?

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