Capítulo 15: Feliz como una alondra

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-Lakewood, agosto 01 de 1912-

El vértigo que sentía mientras balanceaba sus pies en el aire y la cálida corriente que acariciaba su rostro, hacían que el corazón de Candy se sintiera tranquilo en esa confortable soledad. Se encontraba sentada en la rama de un gran árbol para mirar el atardecer y a Lakewood desde las alturas. A ella siempre le había parecido que todo se veía y se consideraba mejor desde lo alto, además de que adoraba trepar árboles. "Llegará el día en que ya no seré capaz de hacerlo, aunque lo quiera, así que debo hacerlo ahora que puedo. Debo vivir tan libre y feliz como me sea posible".

Además, Candy necesitaba de esa soledad para pensar. Había percibido un cambio en la actitud de Anthony hacia ella, pues, aunque al principio eran cercanos, en un momento él había parecido tomar distancia y luego una vez más se había acercado a ella. Pero no eran esos volátiles cambios de actitud lo que la ponían nerviosa, sino la repentina confianza que había tomado el joven con ella, buscando la más mínima excusa para hacerla sonrojar. Previamente parecía más bien alerta e incómodo en su compañía, evadiendo cualquier momento a solas con ella o evitando mirarla a los ojos a menos que fuera necesario. Sin embargo, algo había cambiado en él. Parecía cómodo y relajado, sonreía mucho más y su mirada... ahora la veía con una calidez y cariño tan seguros que Candy no podía evitar temblar y dudar. ¿Qué era lo que intentaban decirle aquellos ojos celestes con esa mirada? E igualmente importante, ¿porqué ella se sentía de esa forma? ¿qué era lo que sentía?

— Esto sin duda es totalmente distinto al príncipe de la colina. Pero el hecho de que los compare es preocupante. ¿Será que Anthony me gusta? Bueno, no creo que solo sea eso. Quiero decir, no tendría nada de extraño que me gustara, es más, sería natural y lógico. Él es guapo, inteligente, amable y bondadoso, a cualquier chica le gustaría. Pero tengo la sensación de que no se trata de algo tan vago... no tengo idea de que pueda ser. ¿Será que me siento como Jane se sentía por Rochester? ¿O Elizabeth por Darcy? ¿O Elinor por Edward? ¿Será que amo a...?

¡Candy!

Estuvo a punto de caerse cuando escucho la voz de Anthony desde abajo, se alarmó al pensar que pudo haberla escuchado. Cuando ubo recuperado el equilibrio miró hacia abajo, Anthony parecía muy preocupado.

— Lo lamento, no debí gritar de esa forma. Por favor, baja con cuidado.

Candy asintió y en cuestión de segundos se encontraba de pie junto al muchacho, quien la veía con gran asombro. Ella se sonrojo.

— Disculpa, no hubiera querido que me vieras de esa forma. Se que parece muy extraño ver a una chica...

— ¡No! No es nada de eso. Stear ya me había contado que sabías trepar y moverte entre los árboles, solo que fue bastante impresionante verlo en persona. ¿No te da miedo?

— No, de hecho, es bastante lindo haya arriba. Lakewood se ve aún más hermoso. No sé, estar arriba te hace sentir libre en una forma diferente.

La pecosa había hablado, como solía hacerlo estando junto a él, sin pensarlo mucho, solo siendo ella. Su cuerpo tembló cuando al mirar hacia Anthony, halló que él la miraba con atención y una vez más esa calidez.

— Suena muy hermoso. Es una pena que no pueda seguirte para verlo a tu lado.

Candy se sonrojó sin remedio y Anthony sonrió.

— Estaba buscándote y Anne me dijo que estarías por aquí. Tengo algo que quiero contarte, sé que te alegrará y de paso cumpliré mi promesa. ¿Quieres caminar un rato conmigo?

Ella accedió preguntándose que sería lo que el joven querría decirle. Candy estuvo a punto de tropezarse por ir distraída. Anthony soltó una risa cristalina y le ofreció su brazo, ella lo aceptó.

La hija de los Britter (Candy White por siempre I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora