Capítulo 3

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Sentía como su ánima se desvanecía. No podía seguir viendolo sollozar de aquella forma, su corazón no lo soportaba. Observaba la escena mientras se agarraba con su mano derecha el pecho, notaba sus entrañas encogerse hasta el punto de dejarla sin aire. Contemplaba como el blondo envolvía en sus brazos al castaño en un intento de calmar las lágrimas que desbordaban de aquellos vidriosos luceros esmeralda que mostraban un brillo especial cuando se trataba de ella. Aquel brillo que amaba, aquellos ojos que dejaban ver su alma, que conectaban con los suyos olvidando todo a su alrededor, incluso la angustia que rodeaba a su corazón en decadencia.
Se retiró del lugar sin emitir sonido alguno para volver a la habitación del muchacho. Entró en esta y se volvió a tumbar en su cama. Olía a él, aquel olor a perfume que la enloquecía. Abrazaba las sábanas aferrandolas a ella mientras gimoteaba empapandolas en liquido cristalino y salino.

-Te quiero tanto Eren...-susurraba la (c/p) aun llorando agarrando las cubiertas entretanto escondía su rostro en ellas. -Odio no poder decírtelo, me odio por ello.-

Y así siguió la joven llorando hasta que el sueño la venció. Mientras tanto Armin y Eren continuaban en el salón, el castaño intentando calmar sus lamentos. El rubio lo abrazaba y acariciaba con delicadeza su espalda alentandole, tratándole de apaciguar.
Una vez que el de cabello café se calmó, el chico de ojos asemejándose al océano tendió un níveo pañuelo para que su amigo se secase aquel rastro de lágrimas que aún mantenían humedecidas sus mejillas.

-Iré a ver a ______, ¿vale?- dijo el joven de ojos esmeralda a Armin intentando sonreírle de forma sincera.

-Si necesitas algo avísame, yo me voy a mi habitación que ya tengo sueño.- habló el muchacho de hebras rubias entretanto se levantaba del sofá de cuero.

Los dos chicos caminaban por el pasillo de la casa uno detrás de otro, y cada quien se adentró en la habitación correspondiente.
Eren al entrar divisó a la (c/p) atrapada entre las sábanas de color cobalto y su edredón negro marfil. Se colocó en el borde del colchón y comenzó a jugetear con los mechones (c/p) y los teñidos purpúreos. Limpió las pequeñas lágrimas que continuaban en sus pómulos dándole a entender que había estado llorando. Había llegado a tal punto de no poder aguantar más viendola así, la rogaría incluso para que dejase de llorar, de sentir aquella tristeza enfermando su corazón de aquellos horribles sentimientos y pensamientos imprudentes. Y con determinación decidió intentar conquistarla, ganarse su dulce corazón y devolverla la alegría que tanto añoraba que reapareciese en su bello rostro.
Depósito un tierno beso en la frente de la muchacha, de esos que te calman incluso el ánima, de esos que se pierden para transformarse en lágrima. Más para él era como una rosa, con espinas y él con alas finas como mariposas. Le deseo buenas noches en un susurro y cuando fue a levantarse de su cama la chica le habló.

-No te vayas, por favor...Eren...-decía adormilada agarrando su brazo aún con sus ojos cerrados. Sus párpados cubrían sus preciosos orbes (c/o) que idolatraba. -Duerme conmigo, te lo ruego...-

El chico suspiró mientras su rostro mostraba una sonrisa llena de amor. Se tumbó en la cama al lado de su amada y la envolvió entre sus cálidos brazos. Ella no se quedó atrás, apoyó su cabeza en el pecho del castaño y con sus delicadas extremidades rodeo al muchacho abrazandolo.

-Te quiero Eren...- expresó la chiquilla revelando una sincera sonrisa. Un sonrisa que tanto había buscado el joven que volviese ella a mostrar. Y es que cada uno de los gestos de la mujer lo dejaban sin aliento, enloquecía por ella.

-Yo también te quiero ______...- artículo el chico mientras sus brazos abrazaban con más fuerza a la chica a la que pertenecían aquellos ojos (c/o).

Y de aquella forma, uno abrazado al otro, descansaron durante toda la noche, Eren le transmitía la paz necesaria para calmar el dolor del corazón de la chica, y la chica le daba la felicidad que él buscó por tanto tiempo con cada uno de los gestos. Y como decir esto, les era complicado intentar separarse incluso aún no estando juntos. Porque dos ánimas que se aman no puede permitirse que sean alejadas. Ellos se veneraban con cuerpo y alma.

Los cálidos rayos que emitía el Sol en el crepúsculo se colaban entre las rendijas de la persiana de aluminio de un color gris hierro. La luz iluminaba el rostro de la chica dandole un aspecto realmente hermoso. Al sentir la calidez en su faz, la chiquilla se revolvió entre los brazos del castaño intentado ocultarse de la luz proveniente del gran astro. Se escondió en su pecho intentando descansar un poco más. El chico al notar sus movimientos, se despertó abriendo sus ojos con pereza. Cuando pudo ver con claridad, observó a la mujer que tenía dormitando en su pecho. Sonrió al verla allí con él, mostrando calma y templanza en su rostro. Acarició sus rosadas mejillas, su tez era suave como el terciopelo; jugueteaba con las hebras de su pelo. La chica se aferraba más a él intentando dormir aunque fuese un ínfimo minuto más.

-Buenos días dormilona- susurró Eren en un intento de despertarla.

-Cinco minutitos más porfa...-murmuraba aún en su torso ______. Menos mal que era sábado y no tenían que asistir al instituto.
Eren no viéndose capaz de sacarla de la cama en un buen rato decidió dejarla allí enredada en sus sábana. Se levantó de la cama con cuidado depositando un tierno beso en la mejilla de la muchacha y salió de su habitación en dirección hacia la cocina para preparar el desayuno.
Una vez llegó allí, se paró a pensar que la haría para desayunar. Se decantó por unas tostadas, una taza de café y un zumo de naranja natural. No es que fuese muy bueno en la cocina que digamos, por ello decidió no arriesgarse por no quemar el desayuno. Quería que saliese todo perfecto y tener un mínimo detalle con la chica a la que amaba.
Mientras se dedicaba a tostar las rebanadas de pan queriendolas dar ese dorado perfecto de cafetería, asomó por la puerta una cabeza rubia mientras que se frotaba los preciosos ojos mar que daban muestras de cansancio.

-Buenos días Armin- saludó el castaño con una gran sonrisa y de forma enérgica.

-Buenos días Erencito mío.- dijo el blondo bostezando pero riendose a la vez.- ¿Qué tal has dormido con ______ entre tus brazos?-cuestionó con un tono picarón.

-Anda que eres idiota, sigue aún dormida abrazada a las sábanas y a la almohada.- dijo el de orbes esmeralda mostrando felicidad y dejando ver aquel brillo en sus ojos que decía estar enamorado. -Me encanta verla dormir, parece un ángel-

-Tu ángel.- recalcó Armin mientras removía su café.

-Ya podría ser así.- habló en otro chico acabando de hacer el desayuno para la joven. Depósito todos los alimentos en una bandeja de tablas de madera marrón chocolate y marchó hacia su habitación.
Entró por la puerta, dejó la bandeja en la mesilla de noche al lado de su cama y se dirigió hacia ________. Comenzó a mover su hombro con delicadeza en un intento por despertarla mientras susurraba su nombre, pero la chica hacia caso omiso de sus llamados.

-________, llegas tarde al instituto.- dijo con la mayor seriedad posible en su voz procurando que ninguna risita se le escapasa.
_______ se levantó de un brinco mientras el chico se reía a carcajadas.

-No te rías idiota..., encima estamos a saba...-no finalizó la frase debido a que tropezó con una prenda del chico que se encontraba en el suelo, haciendo a esta caer encima del castaño a escasos centímetros de sus labios.

"Collide with the sky" [ErenxReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora