Al entrar la vista era simplemente sublime el camino de árboles blancos estaba lleno de leves resplandores que daban al ambiente un aire mágico, las verdes lianas llenas de flores eran maravillosas y la nieve que rodeaba al paisaje me daba una sensación de calidez, claro era extraño ya que la nieve es fría, pero en ese instante ese pasaje nevado me trasmitía una calidez impresionante.
Al pasar el arco de árboles blancos no pude creer lo que veían mis ojos, había doce estatuas esculpidas en hielo de animales invernales símbolos del Imperio da Hiver, que rodeaban una pérgola estilo victoriano color blanco, aquella hermosa estructura estaba rodeada de diamantes blancos que reflejaban los rayos de luz que irradiaban de las gemas de las estatuas que tenían en su frente, era una obra de arte. Extrañamente todo parecía muy armonioso a pesar de su excentricidad.
En la pérgola que parecía sacada de una novela de fantasía e impregnada en la vida real pude divisar la silueta de un hombre que daba una sensación de paz, el emperador estaba esperando por mí, probablemente desde hace rato ya que su hermoso pelo blanquecino estaba levemente sucio por la nieve y una doncella estaba retirando la jarra de té para poner una nueva. Me preguntaba si la hora en la que llegue era muy atrasada, rápidamente revise mi reloj de mana y eran diez minutos antes de lo acordado, probablemente su majestad quería apreciar un poco el paisaje de este hermoso jardín.
Me acerque con confianza al lugar, después de todo quería dar una buena impresión, posteriormente incline mi cuerpo de manera que hiciera una elegante reverencia ante la persona que se encontraba ahora frente a mí, unos segundos más tarde me ordeno que levantara la cabeza y me sentara en una silla frente a su persona. Después de ello ordeno a todos que salieran del lugar, es muy inteligente de su parte después de todo sabe que debe mantener al margen la información respecto a mí y mi procedencia.
-Bueno señorita Adele te convoque por un asunto que he querido conversar desde hace un tiempo contigo. -Dijo amablemente.
-Claro su majestad, si esta dama tiene la oportunidad de aclarar sus dudas con gusto las responderé.
-Me alegra escucharlo ya que lo que voy a consultar es algo por mucho importante, señorita Adele usted esta consiente de la revolución que lidera mi hijo y lo que conlleva apoyarlo a él y a nuestra nación. Está traicionando a su patria, sin embargo, eso es lo de menos ya que Calder me ha platicado del pacto que llevan. Ahora mi preocupación es dirigida hacia usted, se perfectamente el estado actual de su relación con el príncipe Douglas del Imperio del Sol esto no solo la pone en peligro a usted sino a toda nuestra facción, debe tener claro que no solo será una figura importante en esta cruzada sino una pieza valiosa y peligrosa ya que usted podría poner en jaque al enemigo o a nosotros, entonces ¿Qué piensa hacer al respecto?
-Entiendo la inquietud de su majestad, después de todo no estamos hablando de un juego de ajedrez, estamos hablando de acciones que podrían llevar a uno de los dos imperios a la ruina, sin embargo quiero recalcar que su majestad no tiene que preocuparse, el príncipe Calder y yo pensamos de antemano en ello, es por demás conocido que el Imperio da Hiver es la ubicación de la Santa sede, por ende aquí puedo anular el compromiso entre su alteza Douglas y yo.
-Se a lo que quieres llegar con ello, sin embargo, realizarlo es una tarea muy complicado y por mucho que yo quiera intervenir mi poder no llega al límite de romper reglas sagradas de la Santa sede, se debe cumplir algunos requisitos para este tipo de anulación y más si es un matrimonio de sangre imperial, ¿Cuál es el plan de la señorita ante esto?
-De verdad es un problema, pero antes de salir del palacio imperial del sol tome una serie de evidencias que ante la Santa sede seguramente serán suficientes para la anulación del compromiso unilateralmente, quisiera aclarar que previamente analice estos aspectos, después de todo en un inicio era el propósito principal por el cual emprendí el viaje a su territorio, así que su majestad no tiene de que preocuparse.
-Al parecer me estaba preocupando innecesariamente, la lady aquí presente es bastante capaz, aun así, me llena de curiosidad ver la evidencia de la que me habla la señorita ¿Podría darle un vistazo?
-Sin ningún problema su majestad. -En ese momento levante mi mano y con un leve resplandor carmesí aparecieron una serie de documentos bastante larga y un sobre previamente sellado.
El Emperador tomo los documentos y los observo detenidamente unos minutos y cada vez su cara iba distorsionándose a una de sorpresa.
-Esto...Esto ...Esto es sorprendente señorita es muy probable que el contenido de esta documentación no solo sirva para anular su compromiso, sino también para darnos apoyo del ejército de la Santa sede para la revolución desconozco como consiguió la información, sin embargo, he de admitir que es impresionante.
-Muy bien su majestad, ahora que sabe sobre todo me gustaría aclarar que antes de hacer nuestro movimiento ante la Santa sede es de mayor importancia ponernos en acción contra la epidemia, claro seguramente nos retrasara, pero con un pueblo enfermo no tendremos el poder para ganar, así que su majestad pido autorización para luchar al lado de su facción y apoyo para poder sanar a su pueblo.
-Señorita Adele le concedo mi total apoyo, la familia Imperial da Hiver le da todo su respaldo como prueba de ello le hago entrega de este broche de fénix del hielo, con el nadie bajo el cielo de mi Imperio puede impedir ninguna de sus acciones, espero que la bendición imperial caiga sobre su persona. -Dijo mientras me entregaba un broche de plata con un diamante en forma de fénix sus terminaciones eran sublimes.
-Muchas gracias su majestad lo portare con orgullo.
Dicho esto, tomamos el te relajándonos, era un contraste irónico después de todo ese ambiente de paz pronto seria opacado por la oscura guerra de facciones imperiales...
Asushimy📚
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La Justicia de la Dama Malvada
RandomEl día que descubrí que mi novio me engañaba con mi hermana, un vehículo me atropelló. Al despertar descubrí que renací en el mundo de una novela que leía antes de morir, el problema es que renací como Adele Ophelia Castelio, hija del Gran Duque de...