Capítulo 11

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Ella preparaba la merienda del día aprovechando que los chicos estaban calmados y que su Amo y Sebastian habían ido a la ciudad a buscar un nuevo bastón para Ciel que había sido roto por el jardinero. De sólo recordarlo se reía de aquella escena al ver el rostro de Ciel estupefacto y un Finni llorando a cántaros pidiendo disculpas por lo sucedido.

El ambiente silencioso de la cocina fue reemplazo por unos ruidosos sonidos de zapatos y algunos gritos de desesperación de los sirvientes de la mansión nombrando a la ama de llaves.

-¡Señorita (T/N)! ¡Un carruaje viene directo a la Mansión y no es el mismo en el que el joven amo se fue! - comentó Mey-Rin a su amiga que dejaba de lado sus deberes.

-Me estoy haciendo una idea de quien es, pero por si acaso mantenga la guardia en alta - les mencionó a lo que los tres hicieron una pose estilo soldado indicando que habían captado el mensaje.

Ella lavó sus manos y se fue directo a la entrada principal levantado un poco su vestido mostrando una pequeña lencería que amarraba su querida arma. Escuchó como la puerta del carruaje eran abiertas de manera bruscas y que la persona que se aproximaba iba a una gran velocidad avisando que ya estaba ver a de las grandes puertas de la morada.

(T/N) estaba apuntó de sacar por completo su revólver hasta que escuchó una voz algo chillona dándose cuenta de verdad quien era. Dio un suspiro largo y acomodó sus ropas rápidamente y de la misma manera abrió una puerta de la mansión dando el acceso a una niña rubia y ojos esmeraldas, la prometida del Phantomhive.

-¡Ciel! - gritó buscando al dueño de ese apodo pero al no tener respuesta se sorprendió - mayormente Ciel está en casa.

-Perdón por las molestias mi pequeña Lady, pero el joven amo salió por un pequeño compromiso pero no ha de tardar en llegar. Si gusta puede quedarse a esperarlo - la voz de la mayor la exaltó, fue tanta la emoción de ver a Ciel que no se percató de quien le dio la entrada al hogar su futuro esposo.

-¡(T/N)!¡Que gusto verte de nuevo!¡No te he visto desde ya un par de años! - le habló con alegría abrazando de la cintura a la mujer y empezando a sacudirla - ¡Traje unos hermosos vestidos y estoy segura que el color rosa pastel que quedará justamente a tu medida!

-S-señorita Elizabeth, s-será mejor que espere al joven a-- pero que podía esperar de una niña muy energética, no la terminó de dejar de hablar y la jaló a una de las tantas habitaciones que había en la mansión para rápidamente ir al carruaje y buscar las cosas necesarias.

Se estuvo un buen rato decorando toda la mansión de colores demasiados vivos siendo el rosa el que más abundaba por los alrededores. Los otros pobres sirvientes fueron también víctimas de la rubia pequeña colocándoles accesorios infantiles... Bueno, en sí fueron los dos varones, el jardinero de conejito y el chef de mucama.

Las dos mujeres no sufrieron tanto así que digamos, tal como dijo la niña; (T/N) vistió un vestido rosa pastel acompañado de una diadema de orejas de gato del mismo color mientras que la doncella no sufrió algún cambio al verse tierna frente a Elizabeth.

Por el lado de Ciel y Sebastian no tardaron en llegar a la mansión a lo que esperaron que la ama de llaves abriera pero al no recibir nada ya Sebastian tuvo que hacerlo pero tomarse con la sorpresa de la decoración de todo el lugar.

-Mi mansión - susurró con tristeza el niño.

-¿Qué ocurrió aquí? - se preguntó en voz baja el mayordomo.

Y como si las cosas de la vida les contestara de la nada, los tres sirvientes al oír que llegaron fueron directos corriendo a toda velocidad hacia ellos incluyendo a la pelirroja para escapar de la maquillada que le iban hacer.

Cheri Cheri Lady |Sebastian Michaelis X Lectora|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora