Capítulo 3

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-Cheri Lady... Cheri Lady... Despierte Cheri Lady -¿Quién es exactamente?.

Estaba con sus ropas para dormir, acostada en una cama un poco más grande para ella casi como la de una ama de llaves. A su costado del cómodo colchón pudo notar la figura de un hombre cabellos negros, ojos de un tono rosado y sus pupilas estilo felino que extrañamente.... le encanta, el varón acariciaba su cabellera roja con una hermosa delicadeza sintiéndose que volvería a dormir, si no fuera algo o alguien que la sacara de ese sueño.

-¡(T/N) Evans, levántate antes que los amos igual lo hagan!- la voz de la ama de llaves sonó en su tímpanos hasta el punto de sentir que se rompería - jajaja, es broma aún es temprano pero te recuerdo que el amo te encargó buscar los regalo para el décimo cumpleaños Phantomhive.

-Deje me alisto bien mi señora e iré acompañar a la señora Rachel. - con pereza se levantó de la cama "acomodando" sus cabellos de un solo sacudeo de cabeza. - Pero a la próxima déjeme dormir un ratito más.

-Está bien, durante todos estos años has trabajado muy bien y eso te lo felicito, mañana dejaré que te despiertes a la hora que te plazca pero - se acercó a su oído como si en realidad le fuera a contar algún secreto - esto queda entre nosotras.

-Esta bien, no diré nada - soltó un risa mientras veía como la mujer se retiraba de su habitación no sin antes volver a desacomodar sus cabellos- bueno, a trabajar se ha dicho.

Oh si, 4 años han pasado desde que ella empezó a trabajar en la mansión Phantomhive siendo una sirvienta de reconfianza por la misma familia y los sirvientes. No faltaba mucho para que fuera el cumpleaños pero su amo pidió amablemente que pudieran ir apartando los regalos para ese día pues temía que se agotara muy rápido. Contando con la edad de 20 años, se había vuelto una joven muy hermosa, siendo todavía muy servicial a la familia incluso es la sirvienta privada de la señora Rachel y Angelina.

Terminó de atar su delantal y revisó que todo su uniforme estuviera impecable, con una cita de color azul, que fue un regalo de su amo, se hizo una donita baja en su cabello colocando por último su cofia arribita de su mismo peinado, su único problema era las ojeras algo notorias pero eran pasables para ella misma.

Su día transcurrió normal, sirviendo a sus amos, ayudando en lo que podía al resto de las sirvientas, y sobre todo consintiendo al mismo niño que le encantaba cuidar día a día. En todo este tiempo formaron grandes lazos donde el niño miraba con admiración a la más grande hasta el punto de verla como una hermana mayor, más feliz no podía estar.

Tal como se le pidió fue acompañar a su ama en busca de los regalos, el frío ya se notaba por los alrededores de la hermosa Londres. Esperaba a la señora Rachel cuando sintió un jalón en sus ropas fijando su vista en una niña que estaba vendiendo unas flores.

-Señorita, sería muy amable de comprarme algunas, le puedo mostrar las que sean de su gusto - con la esperanza de que le comprara algo mostró su canasta llena del montón de flores de diversos colores pero unas resaltaron en todas esas - ¿le gusta alguna?

-Dame el ramo de esas rosas, son muy preciosas querida - le devolvió la sonrisa a la pequeña al notar la gran felicidad que mostraba en sus ojitos, la niña le dio el ramo y (T/N) le dio unas monedas incluso de más - ten una bonita tarde.

-Muchas gracias, Dios la bendiga.

Y se fue corriendo con esa misma felicidad, (T/N) sonrió aún más enternecida recordando su niñez cuando jugaba con algunas flores en los bosques de ida al picnic con su papá. Sintió una flor rosada colocarse en su cabellos por su lado derecho notando a su ama con una enorme sonrisa.

-Se nota el gran aprecio que le tienes a los niños, de verdad no me arrepiento de haberte encontrado. - Rachel acarició las mejillas de Evans en modo maternal siendo correspondido aquel toque.

Cheri Cheri Lady |Sebastian Michaelis X Lectora|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora