—Él... ¿Te beso? —pregunto la británica mirando atónita a su amigo mientras que este asentía con las manos tapando su cara, sin embargo, el rubor que trataba de ocultar era notable por sus orejas. —Momento ¡A ti te gusto!
—Baja la voz Margaret —dijo rogando el ojiverde mientras su amiga ponía una cara de sorpresa.
Se encontraban en Central Park, era el cumpleaños del más joven de los Stark por lo que Howard le pidió a Jarvis y Peggy que se llevaran al pequeño a dar una vuelta en el parque, Steve los había acompañado porque Sarah sabía que si su hijo no se encontraba con el castaño este se querría devolver para su hogar, donde le aguardaba una sorpresa.
—¿Qué te gusto Jarvis? —pregunto el cumpleañero.
Por un momento olvidaron que los dos niños se encontraban jugando cerca de ellos.
—Nada cariño, un helado que tu papá le dio a Jarvis —hablo la castaña tratando de disimular.
—Yo también quiero un helado —dijo el pequeño.
—Yo te puedo dar un helado Tony —comunico el rubio con una sonrisa.
—Nadie le va a dar un helado a nadie —dijo exaltado el británico. —Yo, lo siento, después iremos por un helado todos ¿Si? Vayan a jugar, por aquí cerca por favor.
Ambos infantes asintieron, Steve tomo la mano de Tony y este lo siguió.
Edwin soltó un suspiro, mil pensamientos rondaban en su cabeza, se sentía confundido, Howard le había dicho que solo había sido un beso y era para demostrarle a Tony que no estaba mal la pareja entre dos hombres ¡Pero se sentía mal por querer otro!
Por su parte Peggy se imaginaba lo que pensaba su amigo, a decir verdad a ella no le importaba la homosexualidad, se había enamorado de unas cuantas mujeres (a pesar de que le gustaban los hombres) hubo una mujer de la que arrepintió haberse enamorado, pero descarto ese nombre y rostro de inmediato, lo único que sentía por ella era coraje.
A Jarvis tampoco le importaba la homosexualidad, él había ido al ejército, donde los soldados pasaban meses sin la cercanía de una mujer y estos se las arreglaban entre ellos, le preocupaba el hecho de eso pudiese afectar la buena relación (laboral) que tenía con su jefe.
Trato de calmar sus pensamientos, ambos adultos estaban tan centrados en lo suyo que no prestaron atención a una presencia que se acercaba a ellos.
Steve se encontraba entretenido jugando a piedras, papel y tijeras con el castaño, cuando de reojo vio a una mujer que conocía muy bien, María Collis Corbenell, la antigua esposa del señor Stark, la madre de Tony.
El rubio de inmediato palideció, tomo al pequeño en sus brazos y se acercó rápidamente a la británica.
—Tía Peggy, deberíamos ir por el helado ahora. —dijo nervioso mientras apuntaba la mirada a la causante de su nerviosismo.
A la castaña le pareció extraña la reacción de su ahijado, siguió la dirección que los azules miraban y comprendido.
Con rapidez le pidió al rubio que le pasara el castaño, una vez en sus brazos se levantó rápido.
—Nos vemos después en la heladería —dijo rápida al ojiverde, agarro la mano del rubio y camino a paso rápido.
El británico no entendió por qué su amiga y Steve se comportaban así, hasta que escucho a alguien cerca de él.
—¿Anthony? —menciono casi en un susurro la italiana.
El pequeño se volteó al escuchar su nombre, de inmediato el rubio interfirió.
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Ángel [Jaward AU]
FanfictionEs la maravillosa década de los 60; Edwin, un simpático inglés viaja al país de los hippies y de las drogas en busca de un nuevo comienzo, tratando de encontrar un empleo normal y llevar una vida al estilo norteamericano. Sin embargo, un día en Cent...