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El silencio los rodeaba y una increíble noche estrellada se apreciaba sobre sus cabezas. A pesar de todo, una gran tranquilidad recorría sus cuerpos y les dejaba disfrutar el momento.

Celine tomó una gran bocanada de aire y lo dejó salir lentamente. Habían pasado tres días desde que comenzó a trabajar junto al chico, y cada vez se volvía mejor. A pesar de que muchas veces sintiera que el tiempo era un enemigo sin compasión, ese sentimiento jamás había opacado ninguna de las sensaciones que San le hacía sentir.

Una sonrisa apareció en su rostro al recordar el primer día que habían compartido dentro del estudio.

—¿Estás lista? —recordó la expresión de San, ciertamente emocionada.

Celine correspondió su sonrisa con cierto nerviosismo y asintió. El chico mantuvo sus ojos sobre ella unos instantes antes de darle un rápido vistazo al reloj en la pared. Entonces, como si fuera algo prescrito, la puerta del estudio se abrió y dos personas ingresaron.

De inmediato, Celine recordó que la primera sesión de aquel día sería para una nueva línea de maquillaje, por lo cual dirigió su atención a los recién llegados. La modelo sonrió a modo de saludo, al igual que el maquillador, y luego se movieron a una esquina del lugar, preparando la imagen de la muchacha para la sesión.

San sonrió al ver la concentración de Celine, quien estaba atenta a cada uno de sus movimientos; ahora que trabajaba para Future, el bienestar y comodidad del personal también era, en parte, su responsabilidad. Luego, se acercó a ella y la codeó con cuidado, obteniendo su atención.

—Terminemos de arreglar el set. —Susurró.

Celine asintió y ambos comenzaron a moverse sin perder un solo segundo. Para cuando el chico había finalizado el maquillaje de la modelo, todo estaba listo y dispuesto para ser utilizado. Entonces, la sesión de fotos comenzó oficialmente. En un inicio, -tal y como San le había indicado con anterioridad- se habían enfocado a tomas de cerca, enfocando de la manera más precisa el maquillaje. Para ello, Celine se vio con el deber de sostener el reflector de luz con suma atención; asegurándose de que el ángulo de este hiciera rebotar la luz de forma que el producto en la piel de la chica destacara, mas no entorpeciera su visión.

Luego de un tiempo, ambos hicieron contacto visual y San le regaló un guiño. Seguido, subió dos dedos para indicarle que era momento de pasar a la segunda parte de la sesión, donde las tomas serían desde una distancia menos invasiva. Celine entendió de inmediato y, rápidamente, dio un par de pasos atrás y buscó un nuevo ángulo para reflectar la luz.

Una risa silenciosa dejó los labios de Celine ante el claro recuerdo. En efecto, aquel día había sido solo el comienzo de su trabajo juntos.

San volteó su rostro hacia ella y sonrió sin explicación.

—¿Qué?

—Nada, —Celine negó con la cabeza—, solo... Estaba pensando en todo lo que ha sucedido esta semana.

—¿Y por qué te ríes? —San alzó una ceja—, ¿recordaste la sesión con los ventiladores?

Entonces, una pequeña carcajada dejó los labios de la chica. El recuerdo de aquella singular sesión jamás saldría de su memoria. Y es que, a pesar de lo profesional que ambos aparentaban ser cuando llegaba alguien más al equipo, todo eso desaparecía en cuanto volvían a quedar solos en el estudio. De hecho, aquella sesión había terminado con incontables fotografías de ambos jugando con la máquina de aire. San conservó unas cuantas antes de borrar la evidencia.

Celine volvió a negar con la cabeza y luego se volteó a verle.

—No, simplemente pensaba en todo. —Sonrió y luego guardó silencio. San mantuvo sus ojos sobre ella unos instantes, hasta que la chica volvió a apoyar toda su espalda en el suelo y dirigió su mirada hacia el cielo. Un suspiro salió de sus labios—. Sabes, he estado en este edificio por años, he contemplado la ciudad desde aquí días completos, pero solo he admirado el cielo dos veces, —le dirigió una mirada—, contigo.

BEYOND | Choi SanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora