ᴀʙʀᴀᴢᴏ

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James, al teléfono. —Ya sé, casi se vuelve loco cuando vio la marca en mi cuello.

Teddy, al otro lado de la línea. —Dímelo a mí, que tenía la varita lista para acabar con quien fuera que te haya echo eso.

James, divertido. —¿Estás loco? Irías a Azkaban.

Teddy, suspirando. —No me importa, nadie toca a mi chico.

James, sonrojado. —¿Soy tu chico?

Teddy, tímido. —Eh... ¿Amor de mi vida?

James, haciendo una mueca, convencido. —Eso suena mejor, Teddy-oso.

Teddy, bostezando. —Tengo mucho sueño, ¿Tú no?

James, viendo a Albus escurrirse dentro de su habitación. —Mm... No, no. Espera —dirigiéndose a Albus—. Fuera.

Albus, agazapado en la orilla; susurrando. —No quiero.

James, revoleando los ojos. Volviendo a su conversación con Teddy. —Eh... ¿Teddy? Tengo que colgar, tengo un asuntito aquí que solucionar.

Teddy, asintiendo. —De acuerdo, de casualidad es ¿Albus?

James, suspirando. —Acertaste.

Teddy, sonriendo. —Está bien, solo dile de mi parte que cualquier cosa que sea, pasará. Las crisis existenciales son experiencias comunes y hasta necesarias en algunos casos; lo ideal sería aprender a manejarlas.

James, embobado. —Eres tan sabio.

Albus, llorando en el rincón. —¡No lo es, es estúpido!

James, frunciendo el ceño. —Me voy. Te amo, Teddy-oso.

Teddy, sonriendo. —Te amo, hablamos luego.

James, colgando el teléfono. Encaminándose al lado de Albus. —¿Qué te pasa, eh? ¿Te volvió a pegar Salem? Por favor, Albus, sus golpes no duelen, sus patitas son afelpadas... a excepción de las garra, claro.

Albus, sorbiendo la nariz. —¡Nooo!

James, asintiendo; sin saber qué decir al respecto. —Bueno, no soy bueno para esto, pero... —sentándose—. Los abrazos ayudan, ¿Cierto? Además, siempre lo hacen conmigo cuando yo me siento mal, aunque me reuse al principio.

Albus, asintiendo. —¡Pero tú odias los abrazos!

James, haciendo una mueca. —No me molesta darlos, más bien, que me los den de improvisto—mirandole—. Ahora, cállate y déjame apapacharte, serpiente latosa.

Albus, gimoteando. —Bueno.

James, suspirando. —Dime, ¿Qué te hizo llorar tanto?

Albus, hipando. —Es que, cuando me dirigía a la cocina y abrí el refrigerador, me di cuenta de que... de que... ¡se acabó el helado!

James, abriendo los ojos como plato. —... ¿El de galleta?

Albus, asintiendo.

James, rompiendo a llorar. —¡NOOO!

Draco, asomándose por el pasillo; negando con la cabeza. —¡HARRY, NECESITO AYUDA AQUÍ ARRIBA!











A CRAZY MAGIC FAMILY: Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora