Andrés y Saray bajaron las escaleras mecánicas después de pasar un rato divertido en los recreativos para darse una vuelta por el centro comercial.
De repente vieron mucha gente aglomerada en la entrada de una de las tiendas de ropa. Saray no se atrevía a entrometerse, así que fue Andrés quien lo hizo. Se le llenaron los ojos de lágrimas al ver el inerte cuerpo de Rocío tirado en el suelo.
— ¡ROCÍO! —exclamó sin entender nada. La tocó y estaba fría como el hielo —No me jodas, ¡Rocío, despierta, por favor, háblame!
Rocío no despertaba. En ese momento se despertó sobresaltado con un ataque de ansiedad, y esta vez, peor que la pasada noche. Rocío de inmediato salió de su cama y le abrazó —No pasa nada, no pasa nada, era una pesadilla, estoy aquí contigo.
Andrés no podía respirar ni tampoco paraba de llorar desesperado en su pecho mientras la abrazaba con todas sus fuerzas. Rocío le acariciaba la espalda con dulzura —No pasa nada, estoy aquí contigo.
—Rocío... he soñado que estabas muerta —dijo con la voz quebrada —Tengo mucho miedo. Llévame a tu cama, por favor.
Rocío le cogió en brazos y se sentó en su cama sin parar de abrazarle —No quiero dormir. Quédate conmigo, por favor.
—Estoy aquí contigo, y no pienso separarme de ti. Y no te preocupes, nos quedaremos despiertos.
Una hora necesitó Andrés para tranquilizarse abrazado a Rocío.
— ¿Y qué pasaba en el sueño, Andrés? —dijo con dulzura y con mucho tacto.
—Estaba en el centro comercial con Saray y vimos a un montón de gente rodeando la entrada de una tienda. Fui a ver qué pasaba y estabas tirada en el suelo, inerte y fría como el hielo. Intenté reanimarte pero no contestabas. Por favor prométeme que no te va a pasar nada nunca.
—Tranquilo, sólo era un sueño. Así que sécate esas lágrimas, que esto es la vida real y en ella estamos juntos.
—Te quiero mucho, Rocío —dijo abrazándola de nuevo.
— ¿Quieres volver a la cama?
—No, no quiero dormir más en mi cama, ya he tenido dos pesadillas fuertes en ella, por favor déjame dormir contigo.
—Está bien —dijo sonriéndole y dándole otro beso en la frente.
Al día siguiente, Rocío se despertó feliz al ver a Andrés dormido a su lado. Cogió su móvil de la mesita de noche con cuidado de no despertarle y se encontró con un mensaje de Laura, la madre de Andrés.
«¡Hola Rocío, buenos días! Espero que estéis muy bien. Te cuento: hoy es el cumple de Andrés, y se lo tiene que pasar genial. Lo dejo a tu libre imaginación 😉 Un besito!!»
Rocío se sorprendió y respondió con una sonrisa de oreja a oreja «¡Buenos días! ¡Muchas gracias por avisarme! Espero que vosotros también estéis bien 😍😊»
Se levantó lo más sigilosa que pudo, pero finalmente Andrés se despertó. Y por supuesto, ya estaba más tranquilo. Rocío sonrió con dulzura.
Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te desea tu amiga Rocío, cumpleaños feliz —cantaba sonriendo mientras lo abrazaba y le daba besos en la cara. Andrés no pudo evitar la sonrisa —Muchísimas gracias. ¿Cómo has sabido que era mi cumple?
—Me lo ha dicho tu madre por WhatsApp. ¿Cómo has dormido?
—Desde que me llevaste a tu cama, la verdad que mucho mejor. Rocío, tengo que ser sincero contigo.
—Dime, sin miedo.
—Me encanta dormir contigo. Me abrazas súper fuerte y me acaricias mucho el cuerpo. Eso ni te imaginas lo mucho que me relaja. Y también me encanta que te pueda abrazar a todas horas, eres una persona súper especial para mí.
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Mi niñera y yo
Jugendliteratur#MiNiñeraYYo Andrés es un chico de 16 años, al que en su instituto, todos admiraban: sacaba buenas notas, era muy trabajador, era muy cariñoso con las chicas... Su vida en el nuevo curso iba viento en popa. Una cálida tarde de octubre, sus padres, i...