Hospital

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Jarvis durmió en una de las tantas habitaciones de la mansión, sin darse cuenta durmió más de la cuenta, en lugar de despertar a las 7 am como de costumbre, despertó a las 10, la habitación no tenía un reloj, por lo que se levantó, se vistió con la ropa que llevaba puesta el día anterior, debía ir en la tarde a su departamento y cambiarse.

Bajo la escalera y lo único que encontró fue silencio, hasta que escucho un estruendo en la cocina.

Corriendo fue a ver que ocurría encontrándose con Tony arriba de una escalera compuesta por una silla, cajas y una escoba, trataba de alcanzar una caja con donas y en su lugar termino botando unas ollas.

El británico soltó una pequeña risa, tomo al pequeño en brazos y saco la caja que buscaba.

—¿Recuerdas que habíamos acordado que no ibas a comer donas sin antes comer algo saludable? —dijo el ojiverde al pequeño.

—Lo sé, pero pensé, esas donas las compro mi papá hace un día por lo que hay que comerlas ahora de lo contrario se pondrán malas —explico el castaño.— Tú me enseñaste que nunca hay que desperdiciar la comida.

El ojiverde rio ante la ocurrencia del menor, lo sentó en la mesa, posterior a eso fue a la cocina, preparo una leche y un tazón de avena con frutas, se las sirvió al castaño, este comió gustoso, una vez término lo principal el peliclaro le permitió comer sus preciadas donas.

Sin embargo, algo le inquietaba al mayor, se suponía que era domingo ¿Dónde estaba Howard? El pelinegro había pedido ese día para estar con su hijo.

—¿Dónde está tu padre Tones? —pregunto tranquilo viendo aun como el infante se limpiaba el chocolate de los labios.

—No sé, cuando desperté no estaba —respondió el castaño. —Tal vez está con mi tía Peggy o con mi tía Sarah.

El británico asintió, se dirigió al teléfono de la sala y llamo a la residencia de los Rogers, pregunto sobre si su jefe se encontraba allá, pero solo obtuvo un no como respuesta.

Llamo una vez más, esta vez al departamento de Margaret, sin embargo, esta no contesto.

Un tanto frustrado, colgó el teléfono, no había nada que él pudiera hacer, solo esperar a que el pelinegro llegara.

Sin darse cuenta la tarde había llegado, se encontraba viendo televisión para matar el aburrimiento, el más joven de los Stark se encontraba leyendo de manera entretenida un libro

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Sin darse cuenta la tarde había llegado, se encontraba viendo televisión para matar el aburrimiento, el más joven de los Stark se encontraba leyendo de manera entretenida un libro.

Algo en la televisión lo hizo llamar su atención.

Howard Stark, el magnate multimillonario residía en el hospital debido a un robo frustrado, al instante apagó la televisión y el teléfono de la casa sonó, rápidamente atendió la llamada, era Peggy.

—Edwin —hablo exaltada la castaña. —Ven por favor, Howard, él —no se le entendía bien lo que quería decir, su voz se encontraba en un hilo. —Estamos en el hospital Presbyterian, apúrate por favor.

Ángel [Jaward AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora