Cap.21❜

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- Nishimura llegó a paso apresurado a la Enfermería, con la respiración agitada y una leve conmoción provocada primero por la confesión de antes y ahora aumentada por la repentina noticia sobre el azabache. Se podía decir que su estado era un carrusel de emociones confusas y contrariadas.

Abrió la puerta súbitamente y se encontró con la enfermera encargada organizando algunos medicamentos en el estante que usaba para guardarlos.

—Hola, ¿puedo ayudarte en algo? – le preguntó la mujer joven con una leve sonrisa y un tono cordial.

El omega la saludó con una ligera reverencia antes de hablar — Vine a ver a un estudiante que fue traído a causa de un desmayo.

—Oh, ese alfa. – dijo la enfermera asintiendo – Se encuentra descansando en la cama que está cerca de la ventana, pero puedes pasar a verlo si quieres.

—Gracias. – le dijo el omega adentrándose – Por cierto, ¿qué fue lo que le pasó?

—El chico mostró notables signos de agotamiento y fatiga. Al parecer, eso fue lo que provocó que su cuerpo colapsara. – le explicó la fémina – No fue nada grave, pero debería tener más cuidado a partir de ahora, pues pudo haber sido peor.

Ni-Ki asintió ante sus palabras y se acercó a la cama donde le habían indicado que descansaba el azabache, mientras algunos pensamientos surcaban por su mente. ¿SungHoon fatigado y agotado? Pero si cada vez que veía al alfa este lucía igual de radiante y con demasiada energía, siempre dispuesto a molestarlo.

Eso fue lo que pensó el pelirubio antes de correr el largo y blanco toldo que cubría la camilla hasta rozar el suelo y que servía a la vez como separador de la que estaba justo al lado.

El omega se encontró con la figura serena y sosegada del alfa, quien dormía tan pacíficamente que apenas y emitía ningún sonido. Solo se oía su acompasada respiración, que provocaba que su pecho bajara y subiera en un sutil vaivén.

Ni-Ki se acercó silenciosamente a él, e interiormente se sintió más aliviado de verlo reposar tranquilo y en buen estado. Se había asustado por nada. Ese tonto alfa, ¿cuántas veces iba a intentar quebrar su corazón? Soltó un bufido frustrado y luego se quedó quieto, apreciando sus facciones.

Veía al azabache constantemente, pero nunca con tanto detalle como ahora que se mantenía en completa quietud. Su piel ligeramente acanelada relucía más brillante debido a la luz que se colaba a través de la ventana, iluminando todo su rostro y resaltando sus marcadas líneas. Sus pestañas eran realmente largas, como ya había notado una vez, y decoraban perfectamente un par de párpados que ocultaban tras de sí aquellos orbes zafiro que muchas veces lo habían hipnotizado.

Luego siguió por su nariz estupendamente perfilada la cual era acompañada por un hermoso lunar, hasta poder bajar a aquel par de cerezas rosáceas que tenía por labios. Su vista se quedó clavada en ellos, e inevitablemente recordó aquel momento en los que estuvieron tan cerca de los suyos que casi pudo sentirlos tocarse. Se sonrojó antes sus pensamientos, tratando de disiparlos al no querer recordar algo tan vergonzoso para él.

Siempre era de esta manera cuando se trataba de sus emociones, tratando de rehuir de lo que lo confundía o con lo que no sabía lidiar. Incluso él mismo se fastidiaba por esta actitud suya en ocasiones, ¿pero qué más podía hacer? Sí realmente no tenía idea de cómo actuar.

¿Debía escuchar a su lobo? ¿Debía mejor escuchar a su razonamiento? ¿Era mejor hacer lo que él como persona, como omega deseaba? ¿O era mejor hacer lo que un alfa poseedor de un cargo lleno de responsabilidad debía hacer?

Todas estas incógnitas y más eran las que provocaban que se encerrara dentro de sí mismo sin realmente decidirse por una en específico. Su debate mental y sentimental era angustioso, y la persona que ahora reposaba en frente suyo tenía mucho que ver con esto. Quizás más de lo que él quisiera.

𓏲  ¡𝗘𝗹 𝗽𝗿𝗲𝘀𝗶𝗱𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗲𝘀 𝘂𝗻 𝗢𝗺𝗲𝗴𝗮! #𝗦𝘂𝗻𝗴𝗞𝗶 ﹆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora