Demencial Esclavitud

Demencial cambio

Nos quedamos en un momento muy extraño y para entenderlo bien lo mejor sería retroceder un poco y verlo desde otra perspectiva...

Narra Flug:

F: Ya me tienen arto... Todos me tienen arto.

Caminaba con gran rabia por los pasillos, no quería saber nada más de nadie.

F: No pienso aguantar ni un poco más de esto.

Llegué a mí laboratorio y tome unas cuantas cosas demaciado alterado.

F: Malditos imbéciles... Voy a... Voy a...

En ese momento me detuve, me di cuenta de que estaba actuando sin pensar.

F: Voy a... ¿Qué carajos voy a hacer?.

Respire profundamente y me senté intentando aclarar mi cabeza.

F: ¿Qué diablos estoy haciendo?... ¿Qué se supone que iba a hacer tomando la pistola de dardos?.

Deje la pistola en la mesa y me servi un baso de agua.

F: Debería solo calmarme y ya. No tengo que dejar que me afecte lo que digan los de-.

Cobarde...

F: ¿Q-qué?.

Cobarde...

F: Basta... Ya basta.

Eres un patético... debilucho...

Tape mis oídos, intentaba dejar de escuchar esas malditas voces pero las escuchaba en mi cabeza más y más fuerte.

F: Silencio.

Eres patético... Un ratoncito...

F: ¡Callense!.

No tienes valor... Solo sirves para ser usado...

F: ¡Suficiente!.

Volví a tomar el arma y la guarde en mi ropa.

F: ¡A la mierda todo, voy a hacer esto a las malas!.

Salí del laboratorio con un bolso en el cuál llevaba un par de cosas de trabajo... Y algunas cosas más.

F: No volverán a denigrarme, nunca más.

Aunque estuviera furioso algo dentro de mí me decía que tenía que controlarme y seguía haciéndolo hasta que llegué a mi cuarto.

F: No quiero que me molesten.

Cerré la puerta. Estando alterado y con las ideas hechas un nudo me senté en la cama para ponerme a leer un poco en mi teléfono.

F: (Al fin actualizaron "El amor de papá").

Entre tanto enojo y un tan mal día al fin había algo bueno. Me entretuve leyendo y pude calmarme un poco.

F: (Quizás... Quizás me enfade demaciado).

Mi calma no duró mucho pues puse escuchar alguien queriendo abrir mi puerta.

F: (Creo que es obvio quién es).

D: ¡Oooohh no te saldrás con la tuya!.

Abrió mi puerta a la fuerza y si que se veía enfadada.

D: ¡Así te quería agarrar!.

Comenzamos a discutir, intentaba estar tranquilo y no descontrolarme pero Demencia parecía demasiado empeñada en enloquecerme.

D: No puedo creerlo. ¿El cobrarde me está queriendo dar una orden? ¡Jajaja!.