CAPITULO 06☕️

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Tenía ganas de llorar, de vomitar, de desmayarse y de tirarse de un puente.

Off estaba en casa, y lo más probable es que ya conoció a Chimon, ¿Qué rayos iba a decirle al verlo?  La marca jodidamente le ardía en ese momento, terminó sacándose el abrigo grueso que llevaba debido al frío porque la tela de este le rozaba la mordida e intensificaba en ardor y terminó solo vistiendo un abrigo ligero. Poco le importó caminar hasta su casa con el frío calando sus huesos, necesitaba llegar lo más rápido posible.

Llegó a la puerta de su casa, y lo primero que sintió fue el aroma del Alfa, respiró hondo llenándose los pulmones, sus piernas temblaron y una corriente atravesó desde su nuca hasta el final de su columna. Que rico era el aroma de su Alfa, le recordaba los días donde vestía su ropa grande con el fin de olerlo todo el día hasta que él regresara de trabajar.

Oh, Gun quería echarse a llorar en ese momento. Su Omega tiraba de él para que entrara de una buena vez a la casa. Y así lo hizo. New lo recibió con una mirada nerviosa. Cerró la puerta trás él, tomó su maleta susurrando que se encontraban en la sala. Gun dirigió su mirada al sofá grande en el centro de la sala. Tragó saliva al ver al Alfa sentado con su hijo en el regazo. El cuerpo de Gun tembló, cerró los ojos un momento dándose la vuelta para dirigirse a New.

—Puedes ir a casa, New. Yo me encargaré el resto de la tarde. Te veo mañana a las siete.

—Sí, sí. Hasta mañana, Gun.

Al parecer el Omega pelinegro ya tenía planeado irse, porque solo tomó un pequeño bolso del suelo y se retiró de la casa sin más.

El Omega castaño pasó una mano por su cabello bajándola por su rostro, respiró hondo mareándose ya que el aroma del Alfa se encontraba impregnado en el aire. Caminó con pasos cortos hasta el sofá observando el rostro relajado del Alfa, sus ojos estaban cerrados, sus labios sellados y su mandíbula estaba apretada. Tal vez no estaba tan relajado.

Gun se quedó muy quieto cuando el Alfa abrió sus ojos mirando directamente a los suyos. Enojo, molestia, rencor, odio, nada de eso vio, solo una mirada simple, sin vida, sin sentido. Una punzada de dolor dio en su corazón, desvió la mirada acercándose nuevamente para tomar a su cachorro dormido en brazos.

—No —el alfa gruñó. —Lo llevaré yo.

Su voz ronca hizo que el Omega de Gun aullara necesitado, había extrañado su voz, incluso estaba un poco más grave ahora. El castaño asintió y se dio la vuelta para dirigirse a la habitación sabiendo que el Alfa venía detrás. Dejó la puerta abierta luego de entrar acomodando un poco las sábanas para que recostara a Chimon.

Observó como Off con cuidado recostó al pequeño en la cama, pero este se removió con atisbo de llorar aun estando dormido. Gun rápidamente se acostó a su lado dejando besos en su frente, la punta de su nariz y en sus mejillas, todo esto bajo la atenta mirada del Alfa en un rincón de la habitación. El cachorro ronroneó volviendo a dormir. 

Se levantó como pudo de la cama, se sentía pequeño con la mirada seca del Alfa sobre él, quería rodearlo con sus brazos, respirar su aroma de cerca, quería sentir sus labios calmando el ardor en la mordida. Su Omega moría por complacer a su lobo, pero Gun sabía que no era correcto.

—Vamos a la sala.

Los pasos del Alfa hicieron eco en el pasillo vació, y en las escaleras antes de que llegaran al mismo lugar en donde los encontró cuando entró a la casa.  Se sentó poniendo las manos en su regazo y entrelazándolas para que Off no notara el temblor en estas. Pero el Alfa no se sentó, recorrió con la mirada las paredes.

Gun miró su espalda mordiendo su labio inferior, es que esa chaqueta de cuero negro se le ajustaba a la perfección en los hombros resaltando su anchura, por dentro llevaba un abrigo cuello de tortuga del mismo color, unos vaqueros que dejaban ver sus gruesos muslos y unas botas negras. Todo un Alfa.

—¿Cómo se llama?

Su voz sacó a Gun del trance.

—Chimon.

Había una foto de Tay con el bebé en la pared que Gun recorría. Y supo que el Alfa la había encontrado cuando escuchó un gruñido.

—¿Quién es este? ¿Tu nuevo Alfa?

Gun rodó los ojos ante las palabras del Alfa. ¿No se daba cuenta como el lazo los unía?

—Es mi mejor amigo, y no tengo un nuevo Alfa.

—Quizá por eso te fuiste, ¿No? Así conseguirías uno nuevo.

Debe ser una broma. Pero cuando Off se dio la vuelta encarando a Gun, podía ver todo menos diversión en sus duras facciones. Se puso de pie cruzando los brazos sobre su pecho mirando duramente al Alfa frente a él.

—¿Qué has dicho?

—¿No fue lo que dijiste hace un año? —Off hablaba con ironía en su voz, también se cruzó de brazos mirando a Gun.

La marca le picaba tanto, que no resistió el impulso de rascarla con fuerza para que deje de picar. Pudo notar como los ojos del Alfa se oscurecieron fijando la mirada en su cuello, Gun rápidamente bajó su manos, se dio la vuelta dispuesto a ir a la cocina por un vaso de agua, su garganta estaba tan seca.

—No discutiremos ese tema hoy.

—¿Necesitas más tiempo para inventar una mentira?

El Alfa lo siguió hasta la cocina, Gun agarró un vaso de cristal de la alacena sirviéndose agua y tratando de ignorar el tirón en su pecho, y las ganas que tenía de llorar.

—¿Cuánto necesitas? ¿Un día para que te quede mejor elaborada?

—Cállate.

—¿Mi hijo ha tenido contacto con ese nuevo Alfa tuyo?

Gun apretó el vaso en sus manos, se giró con el enojo brotando de sus poro.

—¿Eso fue lo que el monstruo que tienes como madre te dijo? —sus ojos ardían por soltar lágrimas. —¿Eso fue lo que creíste, Off?

Gun estaba consiente de que no tenía nada que reclamar, pero es que dolía tanto que Off piense de esa manera, él era la persona que más lo conocía, quien besaba dulcemente sus labios cada noche, el Alfa que le hacía el amor entre el calor de las sábanas.

—No me interesa oír lo que tienes que decir —escupió con odio el Alfa. —He vuelto solo por mi hijo.

—Largo de mi casa.

—No me voy a ir.

El Omega lanzó el vaso de cristal al lavadero causando un alboroto, sus ojos derramaron lágrimas amargas, se acercó al Alfa empujando su pecho con todas sus fuerzas, pero no lo movió ni un centímetro. Maldito porte de Alfa.

—Largo, Off.

—Basta, Gun —el Alfa le agarró las muñecas con fuerza.

Ambos habían levantado la voz, pero por encima del ruido logró oír el llanto de su bebé, se soltó del agarre corriendo hacia la habitación. Encontró a su cachorro sentado con sus manitos tapando su rostro mientras sollozaba, Gun derramó nuevas lágrimas acostándose en la cama acurrucando a su pequeño en sus brazos. Besó su frente y acarició su cabello para que se calmara.

—Tranquilo, cariño. Papi está aquí, lo siento mucho —dejó que su hijo se escondiera en su cuello relajando su cuerpo. —No llores más, bebé.

Los sollozos de su hijo se convirtieron en suspiros entrecortados debido al llanto, Gun acarició su espaldita con el ardor en sus muñecas, pero no le importó. Tampoco le importó que el Alfa se introdujera a su habitación quedándose en una esquina viendo toda la escena.

I still want you // OFFGUN💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora