Que momento tan rutinario que es la tarde, personas saliendo a comer, cambios de turno, niños saliendo de la escuela y corriendo de regreso a sus hogares, personas trabajando hasta tarde, tránsito en las calles. Nadie puede negar que la tarde es la hora donde se es más productivo, pero aun así ¿qué tiene de especial?, las madrugadas y los ocasos tienen una belleza inigualable y son sumamente poéticos y especiales, las noches son calmas y retratadas como el refugio de los solitarios, el hogar de las estrellas, pero, ¿y la tarde?. Nadie hace canciones dedicadas a la tarde, nadie piensa en la tarde como el momento más bello del día, a pesar de que la mayoría de las cosas de este toman lugar en la tarde, ni siquiera la programación televisiva es tan buena o memorable, las mejores cosas las pasan al anochecer...
Con un suspiro Ariel separa la silla del computador, llevaba horas intentando terminar ese ensayo sobre la tarde para su asignatura de escritura creativa, se supone que representaría un reto hacer un ensayo profundo sobre una palabra sacada del sombrero del maestro Díaz, en ese momento sintió pena por Luisa le había tocado una piedra, pero a estas alturas tal vez una piedra sería más fácil de describir que la tarde, nadie pensaba en la tarde de manera artística o profunda, no había qué decir sobre la tarde porque a nadie le importaba, ni siquiera esa tarde había tenido algo de especial, más allá de que se obligó a sentarse frente a su laptop en la biblioteca de la facultad después de posponer su tarea buscando algo qué decir sobre la tarde. Llevaba tal vez 2 horas ahí y no tenía nada, todo lo que había escrito lo borraría de nuevo al no estar conforme con el resultado, ni siquiera se asemejaba a nada de lo que hubiese escrito antes, todos sus demás trabajos brillaban de calidad y por la prosa que tiene, pero esta vez no hay nada.
Recuesta su cabeza en el respaldo de la silla buscando con que quitarse el aburrimiento y estrés que le está provocando esa tarea, tal vez si buscaba por la biblioteca encontraría algo que mágicamente le dice inspiración para poder terminar su ensayo, con esto en mente se puso de pie y comenzó a vagar por los estantes aledaños a su laptop, obviamente sin perderla de vista, observó todos y cada uno de los lomos de los libros de esa sección parándose de puntas incluso para ver los más alejados de su estatura, pero nada vino a su mente más allá de que tal vez deberían desempolvar el lugar, al momento de voltearse observa por el rabillo del ojo una luz proveniente de debajo del librero, con cuidado se agacha y mete la mano debajo de este rezando internamente por no encontrar algún escarabajo, al sacarla se encuentra con un libro de aspecto descuidado; pasa la mano un par de veces por la portada buscando algún nombre o autor, pero el polvo que lo cubría solo reveló una portada liza de color rojo con detalles en dorado y un rubí en el centro; víctima de la curiosidad abrió el libro causando que de este saliese una ráfaga de luz que absorbió todo su ser.
5 minutos más tarde, el libro en el suelo escupe a un Ariel con vestimentas medievales y el cabello lleno de plumas blancas y cafés, justo ahora tenia una idea de lo importantes que eran las tardes y todo un discurso sobre ellas.
Las tardes, el momento donde las aventuras comienzan...
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Historias de un bolillo
Short StoryNo sé, sólo tengo tiempo libre y mucha imaginación