13. Vivir muchas vidas (FINAL)

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"Fueron todo siendo nada y se convirtieron en nada siendo todo."

Tras una larga caminata por todo el paseo marítimo, Andrés, abatido y con el alma destruida, llegó a su casa, la cual se encontraba completamente vacía, lo cual le sirvió para venirse abajo una vez más. Su ángel de la guarda le había abandonado y para más inri, la relación con sus padres estaba más que rota y sus compañeros de clase se habían vuelto en su contra.

Colgó su mochila en la pared de su habitación y tras dejar el chaquetón en la que era la cama de Rocío, regresó al salón y se tumbó en el sofá. Encendió su móvil y entró en el chat del grupo de clase de WhatsApp, para intentar disculparse por el numerito.

«Chavales, soy Andrés. Os quería pedir disculpas por lo de antes. De verdad que yo no soy así, sólo que no estoy en mi mejor momento. Este año estoy lidiando con ataques de ansiedad los cuales me los paso llorando en mi cuarto a oscuras. Ayer de hecho me dieron un palo muy gordo y pagué el enfado con vosotros, espero que podáis entenderme»

Cinco minutos después de enviar ese pequeño texto, sus compañeros de clase comenzaron a reírse de él y a mandar sitckers a diestro y siniestro, lo cual a Andrés no le hizo ni pizca de gracia.

« ¿De qué y por qué os reís?»

«De la pena que das» contestó Mario sin cortarse un pelo, y en ese momento se dirigió a sus compañeros «Chavales, no le creáis, lo dice para llamar la atención»

«Sí, anda, Mario, ven y cómeme los huevos un rato»

«Pero, ¿serás hijo de puta? Anda y muérete, cabrón»

En ese momento apareció Saray, que respondió al último mensaje de Andrés « ¿ANDRÉS QUÉ COÑO TE PASA, TÍO? ¿Por qué hablas así, te pasa algo? Llevas así desde que llegaste y esto no puede ser»

Andrés frunció el ceño «Mira, Saray, lo que yo le diga a Mario no te incumbe, ¿vale? No empieces a hablar como mi madre»

«A mí me da igual Mario, lo que sí me dolió fue lo que hiciste hoy en clase, eso me pareció muy feo, de verdad»

Andrés pasó del grupo y entró en el chat privado con Rubén «Tío, necesito hablar»

Rubén no tardó en leer el mensaje « ¿Hablar de qué? ¿De que estamos todos locos y de las barbaridades que nos dijiste? ¿Crees que eso te redimirá? O peor aún, ¿quieres que aplauda tus tonterías, bro? Yo también tengo problemas y siempre he intentado ayudarte, pero después de lo de hoy no quiero que me dirijas la palabra, ¿entendido?»

«Pero Rubén, somos amigos»

«Este no es el Andrés que yo conozco. De hecho, ¿quién eres?»

Rubén bloqueó a Andrés en WhatsApp y para más inri lo expulsó del grupo. A punto de llorar, apagó definitivamente su móvil y rebuscó entre los cajones de su mesita de noche hasta encontrar su grabadora, y en ese instante se vino abajo recordando los buenos ratos que pasaba con ella cuando era pequeño. Conectó sus cascos y comenzó a hablar con el alma rota.

—Hola a todos. Mi nombre es Andrés García, tengo 17 años recién cumplidos y soy víctima de la depresión. Antes de comenzar, quisiera lanzar un mensaje de apoyo a todos aquellos alumnos que sufren bullying: Chicos, no sigáis mis mismos pasos, lo único que os pido es que intentéis pedir ayuda por todos los medios posibles. Saray, Rubén, no estéis tristes, hoy empieza el primer día de vuestra vida sin mí. Yo estaré siempre con vosotros, observando cómo vais logrando vuestras metas, siempre con una sonrisa. Profesores del IES San Pablo, gracias por todos estos años de enseñanza, y no quisiera ser el chivato del patio, pero Raúl y Mario tienen parte de culpa de que yo esté invirtiendo mi tiempo en grabar esto y no estudiando vuestros temarios. Sin más, me despido. Pero antes quisiera citar una frase de mi superhéroe favorito: "O mueres como un héroe, o vives lo suficiente para verte convertido en un villano".

Mi niñera y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora