Las princesas no lloran

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20 de diciembre de 2021.

Envuelto en el desastre de mi alrededor. 

Mienten cuando dicen
que las princesas no lloran.
Anoche me arañé la cara de impotencia
con mis uñas rotas,
grité insultos y agonías a mi sien.
Anoche creí que perdía la razón
con cada lágrima de rabia
que emergía de los pedazos de mí corazón.
Había sentido otro impacto
de tu mano furiosa en la boca
mientras todavía decía: ¡Para, por favor!
y veía caer un raudal rojo hiriente por la comisura de mis labios.
Me arrojaste al piso
y saliste de un portazo.
No quería creer que todo ese dolor
podía venir de aquel que decía amarme.
Mi mente diminuta estaba ofuscada,
perdida en los cortes de mi desesperación.
Intenté levantarme con el temblor
de mis pies magullados.
Quebré todo lo que hallaba a mi paso,
rompí tus fotos, desarmé la mesa,
destruí la cama, arrojé los muebles,
y empujé el televisor.
Quería destruir todo de ti,
todo lo que me une a ti,
destruirme a mí,
si podía destruir mi dolor.
Al final caí de rodillas y lloré a gritos,
lloré a mares como nunca,
Mis lágrimas se enredaban
con la sangre de mis heridas,
Sentía unas ganas infinitas de huir,
de desaparecer, de morir.
Mis ojos se hacían cada vez más opacos.
Al final me había quedado dormida
solo supe que no habías vuelto
cuando desperté sola
tendida en el frío de la noche,
entonces comprendí, por fin,
que nadie vendría a salvarme
si no me salvaba de ti.

Después de una heridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora