PARTE I
-Joven amo, ¿ha despertado?
De lado, recostado en su cama con sus azules ojos enrojecidos y los párpados notablemente abultados, parecía divagar en recuerdos y sus pensamientos.
-No. -sonó severo.
-¿Amo?
-Déjame solo, Felicia. -ordenó con mayor furor.
Escuchó la puerta ser cerrada con mesura y, giró para verificar estar completamente solo.
Lo estaba.
Giró colocándose en su anterior posición y abrazó más su sábana hacia él. La tenía cubriendo su cuello. Se sentía tan solo, tan vulnerable, tan desgraciado.
Cuando sus lágrimas llegaban al final de su rostro, estas quedaban absorbidas por la tela suave que lo cubría.
No se molestó en secarlas, eran demasiadas y estas corrían por los caminos ya trazados por las otras, a prisa.
Vas a estar para siempre en mi corazón, pequeño príncipe.
Podía aún escuchar el tono quebrantado con el que David se lo dijo. Y recordar su mirada, esa mirada de Lo hago por tu bien. Y con una sonrisa, una sonrisa que para nada encajaba, pues, sus labios temblorosos eran delatores de su obvio sufrir.
En su mente, sonaba repetidas veces como una sentencia mortal. Una sentencia que -sentía- acababa con él minuto a minuto.
¿Qué hace el corazón de un príncipe enamorado sentenciado a vivir sin su amor? Mick, pensaba en cómo descubrirlo.
Todavía en su pequeña mesa nocturna, el Lazarillo de Tormes esperaba ser leído. Lo observó con detenimiento. Todas sus hojas en él, todas ellas llenas de palabras de un escritor que decidió plasmar en él cada pensamiento que consideró, eran propias para su historia, pensó.
Yo podría llenar cada hoja de un libro igual con cada sentimiento que David despertó en mí, pensó en voz alta.
¿A quién se le puede contar el dolor sentido de un amor clandestino y herido?
El pequeño príncipe estaba solo.
Aún con las lágrimas en sus ojos, tomó una hoja y una pluma. Le escribiría una carta. Una carta que sabía jamás entregaría, pero al menos le serviría para desprenderse de todas las palabras que David no le permitió decir, antes de dejar su último adiós. Antes de dejarlo.
Pero ¡vaya! que no lo culpaba.
Querido, Bo.
Querido, David.
David.
Bo. Siempre mi Bo.
Se detuvo. Había tachado lo suficiente y creyó no ser bueno en eso de escribir cartas.
Arrugó muchas más hojas sin palabra alguna por varios minutos. Solo el tiempo que le llevaba en considerar una era suficiente para que decidiera descartarlas.
Sé que no puedo quedarme. Está bien, volveré mañana.
David
¿Vendrás hoy? Prometiste hacerlo.
Lo recuerdo. Como también recuerdo todos estos meses de verano junto a ti. Me has regalado tanta dicha. He sido tan feliz.
Lo fui hasta que huiste por mi ventana. Sí, David. Huiste. Tú solo te fuiste. No quisiste explicaciones, no quisiste quedarte conmigo a pesar de haberlo prometido.
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MENZOGNA
FanfictionMenzogna es un pueblo cuya monarquía contempla en la más alta habitación, a un príncipe que empieza a vivir y experimentar su sexualidad, limitada a las obligaciones como futuro rey. Pero, Menzogna es mucho más que un pueblo donde su futuro rey ten...