"Quiero vivir y disfrutar la alegría de la juventud"
-Lakewood, junio 10 de 1912-
Las tranquilas aguas del lago de Lakewood se tornaban doradas mientras el sol de la tarde menguaba poco a poco. El redondo borde de la piedra que estrujaba entre sus manos la lastimaba, pero Candy apenas y se percataba de eso. Calculo el tiro un par de segundos, tomó la postura correcta y luego lanzó la piedra, que dio cinco saltos antes de hundirse. Una mueca de inconformidad se dibujó en su rostro, tendría que practicar mucho antes de poder ser competencia para Archibald Crowell, quien le había enseñado aquel curioso juego esa misma mañana.
Su mente se sentía turbulenta y llena de recuerdos amargos. Queriendo meditar en algo mucho más agradable, Candy comenzó a rememorar la maravillosa mañana que había tenido.
...
En aquel momento del día, el lago reflejaba en sus cristalinas aguas la pureza del cielo azul. El vestido naranja de mangas cortas y el sombrero de listones que Candy lucía, le daban el aire veraniego que la época de aquel año anunciaba fervorosamente en su naturaleza. Una mañana calurosa y perfecta para una fiesta campestre.
La señora Elroy había organizado aquella merienda junto al lago como una recompensa para sus sobrinos después de haber presentado el examen del Real Colegio San Pablo. Los chicos parecían bastante confiados en sus resultados aprobatorios, la seguridad que demostraban era envidiable para Candy, quien se sentía algo preocupada por los resultados. Mas aquella mañana los estudios no le podían importar menos, respiraba el aire puro y fresco mientras observaba atentamente a Archie.
— Mira atentamente la manera en que muevo mi mano. Todo está en el giro de la muñeca. Concéntrate un rato en el lugar en el que deseas que caiga y luego...
La piedra que Archie lanzó dio por lo menos ocho brincos y entonces se hundió. Candy aplaudió la destreza del movimiento.
— Eres increíble Archie. Practicaré este tiro y cuando logre dominarlo, competiremos ¿te parece?
La muchacha lo miró sonriente y con un brillo de alegría en sus ojos, estaba sonrojada por el calor del campo y se veía especialmente linda aquel día. Archie se sintió sonrojar.
— ¿Tienes calor? Te has puesto rojo Archie ¿te sientes bien?
— Estoy bien bella Candy, solo que... me ha dado sed. Iré por agua ¿Quieres que te traiga algo de beber?
— No gracias, aquí te espero.
Archie subió la ladera en donde se había acomodado una mesa con comida y bebida. Anne estaba sentada debajo de la sombra de un árbol observando a su hermana, y cuando pasó a su lado la chica le sonrió. Archie le correspondió la sonrisa y fue hasta Stear, que como era de esperarse, se encontraba eligiendo un postre.
— Sigue comiendo postres así y luego no podrás ni caminar.
— Estoy en etapa de crecimiento, comer es bueno. ¿Ya has terminado de coquetear con Candy?
Stear lanzó la primera estocada hacia su hermano con una sonrisa burlona. Archie arqueó una ceja ante el comentario.
— Te tomas con demasiada calma la avanzada que he dado hacia Candy. ¿Es que por fin te has dado cuenta que no tiene caso competir contra mí y vas a darte por vencido?
— Ja ja, muy gracioso hermanito. Solo te he dejado disfrutar de este momento de victoria. En cuanto muestre mi nuevo invento, Candy se olvidará de ti y tus piedras.
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La hija de los Britter (Candy White por siempre I)
Hayran Kurgu¿Que hubiese sucedido si Candy hubiera decidido ser hija de los Britter? ¿Cómo cambiaría una sola decisión la vida de Candy? ¿Qué habría cambiado en el fatídico destino de Anthony? ¿Será que aún quedaba un camino para que compartieran un solo destin...