-¡Jessica!, ¿Qué haces aquí?-pregunta una alarmada Verónica al sentir a la menor retorcerse entre las sabanas hasta llegar a su lado.
-No quiero estar sola allá-.
-Pero sabes que no debes estar aquí- voltea hasta estar de frente a ella- si ellos se enteran...
-No se van a enterar- la corta en medio de esa frase-No tienen manera de saber que estoy aquí contigo- pasa un brazo por la cintura de la contraria- A parte, este lugar es realmente horroroso como para estar solas ¿no crees?-.
Con un suspiro resignado Verónica deja saber a Jessica que la dejará quedarse esa noche, al fin de cuentas, si las descubren juntas sólo apresurarían su destino.
Ambas jóvenes compartían un mismo destino, igual que las otras 28 mujeres de variadas edades en las habitaciones contiguas, morir; pero se preguntarán, ¿Cómo llegaron a esto?, pues la respuesta es más simple de lo que crees.
La historia con Verónica es sencilla, con 23 años una estudiante de arquitectura en una de las más prestigiosas y caras universidades de su país, llevaba una vida acomoda con un padre dueño de una cadena de restaurantes y su madre que era, bueno era su madre, aquella que la consentía de más y alimentaba su egocentrismo cada que le decía un cumplido a su pequeña estrella, el orgullo de esa familia después del desastre de su hijo mayor que termino siendo un tatuador mediocre según palabras de su madre quien no dudó en dar la espalda a su propio hijo cuando este abandonó la escuela de ingeniería aeronáutica por perseguir su sueño de ser tatuador, ya habían pasado 5 años que Verónica no veía a su hermano y no podría importarle menos, más atención para ella.
Todo seguiría su curso, ella se graduaría en un par de años a lo mucho y con los contactos de su padre comenzaría a conseguir empleo sin importarle todos las personas que se esforzaran por conseguir méritos propios para conseguir el mismo puesto que ella ocuparía por ser hija de algún amigo de su jefe, no me malentiendan, parte de su ego era justificado con su buen desempeño, pero todo lo que podría aportar eso a su persona el egocentrismo y la vanidad lo descontaban el doble; probablemente se hubiera convertido en otra niña rica que no sabe lo que es realmente ganarse algo por méritos propios creyendo que el mundo le pertenecía, claro, todo queda en la suposición pues a principios de su semestre conoció a Ethan, un muchacho alto de cabellos color café que le llegaban a rozar los anchos hombros, de irada, en palabras de Verónica, hechizante.
Después de un afortunado equipo de trabajo para una de sus materias ambos individuos se conocen y Verónica comienza a caer en las redes de una relación por demás manipuladora donde terminó dejando la escuela y dando la espalda a unos padres que de por si la desconocieron a penas tomo esa primera decisión, Verónica no dudo ni un instante cuando a los 4 meses de conocerse y 2 de vivir juntos en una vieja casa que Ethan clamaba de su familia, Ethan le propone irse a vivir a otro estado a "empezar desde cero", Ethan decía tener algunos conocidos que les darían hospedaje en su casa hogar y ella no tendría que trabajar para nada, él trabajaría con sus amigos y ellos serían por fin felices, juntos.
El primer mes dentro de la casa prometida fue un sueño para Verónica, no tenía nada que hacer en esa casa más que descansar y ser tratada como reina junto con otras mujeres que vivían en esa misma casa con sus parejas, ahí es donde conoció a Jessica, una niña de a penas 17 años que había escapado de su casa con mejor amigo Ricardo después de ser "salvada" por este de su ausente padre y su hermana abusiva, yéndose a vivir a esa misma casa dos semanas y media antes de que Verónica llegase; pero el sueño pronto se volvió pesadilla cuando Manuel llegó a la casa, poco a poco las cosas dentro de la casa cambiaron para mal; al principio fueron pequeñas obligaciones y tareas asignada por Manuel a cada una de las mujeres que habitaban la casa para servir a los hombres, Manuel decía que era una forma de agradecerles por ir todos los días a trabajar para traer dinero y sustento a esa casa, que con ello se podrían ahorrar también el dinero del servicio de limpieza, Verónica no estaba muy convencida, hasta que Ethan habló con ella y la convenció de que era lo mejor, que no podían objetar contra Manuel pues él era el dueño de la casa donde se estaban quedando; las semanas de quehaceres para Verónica y las demás pasaban mientras ella se hacía más cercana a Jessica, llegó un día donde Verónica estaba acostada al lado de Ethan a punto de dormir después de un cansado día de lavar la ropa de los hombres cuando Ethan comenzó a ser insinuante con ella, ella no se podía resistir ante Ethan por más cansada que estuviera hasta que Manuel entró al cuarto y comenzó su verdadero martirió, el de todas ellas, Ethan seguía diciéndole que se lo debían por toda la hospitalidad que había tenido con ellos y Verónica lo aceptaba, todas y cada una de las noches que Manuel iba a su cuarto, lo aceptaba.
Los meses siguieron así, tal vez alguna agresión extra por no hacer un café bien o haber doblado mal un calcetín, pero ninguna queja, por ninguna de ellas, la única que se quejó alguna vez fue Rebeca una joven de tal vez 20 años, luego de que una taza de café caliente fuese aventada a su rostro por Manuel, ella explotó y le gritó mil y una cosas; Verónica no sabe qué pasó con ella luego de que las mandaran a todas a sus cuartos, aunque a ella le gusta pensar que ahora tiene una casa lejos de ahí y un trabajo que es suficiente para ella, aunque dentro de ella sabe que eso de ninguna manera podría ser cierto. Con esto la casa se sumió de nuevo en una especie de normalidad donde ellas servían a los hombres con atención y temor especial hacia Manuel; a esta normalidad se le sumó su creciente afecto hacía Jessica, sentía la necesidad de protegerla, de estar siempre a su lado autoproclamándose su protectora, echándose la culpa de cualquier error que pudiese cometer Jessica para evitar que esta saliera lastimada, más lastimada de lo que ya estaba; pobre Jessica, escapando de un infierno para caer en otro, supongo que es lo que hace la vulnerabilidad.
Verónica había perdido la cuenta del tiempo que estuvo en esa casa sin salir al exterior ni una sola vez, hasta que las "trasladaron" a una casa aun más grande donde el encanto se fue; a ellas se les sumaron otras 15 mujeres en las mismas condiciones que ellas, a cada una de las 30 les fue asignada una "habitación" de la que no podían salir a no ser que les fuera permitido, cada una tenía únicamente una cama y un pequeño ropero con nada menos que ropa interior y algunas cobijas demasiado delgadas para sus camas. Al Verónica estar separada de Ethan, su placebo dentro de aquella casa de terror, lo único que le quedó fue el crudo sufrimiento que la regresó a la realidad entre llantos nocturnos por la pérdida de su libertad y la de todas las habitantes de aquel lugar, nadie vendría a buscarlas, porque ellas mismas se alejaron de todos aquellos que pudiesen sentir un ápice de preocupación por ellas, estaban lejos de casa y nunca volverían.
Entre una de sus tantos días en ese nuevo lugar más lúgubre que el anterior escuchó a Manuel hablando con los demás hombres, todos ellos vestidos con ropas azules y una vela roja en la mano, las llamó corderos, culpó a una sociedad que se había perdido del verdadero camino, habló de las manzanas y el pecado de Eva, habló de la prueba de Adán que era sacrificar su propia sangre venida de su costilla ante la tentación, dijo que si Adán no lo logró, él sí lo haría, que ellos lo harían, que juntos ascenderían y purificarían el mundo con su sacrificio. Las demás pronto se enteraron de esto por la boca del autoproclamado profeta Manuel que las llamaba las ovejas afortunadas; muchas lloraron, algunas de una extraña alegría y otras de desesperación, Verónica se dedicó únicamente a consolar a una Jessica en el suelo que no podía respirar presa de la desesperación.
Así es como llegamos a un par de jóvenes abrazándose contra las reglas en la cama de la mayor esperando el día de su muerte con todo un mundo afuera ignorante de su sufrimiento.
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Historias de un bolillo
Short StoryNo sé, sólo tengo tiempo libre y mucha imaginación