1. La llamada

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"Las personas con el corazón roto son las que escriben el amor más sincero."

Era una cálida tarde de Octubre, el verano había terminado y el sol radiaba en las calles del pequeño barrio de La Cala del Moral, perteneciente al pueblo malagueño conocido como el "Rincón de la Victoria". Las familias y grupos de amigos caminaban por el paseo marítimo aprovechando el buen día que hacía antes de regresar a sus casas al anochecer.

A dos metros de la playa, vivía un chico de 16 años con un radiante pelo rubio lacio y canijo llamado Andrés. Su curso había comenzado en Septiembre y las cosas no le podían ir mejor: en un mes se ganó la popularidad de su clase y parte de su instituto inclusive, y además tenía una buenísima familia y un grupo de amigos envidiable.

Pero todo tiene su parte mala: nuestra historia comienza en la semana de los primeros exámenes del curso. Andrés había empezado Primero de Bachillerato y para él está siendo el curso más difícil de su vida. Su primer examen era de Matemáticas y para más inri, era la asignatura que más le costaba desde que hizo 4ºESO, curso en el cual superó esa asignatura por la mínima, es decir, con un cinco en la nota final.

Pero ahora mismo no hablaremos de eso. Centrémonos en Andrés, el protagonista de nuestra historia. Se encontraba en su apartamento con piscina, concretamente tumbado en la cama de su habitación cuando su amigo Rubén le escribió por WhatsApp invitándole a su casa a jugar a la PS4. Andrés vio el mensaje aparecer en medio de su vídeo de YouTube, y de inmediato pulsó en él para entrar en la conversación.

«Venga, y jugamos al FIFA un rato, que los estudios me tienen la cabeza loca y necesito despejarme».

« ¿Cuándo tienes el examen?»

«El viernes a primera hora. Es decir en dos días».

« ¿Y crees que tu madre te dejará salir?»

«No lo sé, pero se lo pregunto ahora».

Andrés se levantó de la cama y fue directo al salón de estar dónde se encontraba su madre Laura viendo una serie de Netflix. Ella tenía el pelo negro ondulado, vestida con una camiseta blanca de manga larga y encima un chaleco de punto del mismo color, acompañando el conjunto con unos vaqueros negros y deportivas blancas; y Andrés una camiseta de manga corta blanca de Nike encima de un chándal de Adidas azul.

—Mamá —dijo Andrés con dulzura mientras se acercaba despacio al sofá. —He estado estudiando en la biblioteca hoy durante el recreo y he estado trabajando mucho en clase de Matemáticas, ¿puedo ir a casa de Rubén a jugar a la consola un rato? Cuando vuelva te prometo que me pongo otra vez a estudiar.

—Vale, hijo. Pero a las 20:30 te quiero aquí.

—Sí, no te preocupes.

Andrés abandonó el salón y regresó a su cuarto para encender su móvil y escribirle a Rubén.

«Me ha dicho que sí»

«Perfecto. Pues a las cinco y media en mi casa».

Tras peinarse, coger sus llaves y despedirse de su madre, salió de la vivienda y abandonó la urbanización. Después de más de treinta minutos de caminata hasta la casa de Rubén, al llegar encendió su móvil y revisó la hora: Las cinco y media en punto. Puntual como de costumbre. Llamó al timbre y le abrió Rubén, un chico alto de pelo negro con un degradado recién hecho, vestido con la equipación de los Lakers con el histórico dorsal de LeBron James. Le dejó pasar y tras encender su PS4 y su otro mando además del suyo, se lo entregó y jugaron juntos al FIFA mientras conversaban de los recientes partidos de primera división. Rubén quiso hacer un inciso en el partido del Barça contra el Real Madrid, el cual perdieron los azulgranas por un resultado de 1-3.

Mi niñera y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora